El viaje de la jirafa
El relato peca a ratos de cierto didactismo, pero fluye con la elegancia y la fuerza de un ¨¢lbum de historieta franco-belga
Basada en la historia real de la primera jirafa exhibida en el parisino Jardin des Plantes ¡ªun regalo del virrey egipcio al rey de Francia en 1827 para recabar ayuda en la guerra contra los turcos¡ª, Zarafa supone el debut en la animaci¨®n de R¨¦mi Bezan?on, responsable de Un amor de altura (2005) y Un feliz acontecimiento (2011), que ha contado para este tr¨¢nsito ¡ªbastante afortunado, por cierto¡ª con la colaboraci¨®n y coautor¨ªa de Jean-Christophe Lie, supervisor de animaci¨®n de Bienvenidos a Belleville (2003) formado en la escuder¨ªa Disney. La labor de Lie ¡ªcolaborador en una de las perlas m¨¢s raras de la reciente animaci¨®n espa?ola: la on¨ªrica Nocturna (2007) de Adri¨¤ Garc¨ªa y V¨ªctor Maldonado¡ª garantiza la solidez formal de la propuesta, al tiempo que Bezan?on se suma a la ya notable lista de cineastas de imagen real que, en los ¨²ltimos a?os, han querido tener su pel¨ªcula animada: Richard Linklater, Fernando Trueba, Patrice Leconte¡
Zarafa narra el largo viaje que emprenden, en compa?¨ªa de una joven jirafa, un ni?o que huye de unos traficantes de esclavos y un estoico beduino en exc¨¦ntrica misi¨®n diplom¨¢tica. Enmarcado en la narraci¨®n oral con la que un anciano africano seduce a unos ni?os con el fulgor de la aventura, el relato peca a ratos de cierto didactismo, pero fluye con la elegancia y la fuerza de un ¨¢lbum de historieta franco-belga matizado con cierto aliento disneyano. La pel¨ªcula brilla en la labor de fondos y en el dise?o de personajes, aunque revela cierto tal¨®n de Aquiles en el movimiento c¨®mico de algunas de sus figuras secundarias, como ese esp¨¢stico Mahmoud que se cruza en el camino de los protagonistas.
Relato puntuado por realezas rid¨ªculas, sofisticadas mujeres piratas y aventureros aerost¨¢ticos, Zarafa podr¨ªa haberse atrevido a ser algo menos cl¨¢sica, pero encarna un modelo de cine para todos los p¨²blicos que marca una respetable distancia frente a los modelos dominantes de la animaci¨®n digital y, sobre todo, activa la nostalgia por una manera de contar las cosas m¨¢s all¨¢ de la habitual sobreestimulaci¨®n espectacular. No es habitual que una pel¨ªcula infantil afronte el pasado colonial europeo con la franqueza y claridad de esta peque?a gran pel¨ªcula.
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