V¨ªa libre para el Museo Munch de Juan Herreros en Oslo
La neutralidad, el di¨¢logo y la vocaci¨®n de servicio anuncian una nueva era muse¨ªstica
La espera que ha padecido el proyecto de Juan Herreros para el futuro Museo Munch de Oslo podr¨ªa marcar un cambio en la relaci¨®n entre arquitectura y espect¨¢culo y en el binomio servicio y ciudad. Tras cuatro a?os de espera y discusiones pol¨ªticas no se podr¨¢ decir que el del arquitecto madrile?o sea un proyecto precipitado. Al contrario que tantos centros de arte, que abrieron sus puertas sin colecci¨®n fija y sin posibilidad de mantener un programa de exposiciones temporales s¨®lido, la galer¨ªa del pintor noruego nacer¨¢ por la falta de espacio del antiguo centro donde se expon¨ªan dos versiones del famoso grito expresionista.
Las razones que hay detr¨¢s del nuevo edificio son concretas. Empiezan con una acuciante necesidad espacial: m¨¢s salas para la colecci¨®n que atesora el centro, m¨¢s estancias para hacer de ¨¦l un destino cultural amplio capaz de mostrar el trabajo de otros artistas y una mayor infraestructura para acoger otros aspectos sociales que alimentan la vida y la financiaci¨®n en los museos.
Los argumentos a favor del futuro museo, que est¨¢ previsto inaugurar a finales de 2017, contin¨²an con la propuesta de una mudanza: la nueva galer¨ªa crecer¨¢ a la par que el barrio cultural de Bj?rvika, en el centro y junto al fiordo de Oslo, donde la nueva ¨®pera ya ocupa los muelles del antiguo puerto industrial.
Pero m¨¢s all¨¢ de combinar la actualizaci¨®n de la antigua pinacoteca de 1963 con la oportunidad de una mudanza, el nuevo edificio enviar¨¢ un mensaje sobre la relaci¨®n entre arquitectura y ciudad: ¡°El Museo Munch ser¨¢ dif¨ªcilmente superable en la relaci¨®n costes, calidad y posibilidades¡±, esgrimi¨® ayer Stian Rosland, el presidente del consejo municipal de Oslo, cuando comunic¨® la decisi¨®n, consensuada entre varios partidos, de construir, finalmente, el proyecto del arquitecto espa?ol.
El estudio Herreros Arquitectos gan¨®, en 2009, un concurso para idear el museo. Frente al griter¨ªo de los centros culturales erigidos en la ¨²ltima d¨¦cada, su edificio defend¨ªa el paso atr¨¢s, la contenci¨®n. M¨¢s all¨¢ de apostar por la neutralidad y la sobriedad con un inmueble de hormig¨®n forrado de vidrio ondulado y ligeramente inclinado con un gran mirador sobre el fiordo, su proyecto propon¨ªa un traslado: llevar a Munch junto al agua y? a la nueva ¨®pera de la ciudad para ayudar a crecer al barrio de Bj?rvica, la zona de expansi¨®n tur¨ªstica y cultural que est¨¢ sustituyendo el antiguo puerto industrial de la capital. Ayer, a punto de inaugurar la muestra que conmemora el 150? aniversario del nacimiento de Edvard Munch, el Ayuntamiento de Oslo logr¨® el consenso para poder hablar no solo del pasado sino tambi¨¦n del futuro del autor de El Grito.
2013 fue declarado, en Noruega, el a?o Munch. Estaba previsto que, precisamente este a?o, el pintor de angustias, miedos y melancol¨ªas expresionistas tuviera listo su nuevo museo. En lugar de esa inauguraci¨®n, llega este a?o el anuncio de la construcci¨®n de esa futura galer¨ªa. Herreros present¨® recientemente el libro Dialogue Architecture en el que aboga por ¡°evitar complejidades innecesarias¡± con una arquitectura ¡°fruto del di¨¢logo¡± entre todas las partes implicadas, es decir: entre toda la sociedad. El di¨¢logo entre los partidos que ha logrado reavivar la construcci¨®n de su proyecto en Oslo le ha dado la raz¨®n. El futuro Museo Munch no gritar¨¢ en el centro de la ciudad, custodiar¨¢ dos versiones de un grito m¨¢s peque?o, pintadas por Edvard Munch para ser vistas, y escuchadas, por los futuros visitantes.
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