Si lo manda Don Pelayo...
El Descenso Internacional del Sella, una de las fiestas m¨¢s multitudinarias de Espa?a 864 palistas de 14 pa¨ªses diferentes participaron esta ma?ana en la 77 edici¨®n de la prueba
Guarde el p¨²blico silencio (bis) / y escuche nuestra palabra (bis). As¨ª da comienzo, cada a?o, el Descenso Internacional del Sella. Con los versos que, en 1935, recit¨® por primera vez Dionisio de la Huerta, inventor del asunto. De la Huerta era un visionario. O al menos eso se desprende del ojo que tuvo. En 1929, con unos amigos, realiz¨® una excursi¨®n en piragua de 5 kil¨®metros entre Infiesto y Coya, en lo que ser¨ªa el origen de la fiesta. Gan¨® la prueba en el 30 y en el 31. En el 32, ya con el recorrido actual, entre Arriondas y Ribadesella, 13 palistas tomaron la salida en la primera edici¨®n de car¨¢cter competitivo.
Y en el 35 De la Huerta, que ya intu¨ªa que el descenso iba a pitar, mostr¨® su olfato a?adiendo esos bises a la petici¨®n de silencio: el Descenso Internacional del Sella es hoy una de las pruebas m¨¢s importantes del mundo y una de las m¨¢s multitudinarias. 864 palistas de 14 pa¨ªses diferentes participaron esta ma?ana en la 77 edici¨®n de la prueba. De aquella peque?a reuni¨®n de amigos y familiares en torno al r¨ªo se ha pasado a las m¨¢s de 100.000 personas que, seg¨²n datos de la organizaci¨®n, han estado este fin de semana entre las dos localidades asturianas. Si en el 31 la prueba dur¨® 12 horas, ayer los ganadores, Walter Bouz¨¢n y ?lvaro Fiuza cruzaron la meta cuando el crono marcaba 1 hora, 6 minutos y 26 segundos. Es la evoluci¨®n l¨®gica de una prueba que mantiene su esencia y pureza en la ceremonia de salida.
De orden de Don Pelayo / despu¨¦s de medir las aguas /presidiendo el dios Neptuno / los actos de esta olimpiada / con las novias, los tritones / el ca?¨®n, los centauros y Pialla / nuevamente se autoriza / en Arriondas / la carrera de piraguas
El Descenso del Sella ha sido siempre una fiesta popular. Tiene un toque de comedia y jolgorio, de iron¨ªa y despiporre, y eso se intuye ya en el preg¨®n. Los palistas participan m¨¢s por el honor que por el premio (800 euros se lleva cada uno de los ganadores del k-2, 400 en el caso del k-1) y la principal gracia del festejo est¨¢ en la ma?ana del s¨¢bado, en donde la asturian¨ªa y la emoci¨®n se desparraman. Los deportistas y el p¨²blico conviven hasta minutos antes de la prueba. Un desfile festivo recorre Arriondas arrastrando a la gente hacia la salida. Un dato que refuerza la condici¨®n de visionario y las ganas de marcha de De la Huerta: la fiesta se celebra siempre el primer s¨¢bado de agosto que no sea ni d¨ªa 1 ni 2, pero no por una cuesti¨®n de caudal del r¨ªo sino para que d¨¦ tiempo a los veraneantes a llegar al evento, cuya vertiente folcl¨®rica transcurre en paralelo a la deportiva.
