¡®Rayuela¡¯, ?cursi o cl¨¢sico?
Escritores hispanohablantes de varias generaciones analizan Rayuela, de Cort¨¢zar, que hoy cumple 50 a?os Cristina Peri Rossi: ¡°Acert¨® a retratar la sensibilidad de la generaci¨®n del 68¡±. Dami¨¢n Tabarovsky: ¡°Naci¨® cursi, llena de recursos demag¨®gicos¡±.
En una carta de 1958, Julio Cort¨¢zar cuenta que ha terminado la novela Los premios y que piensa en otra m¨¢s ambiciosa que ser¨¢, se teme, ¡°bastante ilegible¡±, una especie de ¡°resumen de muchos deseos, de muchas nociones, de muchas esperanzas y tambi¨¦n, por qu¨¦ no, de muchos fracasos¡±. Un a?o m¨¢s tarde dice que est¨¢ escribiendo una antinovela. M¨¢s tarde dir¨¢ que prefiere el t¨¦rmino contranovela. Aun en estado embrionario Rayuela gener¨® un sinf¨ªn de definiciones a cargo de su propio autor: libro infinito, gigantesca humorada, bomba at¨®mica, grito de alerta, el agujero negro de un enorme embudo¡ Luego llegar¨ªan esos lectores que el escritor nunca quiso pasivos. .
Mandala pop. Igual que Julio Denis fue el pseud¨®nimo con el que Cort¨¢zar (1914-1984) public¨® su primer libro en 1938 -Presencia, un conjunto de sonetos-, Mandala fue el primer t¨ªtulo que le puso a Rayuela ¡°hasta casi terminado¡±. El definitivo le pareci¨® m¨¢s modesto y comprensible sin necesidad de conocer ¡°el esoterismo b¨²dico o tibetano¡±. Adem¨¢s, eran lo mismo: ¡°una rayuela es un mandala de-sacralizado¡±. En algunas cartas la llama La rayuela.
Rayuel-o-matic. Rayuela est¨¢ formada por 155 fragmentos que el lector puede combinar a su antojo. Adem¨¢s del orden en el que se edita habitualmente, Cort¨¢zar -que empez¨® el libro redactando el actual fragmento 41?- incluy¨® en las primeras p¨¢ginas un ¡°tablero de direcci¨®n¡± que arranca en el 73?. Adem¨¢s, en La vuelta al d¨ªa en ochenta mundos (1967) recogi¨® la descripci¨®n del Rayuel-o-matic, una m¨¢quina para leer Rayuela inspirada en las m¨¢quinas ¡°c¨¦libes¡± de Marcel Duchamp y Raymond Roussel.
Apocalipsis de san Julio. Cuando de public¨® en 1963 unos dijeron que era un libro desvergonzado y otros lo acusaron de europeizante; alguien afirm¨® que era la declaraci¨®n de independencia de la novela latinoamericana y alguien m¨¢s que si dentro de ella El siglo de las luces ¨Cpublicado por Alejo Carpentier un a?o antes- era el g¨¦nesis, Rayuela era el apocalipsis.
El libro del 68. Por tel¨¦fono, desde su casa de Barcelona, Cristina Peri Rossi (Montevideo, 1941), amiga de Cort¨¢zar, explica qu¨¦ supuso Rayuela para la gente que ten¨ªa poco m¨¢s de 20 a?os cuando se public¨®: ¡°Es la novela emblem¨¢tica de la gente del 68. La le¨ªmos con el tel¨®n de fondo de los movimientos revolucionarios en Europa y Am¨¦rica Latina. Toda una generaci¨®n se identific¨® con el libro. Todas las mujeres quer¨ªan ser la Maga. Todos quer¨ªan vivir en Paris y Buenos Aires. Acert¨® a retratar una sensibilidad. Es cierto, ten¨ªamos 20 a?os, hoy tenemos 70 y muchos han traicionado esos valores. Un amigo pintor argentino me dec¨ªa hace poco que ya no se identificaba con Rayuela. Yo le respond¨ªa: ¡®Porque en el 63 ten¨ªas 20 a?os, eras pobre y revolucionario; ahora eres famoso, burgu¨¦s y te hacen exposiciones retrospectivas¡¯. ?Que el mundo ya no es as¨ª? Tampoco es como la Troya de Virgilio. Si hubiera que dar un libro a los marcianos para explicarles c¨®mo era el mundo en esos a?os les dar¨ªa Rayuela¡±. Y pasa de la sociolog¨ªa a la literatura: ¡°En Rayuela cristalizaron rupturas de la estructura y el lenguaje que ven¨ªan de antes (de Mallea, de Arlt) pero que hab¨ªan naufragado. Adem¨¢s, dentro de la vieja pol¨¦mica latinoamericana entre literatura rural y urbana, Rayuela es la novela urbana por excelencia. En literatura no hay progreso, pero fue un hito. Claro que se puede escribir como antes de Rayuela, pero ser¨¢n eso, novelas de antes de Rayuela¡±.
