El descanso del afligido
La pel¨ªcula discurre por el tortuoso universo de unos seres a la deriva No encuentran acomodo en un mundo que no les pertenece
Cada d¨ªa tenemos casos similares en los medios de comunicaci¨®n y, con toda probabilidad, tambi¨¦n entre sus amigos o sus vecinos. Sucesos luctuosos que provocan la gran pregunta: ?ser¨¢ capaz la justicia de resarcir a la v¨ªctima superviviente o a la familia del fallecido con una pena proporcional al delito cometido? Una cuesti¨®n tan antigua como el Derecho Natural y que, en los ¨²ltimos a?os, ha venido tratando el cine, con m¨¢s trazo grueso que complejidad, en pel¨ªculas como La extra?a que hay en ti (Neil Jordan, 2007) o Un ciudadano ejemplar (F. Gary Gray, 2009) y en la que reincide La venganza del hombre muerto, primera experiencia americana del dan¨¦s Niels Arden Oplev, director de la primera entrega n¨®rdica de la saga Millennium, aunque esta vez desde una perspectiva algo distinta, pues m¨¢s que reflexionar sobre el concepto de justicia, lo hace desde la casi m¨¢s trascendente ¨®rbita del descanso moral del afectado. En otras palabras: ?acudir no ya a la ley del Tali¨®n sino a la a¨²n m¨¢s desorbitada venganza privada, antecedente romano del ojo por ojo, calma la sed de venganza? ?O esa sed lo que acrecienta es la imposibilidad de salir de un t¨²nel en el que nos han metido otros, pero en el que no dejamos de cavar hacia dentro en lugar de hacia fuera?
La venganza del hombre muerto
Direcci¨®n: Niels Arden Oplev.
Int¨¦rpretes: Colin Farrell, Noomi Rapace, Terrence Howard, Isabelle Huppert, Dominic Cooper.
G¨¦nero: thriller. EE UU, 2013.
Duraci¨®n: 118 minutos.
Con un muy buen reparto, comandado por Colin Farrell y Noomi Rapace, y en el que la presencia casi testimonial de secundarios como Isabelle Huppert o F. Murray Abraham avala el inter¨¦s inicial del proyecto, La venganza del hombre muerto discurre por el tortuoso universo de unos seres a la deriva que, laminados por el dolor, no encuentran acomodo en un mundo que ya no les pertenece. Oplev casi siempre encuentra el tono intimista, el color fotogr¨¢fico (ocres, principalmente) y la calma narrativa perfectos para relatar el clima de desesperaci¨®n de los personajes. Sin embargo, el guion de J. H. Wyman, forjado en la serie de televisi¨®n Fringe, se empe?a en cierta espectacularidad de la parafernalia vengativa, en perjuicio de la verosimilitud y, sobre todo, de la trascendencia de cada uno los actos. Lo que lleva a que, frente a un desenlace excesivamente estramb¨®tico en lo f¨ªsico, aunque muy acorde en el plano moral, los mejores momentos del relato se encuentren en la profundidad de la mirada de dos sombras derrotadas, a las que se les niega la esperanza de la paz, hagan lo que hagan, ellos y la justicia.
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