Un lujo de novillos
La noviller¨ªa actual est¨¢ formada en un plan de estudios sin lecciones de codicia. Ayer no estuvo ayer a la altura de los novillos
Sin las magras con tomate y el jolgorio ruidoso de las pe?as, Pamplona es un suced¨¢neo de San Ferm¨ªn; una plaza m¨¢s, triunfalista y anodina, en la que se conceden inmerecidas orejas como churros. Con los mozos, es otra cosa; molestan, pero son divertidos. Ellos son la esencia.
Algo parecido sucede con los toros; si ellos, la fiesta no es posible, y se torna en un espect¨¢culo trasnochado y sopor¨ªfero; pero, amigo, cuando aparecen por los chiqueros novillos como los de Parralejo, de muy seria presencia, encastados, codiciosos y nobles, todo cambia. Hasta los toreros, incluidas las cuadrillas de a pie y a caballo, pierden los papeles, dan la impresi¨®n de no enterarse de nada y pasan de puntillas un mal trago que debieron convertir en triunfo clamoroso.
El triunfador de la tarde fue Posada de Maravillas, que cort¨® las dos orejas del encastado y noble sexto al que hizo una faena irregular
Es decir, que los toros, como los mozos, molestan, pero sin ellos, la fiesta carece de sentido. Asunto distinto es si el p¨²blico se entera o no del suceso; si los j¨®venes novilleros llegan a entender que han estado muy por debajo de la novillada; si los enga?an los que los rodean o les cantan la verdad.
Porque en la novillada inaugural de la feria de Pamplona triunfaron los toros, un aut¨¦ntico lujo, aunque las orejas las pasearan dos que vest¨ªan de oro. Ninguno de los dos las merecieron, y lo malo es que, quiz¨¢, nunca lleguen a saberlo.
Parralejo hubiera alcanzado un triunfo de ¨¦poca si los novillos hubieran acudido con m¨¢s codicia y fijeza a los caballos, lo que, quiz¨¢, hubiera sido posible en algunos casos sin la manifiesta inoperancia de los picadores; si hubieran brillado en el tercio de banderillas, en el que, con la excepci¨®n de Venturita, ning¨²n hombre estuvo a la altura de lo requerido; y no digamos si los tres novilleros hubieran dedicado su afici¨®n y conocimientos a parar, templar y mandar en lugar de dar miles de trapazos. Pero, ya se sabe: en cuanto sale un novillo encastado se olvida todo lo aprendido y el animal impone su mando. Y quede claro en este caso que la casta estaba bien untada de nobleza y calidad.
Pero no hubo manera. La noviller¨ªa actual est¨¢ formada en un plan de estudios en el que no hay lecciones de codicia. Y algo m¨¢s: no bastan el pundonor y la entrega cuando falla la personalidad; no bastan las maneras artistas cuando no hay mando.
A Rafael Cerro, valeroso y entregado, firme y experimentado, le falt¨® sosiego, temple y hondura. Se le ve toreado, no le faltan ganas, pero su manifiesta habilidad carece de emoci¨®n. Adem¨¢s, se transforma a la hora de montar el estoque, y solo la benevolencia presidencial evit¨® que sonara el tercer aviso en su segundo novillo. El chaval qued¨® preso de la desolaci¨®n y no era para menos.
El triunfador de la tarde fue Posada de Maravillas, que cort¨® las dos orejas del encastado y noble sexto al que hizo una faena irregular, carente de profundidad, tan desbordante de simpat¨ªa del muchacho como ayuna de aroma, y en la que destac¨® la calidad del novillo. El, y no el torero, mereci¨® los trofeos. Le sobran a Posada maneras sensibles, pero todo no consiste en ponerse bonito con una sonrisa de oreja a oreja. Es cierto que est¨¢ en los inicios de una esperanzadora carrera, pero no es bueno que lo enga?en.
Y los navarros arroparon a su paisano, Javier Ant¨®n, poco placeado, justo de valor, de maneras ventajistas y muy despegado en su interpretaci¨®n del toreo. Le toc¨® el mejor novillo, el primero, y solo se pudo mostrar voluntarioso; al cuarto lo mat¨® menos mal que al que abri¨® plaza y su gente le dijo una mentira piadosa: le regal¨® una oreja. Este domingo hace el pase¨ªllo en las Ventas; ah¨ª no estar¨¢n los navarros¡ Menuda papeleta¡
PARRALEJO / ANT?N , CERRO, POSADA
Novillos de Parralejo, muy bien presentados, mansos en los caballos y nobles y encastados en el tercio final. Todos de buena nota a excepci¨®n del tercero, soso y descastado.
Javier Ant¨®n: tres pinchazos y estocada baja _aviso_ (silencio); pinchazo y media ladeada (oreja).
Rafael Cerro: estocada perpendicular, un descabello _aviso_ y un descabello (vuelta); dos pinchazos, media, un descabello _aviso_, dos descabellos _2? aviso_ y tres descabellos (ovaci¨®n).
Posada de Maravillas: estocada (silencio); estocada baja (dos orejas). Sali¨® a hombros por la puerta grande.
Plaza de Pamplona. 5 de julio. Primer festejo de feria. Tres cuartos de entrada.
Babelia
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