Los tritones (http://www.infiesto.com/tritones/) son los encargados de mantener el r¨ªo limpio. Su misi¨®n se hace m¨¢s complicada el d¨ªa de la prueba, cuando les toca lidiar con alguno con dos culines de sidra de m¨¢s. Esta ma?ana, sin embargo, en una de las ediciones con menos p¨²blico de los ¨²ltimos a?os, apenas tuvieron trabajo. El ca?¨®n al que hace referencia el discurso se incorpor¨® al mismo en 1968, cuando fue donado por Juan Antonio Samaranch. Sirvi¨® para dar el pistoletazo de salida hasta 1974, a?o en el que explot¨®. Preguntados los lugare?os por los centauros, aseguran que eran los que vigilaban que todo fuera bien en la prueba, que Pialla es la evoluci¨®n de la expresi¨®n "adelante mi escudero, que mi caballo pie halla", que se lee en el escudo de Pilo?a, en el que se representa a Don Pelayo cruzando el r¨ªo de camino a la batalla de Covadonga y que las novias... bueno, pues que las novias son las novias.
Y cuando demos los vivas / que el reglamento nos manda / contesten todos a coro / enronquezcan las gargantas / que es fiesta de toda Asturias / la fiesta de las piraguas.
Los vivas son literales. La pregonera, que en esta edici¨®n fue la medallista ol¨ªmpica asturiana ?ngela Pumariega, repasa los pa¨ªses participantes y la multitud responde con un "?viva!". Y ah¨ª comienza a subir la temperatura. Es l¨®gico que cada pueblo diga que sus fiestas son las mejores, pero la fiesta de Las Piraguas es, por participaci¨®n y repercusi¨®n, la m¨¢s importante de Asturias.
La celebraci¨®n ha tenido una evoluci¨®n constante. Estuvo a punto de irse al garete en los 80, cuando los macarras de toda Espa?a parec¨ªan elegirla como cita del verano, se recuper¨® a finales de los 90 y tuvo su punto ¨¢lgido en los primeros 2000. Entre las noches de jueves, viernes y s¨¢bado, algunos bares aseguran haber hecho cerca de 30.000 euros de caja. Otros afirman que pod¨ªan vender hasta 500 cajas de sidra. (6.000 botellas, al cambio). Pero poco queda ya de aquellos d¨ªas de sidra y rosas. Hasta hace algunos a?os, casi todos los bares instalaban barras fuera, hoy son una minor¨ªa los que lo lo hacen. El Ayuntamiento de Ribadesella cobra 30 euros por metro cuadrado y noche de barra en el exterior lo que, unido a la crisis y el descenso del consumo por el botell¨®n, provoca que muchos bares opten por abrir sus puertas como un d¨ªa normal, algo impensable hace algunos a?os.
Y mientras unos notan la crisis, otros no paran de crecer: el festival de m¨²sica electr¨®nica Aquasella (http://www.aquasella.com/) celebr¨® este fin de semana su 17 edici¨®n congregando a m¨¢s de 20.000 personas entre viernes y s¨¢bado en Arriondas. Lo que naci¨® como un sarao que trasladaba la m¨ªtica sala ovetense La Real a orillas del Sella se ha convertido en un festival de reconocido prestigio en toda Espa?a, llegando a convertirse en uno de los patrocinadores del Descenso.
Mas si alguno tiene cerca / una chavalina guapa / que no la pierda de vista / ni deje de vigilarla / y, si de veras le gusta / comience ya a enamorarla / porque es tradici¨®n que en Llovio / al final de esta jornada / cuando de las siete en punto / resuenen las campanadas / a las mozas que lo quieran y se dejen / Don Pelayo da permiso / para poder abrazarlas.
Aqu¨ª s¨ª que muchos convendr¨¢n que De la Huerta era un visionario. Pero que no se enga?e el lector: a las siete de la tarde en Llovio seguramente no habr¨¢ nadie. Al menos nadie dispuesto a ser abrazado porque s¨ª. Eso s¨ª, si uno liga durante Las Piraguas es bastante probable que sea algo serio y duradero: conquistar a alguien a las tantas de la ma?ana con los zapatos y los pantalones calados, la camiseta con todo tipo de manchas y cualquier modelo de sombrero en la cabeza es una muestra inequ¨ªvoca de amor verdadero. A partir de determinada hora de la noche, lo que predomina en las calles es un Ecce Homo et¨ªlico propenso a la fiesta y a las actuaciones inexplicables. Que se pueda ligar en ese estado parece ¨²nica y exclusivamente obra de la voluntad de Don Pelayo.