Cataclismo para j¨®venes indignados. Jos¨¦ Mar¨ªa Guelbenzu (Madrid, 1944), que relee estos d¨ªas Rayuela, cuenta que la ley¨® en uno de los primeros ejemplares que llegaron a Espa?a: ¡°Yo era un joven escritor indignado con el mundo literario espa?ol, que era oficial, realista, barroco o social. En ese contexto, Rayuela fue un cataclismo, el encuentro con la libertad de la literatura. En El mercurio (1968) hay un homenaje a Cort¨¢zar y otro a Joyce, los dos autores que me abrieron el mundo a algo distinto que la alicorta tradici¨®n espa?ola. La apertura a un mundo que no tiene confines. Es un acto literario total, una muestra de anarquismo literario en el que se da la unidad entre fondo y forma. Adem¨¢s, desencadena el gran movimiento hacia el lector, le obliga a construir la novela¡±. Y de la literatura a la sociolog¨ªa: ¡°Hay quien dice que fue un libro de su momento, que no es una novela sino un mont¨®n de cosas juntas. No estoy de acuerdo. El hombre contempor¨¢neo pisa el terreno de la inseguridad y Rayuela es la respuesta y la resistencia a esa inseguridad, el relato de una vida a trav¨¦s del desorden y la mitoman¨ªa, un viaje sentimental en busca de la lucidez. Por eso gusta tanto a los j¨®venes, sigue siendo una obra maestra y hoy sigue siendo rompedora¡±.
Un juguete sofisticado. A Agust¨ªn Fern¨¢ndez Mallo (A Coru?a, 1967) le faltaban cuatro a?os para nacer cuando se public¨® Rayuela. No la ha vuelto a leer entera desde la primera vez pero de cuando en cuando hace ¡°catas selectivas¡±. Conclusi¨®n: ¡°funciona muy bien a trozos, tienen una entidad po¨¦tica al margen de la narrativa¡±. En su opini¨®n, la novela de Julio Cort¨¢zar ¡°abri¨® una v¨ªa al experimentalismo y al uso de la cultura popular sin tapujos, sin esa condescendencia que se usa para quedar bien. En Cort¨¢zar era algo vivido, real, no un artefacto montado ad hoc. Su influencia la admite la mayor¨ªa de los escritores espa?oles de mi generaci¨®n¡±. ?Es un libro de su momento, es decir, de hace ya medio siglo? ¡°En los sesenta se ley¨® en una clave pol¨ªtica ¨Csobre el exilio y el desarraigo- que se fue desdibujando con el tiempo, pero en estos tiempos convulsos podr¨ªa rehacerse perfectamente esa lectura pol¨ªtica y funcionar¨ªa¡±.
Mercedes Cebri¨¢n (Madrid, 1971) tampoco la ha vuelto a leer desde que lo hizo a los 17 a?os, por eso insiste en que sus comentarios se refieren a aquella primera impresi¨®n. Ahora, dice, est¨¢ curada de espanto, ¡°vieja¡± (?), no querr¨ªa parecer na?f. ?Y a los 17? ¡°Rayuela es una novela de formaci¨®n esencial para un escritor en lengua castellana. Aprendes de todo, carpinter¨ªa, bricolaje. Ense?a tambi¨¦n que la literatura no es solo seriedad, que puede ser un juego, que en una novela cabe lo que t¨² quieras. Me da pena pensar que ya no la podr¨ªa releer con la ilusi¨®n del descubrimiento. Tambi¨¦n un juguete sofisticado muy ¨²til para bajarles los humos a los descubridores permanentes de artefactos que piensan que lo ¨²ltimo de lo ¨²ltimo es decirle a alguien en la p¨¢gina 10, pase a la p¨¢gina 48¡±.
