Fallece Gandolfini: ¡°Sue?o con la ley Rico¡±
La serie 'Los Soprano' revolucion¨® la historia de la televisi¨®n con una historia que delataba la fascinaci¨®n social por la mafia
Las dos grandes epopeyas de la mafia estadounidense, El padrino y Uno de los nuestros, arrancan en los a?os dorados del crimen organizado, cuando los chicos listos campaban a sus anchas en todos los sectores econ¨®micos, pod¨ªan permitirse el lujo de renunciar al tr¨¢fico de drogas y hasta el mism¨ªsimo director del FBI, el todopoderoso John Edgar Hoover, negaba su existencia. Sin embargo, todo cambi¨® con la llamada ley RICO (Organizaciones Influidas por G¨¢nsteres y Corruptas) que permit¨ªa perseguir a los mafiosos por el s¨®lo hecho de serlo: pertenecer a una organizaci¨®n criminal sin que se hubiesen logrado probar otros cr¨ªmenes ya era un delito. La condena en 1992 de John Gotti, el Don de Tefl¨®n de la mafia neoyorquina (apodo que se gan¨® por su capacidad para que la justicia le resbalase), el asesino de trajes impecables de mil d¨®lares, marc¨® un antes y un despu¨¦s. Los Soprano transcurre en ese periodo. ¡°Tengo pesadillas con Rico¡±, le dice Tony Soprano a la doctora Melfi.
El enorme ¨¦xito alcanzado por Los Soprano en 1999 no s¨®lo se debi¨® a que abri¨® una nueva era en la historia de la televisi¨®n, con las series arrebat¨¢ndole a Hollywood el protagonismo en la vanguardia creativa audiovisual; sino a la propia historia que narraba y al magnetismo de su protagonista, James Gandolfini, el extraordinario actor fallecido esta madrugada en Roma. Los Soprano son g¨¢nsters de medio pelo, la mayor¨ªa de ellos con problemas para llegar a fin de mes. En una entrevista con este diario con motivo de su estreno en Espa?a, David Chase relataba que la serie reflejaba la miserable estructura del crimen organizado: profundamente jerarquizado, de soldados a capitanes. Todo el mundo debe entregar a su jefe y al jefe de su jefe una cantidad al mes. El precio por no conseguir el sobre pasa por un despido en forma de asesinato. Es una estructura que no permite la debilidad, ni la piedad. Con la polic¨ªa siempre encima, cualquier debilidad puede ser aprovechada para convertir al mafioso en un sopl¨®n: por eso no se pueden perdonar.
Con problemas familiares y laborales, obsesionado por el FBI y por las luchas de poder en su organizaci¨®n, Los Soprano arranca con los ataques de p¨¢nico de Tony, que finalmente acaba visitando a una psiquiatra, la doctora Melfi, interpretada por Lorraine Bracco, una de las protagonistas de Uno de los nuestros. ¡°A pesar de su violencia, la gente se identifica con el personaje porque no hace las cosas sin raz¨®n, no es un psic¨®pata. No quiero decir que le justifique¡±, explicaba James Gandolfini en aquella entrevista en grupo, celebrada en un hotel de Par¨ªs. ¡°El ¨¦xito se debe a los personajes, a que habla de situaciones reales. Todo el mundo tiene una madre que le vuelve loco¡±.
Los Soprano es una tragedia americana cuyos protagonistas carecen de la grandeza ¨¦pica de los Corleone. Pero tal vez por eso fascinaron a millones de espectadores durante seis temporadas y media. Y tambi¨¦n atrajeron a los propios mafiosos: el FBI cont¨® que sus escuchas detectaron que la Mafia de Nueva Jersey comentaba a la ma?ana siguiente cada cap¨ªtulo. Las palabras de Gandolfini tambi¨¦n reflejan otro de los grandes motivos del ¨¦xito de Los Soprano: nuestra ambivalencia moral hacia sus protagonistas. La serie de David Chase, como las pel¨ªcula de Scorsese o Coppola, logran que nos pongamos de parte de los mafiosos (o al menos de casi todos, exceptuando a los personajes que interpreta Joe Pesci, que superan todos los l¨ªmites, incluso para el espectador m¨¢s entregado) pese a que nos muestran lo que son: asesinos sin piedad y sin complejos.
Tony llega a matar a un sopl¨®n, al que estrangula con un cable, cuando va con su hija a visitar universidades y se lo cruza por casualidad. Hasta el propio Roberto Saviano, el periodista italiano que vive escondido tras haber sido condenado a muerte por la Camorra napolitana, ha entrado esta ma?ana en ese debate en Twitter al reconocer la calidad de la serie."No hay pel¨ªculas que ayudan a la mafia, s¨®lo filmes buenos o malos. Los Soprano es una obra maestra y Gandolfini un int¨¦rprete genial". Pocos actores ser¨ªan capaces de componer un personaje tan complejo, tan sutil en su brutalidad sin l¨ªmites. James Gandolfini nos deja como legado una serie a la altura de los grandes cl¨¢sicos de la cultura estadounidense pero tambi¨¦n un viaje a nuestros rincones m¨¢s oscuros: la inagotable fascinaci¨®n por el mal.
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