Y si luego, andando el tiempo / vamos al cura y nos casa / con los ne?os que tengamos / vendremos a las Piraguas / con los collares de flores / y las monteras terciadas / que no hay fiesta m¨¢s alegre / ni m¨¢s movida y galana / ni con m¨¢s bello paisaje / ni esencia m¨¢s asturiana. / Cantadlo con toda el alma / que resuene en todo el valle / ?Asturias Patria Querida! / el himno de las Piraguas.
Las cosas han cambiado mucho. Antes, la fiesta era m¨¢s familiar. Las pandillas pasaban el d¨ªa en los prados a orillas del Sella y los palistas que ya no ten¨ªan opciones de ganar paraban a comer algo o a tomar un cul¨ªn. La gente luc¨ªa con orgullo la montera picona, el chaleco y el collar de piraguas. La masificaci¨®n de la fiesta convirti¨® los sombreros y los pa?uelos de patrocinio en la equipaci¨®n de los llamados "pirag¨¹eros" (importante no confundirlos con los "pirag¨¹istas", que son los deportistas. "Pirag¨¹eros" es el nombre que reciben los que vienen de fuera s¨®lo para la fiesta). Incluso la obsolescencia ha alcanzado a la fabricaci¨®n de los tradicionales collares, que ya no duran de un a?o para otro. Ahora, si aguantan la ma?ana, es un hito. Sin embargo, la indumentaria tradicional ha repuntado en los ¨²ltimos a?os debido principalmente al inter¨¦s de los m¨¢s habituales por mantener las tradiciones. Si uno se encuentra con una montera picona, un chaleco y un collar de papel, las probabilidades de que est¨¦ ante un riosellano o un parragu¨¦s son bastante altas. Y, casi al 100%, se tratar¨¢ de un asturiano o veraneante asimilado.
Tambi¨¦n ha aumentado notablemente los ni?os que acuden a ver la salida ataviados con el uniforme tradicional y acompa?ados de sus padres. Pocas bromas en Asturias con los deseos de Don Pelayo.
Y entonces el p¨²blico entona el himno de Asturias. Al principio, la m¨²sica y el coro van acompasados, pero cuando llega la parte central, la m¨¢s movida, pasa lo que lleva pasando toda la vida en el Principado: que la gente, presa de la emoci¨®n y el patriotismo, acelera, y la m¨²sica sigue a su ritmo, lo que provoca que el "y la flor he de coger" se escuche siempre dos veces.
Y ahora s¨ª que va a empezar / La fiesta de las Piraguas... / ?Pirag¨¹istas! ?Preparados! ?Fuego!
Los palistas participan m¨¢s por el honor que por el premio
Y entonces sucede. El milagro de cada a?o. La salida "tipo Sella" en la que centenares de deportistas corren hacia su piragua. El r¨ªo se llena, la gente grita y aplaude a los pirag¨¹istas. Los colores de las embarcaciones se mezclan con el agua y centenares de remos se sumergen en el r¨ªo y salen al aire con una cadencia extra?amente mec¨¢nica.
Maxi Llamedo, ganador de la prueba en 1984, tiene brazos de pirag¨¹ista. Cuando se le pregunta por las sensaciones en la salida, se se?ala el derecho, en donde el pelo se le ha puesto de punta. Y apenas unos segundos despu¨¦s del pistoletazo, en medio del jolgorio, se puede o¨ªr la voz de la pregonera, que recita los ¨²ltimos versos del discurso:
Y ya empez¨®, la carrera por el agua / y quien tenga ojos, que mire / Y ponga a mirar el alma / Y diga si no es hermosa / la fiesta de Las Piraguas.
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