Insustancialidad
Ya se sabe que los tendidos de esta plaza est¨¢n m¨¢s atentos al ruido y a las viandas que a la pureza. Pero esta vez, lo insustancial sucedi¨® en el ruedo
La corrida, toda ella, careci¨® de sustancia, que es algo as¨ª como el fondo y la esencia. Ya se sabe que esta plaza est¨¢ m¨¢s atenta al ruido y a las viandas que a la pureza del espect¨¢culo. Pero eso ocurre en los tendidos; ayer, lo insustancial sucedi¨® en el ruedo.
La corrida, por ejemplo, tuvo fachada y poco m¨¢s. Con las fuerzas muy justas, ¡ªotra tarde m¨¢s holgaron los picadores¡ª, los toros derrocharon nobleza ¡ªraz¨®n por la cual los eligen las figuras¡ª y carecieron de casta, de raza, de codicia¡
Ficha
EL PILAR / MU?OZ FRAILE. PADILLA, EL JULI, FORTES
Cuatro toros de El Pilar, y dos, ¡ªsegundo y sexto¡ª de Mu?oz Fraile, bien presentados, muy blandos, nobles y faltos de casta. Deslucido el sexto.
Juan Jos¨¦ Padilla: media tendida y un descabello (silencio); estocada ca¨ªda, un descabello y el toro se echa (ovaci¨®n).
El Juli: casi entera (oreja); pinchazo, media estocada y dos descabellos (silencio). Jim¨¦nez Fortes: media estocada (oreja); media tendida y dos descabellos (silencio)
Plaza de Pamplona. 12 de julio. Sexta corrida de feria. Lleno.
Y la terna de toreros, insustancial hasta la desesperaci¨®n.
Seguro que ser¨¢ ciencia-ficci¨®n, pero ser¨ªa bueno que un d¨ªa, un hombre de estos al que se considera maestro, dijera no, no me merezco la oreja y me niego a salir a hombros porque mi labor ha sido insulsa, aunque los pa?uelos opinen lo contrario. Ser¨ªa bueno para ¨¦l y para la fiesta, que ganar¨ªa la credibilidad que est¨¢ perdiendo a toda prisa.
Ayer, si El Juli no canta la gallina a la hora de matar al quinto ech¨¢ndose fuera con descaro, corta la oreja de ese toro y lo sacan a hombros por la puerta grande como si tal cosa. Pues es de suponer que el se?or Juli¨¢n sabe que su actuaci¨®n ni fue de oreja en su primero, ni lo fue en su segundo, y, por supuesto, no hizo m¨¦rito alguno para salir a hombros.
Pero ¨¦l, que tanto dice defender la fiesta, estaba dispuesto a pasar por alto estas menudencias. ?Incre¨ªble¡!
Su tauromaquia ante el primero, flojo y descastado, fue anodina e insulsa; todos los pases los dio muy despegado del toro y cit¨® siempre fuera de cacho. La estocada provoc¨® una hemorragia que precipit¨® la muerte del toro, y el torero pase¨® una oreja tan campante. En el otro, noblote y soso, se despeg¨® y aceler¨® a¨²n m¨¢s, y si no llega a ser por la p¨¦sima forma de matar¡ En fin, que, si tanto ama la fiesta, ser¨ªa bueno que un d¨ªa renunciara a las orejas regaladas quien, como ¨¦l, no las necesita.
Otra oreja insustancial le concedieron al joven Jim¨¦nez Fortes, animoso y valent¨ªsimo toda la tarde, pero su labor como enfermero cari?oso ante el nobil¨ªsimo tercero no justific¨® ni la vuelta al ruedo. Pero el chaval se hinc¨® de rodillas al final de faena para torear por redondos, y la plaza se vino abajo. Total, que tuvo buenos detalles y poco m¨¢s. Ante el sexto, el toro que se ceb¨® por la ma?ana con un mozo en la calle Estafeta, el m¨¢s deslucido del encierro, demostr¨® que le sobra valor. Cuando ten¨ªa otra oreja inmerecida en la mano, no mat¨® bien, y su gozo qued¨® en un pozo.
Y el ¨ªdolo y el protagonista de esta feria, Juan Jos¨¦ Padilla, no tuvo su tarde. Es todo coraz¨®n, pero entre la poca clase del primero de la tarde y la suya propia, todo qued¨® para lo que sucediera en el cuarto. Y en ese toro, noble y soso, estuvo tan f¨¢cil como superficial, y sus devotos prefirieron la op¨ªpara merienda antes que aguantar pases y m¨¢s pases insustanciales.
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