Inventar
Las tragedias contribuyen a inventar un pa¨ªs. Despu¨¦s del accidente ferroviario en torno al d¨ªa y la ciudad de Santiago de Compostela, hemos asistido a la apresurada invenci¨®n de un pa¨ªs.
Las tragedias contribuyen a inventar un pa¨ªs. Despu¨¦s del accidente ferroviario en torno al d¨ªa y la ciudad de Santiago de Compostela, hemos asistido a la apresurada invenci¨®n de un pa¨ªs. Demostrando que las esencias colectivas funcionan a golpes traum¨¢ticos. A juzgar por los discursos pol¨ªticos, que tratan de rescatar la ¨¦pica en estos tiempos donde el escepticismo lo filtra todo, nos encontrar¨ªamos ante un ejemplo de entrega, unidad y solidaridad espont¨¢nea. Pero merece la pena detenerse a analizar la trascendencia concedida a lo que es absolutamente normal. Son quienes se han apresurado a envolver la tragedia en esos tintes de ¨¦pica solidaria los que manifiestan alguna carencia. La m¨¢s importante de todas: la desconfianza en los s¨²bditos a quienes gobiernan.
Porque la reacci¨®n general, la mesura, pero al mismo tiempo la inmensa solidaridad lo que viene a expresar es que funcionan los mecanismos de Estado, negados desde tiempo atr¨¢s de formas muy sutiles pero bien da?inas. El ver trabajar coordinadas a fuerzas de emergencia, seguridad, sanitarios y la ayuda de testigos y ciudadanos deber¨ªa obligarnos a reflexionar sobre su prestigio y utilidad. La iron¨ªa de que bomberos y personal sanitario se encontraran en huelga o en desincentivaci¨®n laboral y que muchos maltratados por el sistema econ¨®mico impuesto se arremangaran, obligados por una necesidad superior, ejemplifica la incoherencia del discurso p¨²blico. El valor de Estado, de las necesidades colectivas, de la utilidad de disponer de recursos de protecci¨®n y emergencia se ha despreciado sin discurso moral ni debate. Por eso, quiz¨¢, la dial¨¦ctica urgente del poder ha cargado las tintas en todo aquello que ven¨ªa negando.
Ese pa¨ªs que se inventa a toda prisa en el trauma de la tragedia es un pa¨ªs con personal activado para ayudar y supervisar los sucesos cotidianos, orgulloso de pertenecer a un esfuerzo colectivo, donde se superan las diferencias ideol¨®gicas sin que eso signifique renuncia ninguna, donde se valora la fortaleza de un sistema propio, lo robusto de unas instituciones de supervisi¨®n, seguridad y protecci¨®n que nos pertenecen a todos, que no piden tarjeta de cr¨¦dito antes de ayudar a las v¨ªctimas. Las tragedias definitivamente inventan un pa¨ªs. Lo triste es que no sepamos inventar ese pa¨ªs sin necesidad del trauma.
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