Contra Rayuela. Desde la Argentina, por correo electr¨®nico, Dami¨¢n Tabarovsky (Buenos Aires, 1967) rompe contundentemente la devoci¨®n cortazariana: ¡°?En qu¨¦ momento Rayuela se convirti¨® en un libro le¨ªdo en la adolescencia y nunca jam¨¢s en la adultez? O m¨¢s a¨²n, ?en qu¨¦ momento pas¨® a ser un texto adolescente? No lo s¨¦. S¨¦, en cambio, que para m¨ª, y para muchos de mi generaci¨®n Cort¨¢zar significa esa ¨¦poca de la vida en que nos pasan cosas vergonzantes: decir que nos gustaba Cort¨¢zar es una de esas. De hecho, a m¨ª nunca me pas¨®, pero s¨ª me ocurri¨® con Roberto Fontanarrosa, que vendr¨ªa a ser lo mismo, pero peor. Para m¨ª, y a para muchos de mi generaci¨®n, Rayuela naci¨® ya cursi, remanida, llena de recursos demag¨®gicos, y, casi me animar¨ªa a decir, sociol¨®gica: encarna ¨Cigual que S¨¢bato en otro extremo- el gusto de una clase media urbana argentina que se imaginaba en ascenso social, que supon¨ªa que, v¨ªa a Cort¨¢zar y otros como ¨¦l, acced¨ªa a la alta cultura, a la divulgaci¨®n de la vanguardia francesa, al ¨²ltimo grito de la moda de la novela moderna. Tambi¨¦n expresa el ¨²ltimo estertor en que Par¨ªs se pensaba a s¨ª misma ¨Cy las clases medias argentinas lo cre¨ªan- como la capital cultural del mundo. Todo eso termin¨®, y ahora la clase media argentina sue?a con ir de compras a Miami. Y la literatura ya no le importa a nadie¡±.
De cronopio a cl¨¢sico. Alfaguara acaba de publicar una edici¨®n conmemorativa de Rayuela que incluye una selecci¨®n de cartas de Cort¨¢zar en torno a su escritura, publicaci¨®n y recepci¨®n.
En 1991 Julio Ortega y Sa¨²l Yurkievich publicaron una monumental edici¨®n cr¨ªtica en la colecci¨®n Archivos de la Unesco.
Tres a?os antes la editorial C¨¢tedra hab¨ªa publicado una edici¨®n de la novela en su colecci¨®n de cl¨¢sicos Letras Hisp¨¢nicas a cargo de Andr¨¦s Amor¨®s, que recuerda ahora que aquel trabajo fue el fruto de su admiraci¨®n por un libro del que lleg¨® a saberse fragmentos de memoria. ¡°Apenas ¨¦l le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el cl¨¦miso y ca¨ªan en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes¡¡± recita por tel¨¦fono citando el arranque del 68, escrito en g¨ªglico, un lenguaje inventado por Cort¨¢zar que lleva al extremo su experimentalismo. Amor¨®s fue uno de sus primeros defensores en Espa?a y no se cansa, dice, de leer Rayuela, pero avisa respecto al humor, el juego y la iron¨ªa que contienen sus p¨¢ginas: ¡°No se puede hacer escuela de eso¡±.
En 1962, en una carta, Julio Cort¨¢zar escribi¨®: ¡°Nadie es cl¨¢sico si no quiere. Los profesores pueden pegarle la etiqueta, pero ¨¦l (y sus libros) le escupen encima. Yo soy siempre el mismo desconcertado cronopio que anda mirando las babas del diablo en el aire, y que reci¨¦n a los veinte mil kil¨®metros descubre que no ha soltado el freno de mano¡±.
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