?D¨®nde estabas escondido Orson Welles?
Aparece en un almac¨¦n en Italia la pel¨ªcula perdida de un genio del cine 'Too much Johnson' (1938), rodada tres a?os antes que 'Ciudadano Kane', ver¨¢ la luz en octubre
Quiz¨¢ porque para muchos el cine se divide en el antes y el despu¨¦s de Ciudadano Kane, ¨®pera prima de Orson Welles (1915-1985), el descubrimiento en unos almacenes de Italia de Too much Johnson, rodada tres a?os antes que Kane, supone un acontecimiento may¨²sculo para la historia de este arte. La pel¨ªcula que todos, incluido el propio Welles, daban por perdida, ha sido ahora encontrada de manera ins¨®lita en la peque?a localidad de Pordenone y minuciosamente restaurada en Holanda y Estados Unidos. Too much Johnson ver¨¢ la luz en octubre, como ayer anunci¨® en su portada digital The New York Times.
¡°Todo lo que rodea a esta historia es extraordinario y misterioso, como no pod¨ªa ser menos trat¨¢ndose de Welles¡±, explica a EL PA?S Paolo Cherchi Usai, encargado del rescate de este filme y conservador jefe del departamento de cine del George Eastman House de Nueva York. ¡°Solo puedo decir que cuando el material lleg¨® a mis manos sent¨ª una emoci¨®n indescriptible, la m¨¢s grande de toda mi carrera¡ ?Ten¨ªa al beb¨¦ de Orson Welles en mis brazos!¡±.
Too much Johnson es una comedia muda alocada (slapstick), que el cineasta rod¨® en 1938 para proyectar, en forma de tres pr¨®logos, junto a una obra de teatro del mismo t¨ªtulo. El proyecto acab¨® en fracaso y la pel¨ªcula qued¨® sin terminar y en el olvido. Tres meses despu¨¦s del batacazo, Welles se hizo tremendamente famoso con tan solo 23 a?os, gracias a su programa de radio La guerra de los mundos y tres a?os despu¨¦s, en 1941, llegar¨ªa su primera obra maestra, Ciudadano Kane.
La pista de Too much Johnson se hab¨ªa perdido hace d¨¦cadas en Espa?a, donde el propio Welles asegur¨® que se hab¨ªa quemado en un incendio en su casa de Madrid. Los tumbos que el cineasta dio por Europa, su condici¨®n de n¨®mada de lujo, marcaron sus ¨²ltimos a?os de vida. ¡°Nada nos debe sorprender si viene de Orson Welles¡±, advierte Cherchi Usai. ¡°Todo lo que rodea a su vida est¨¢ en los l¨ªmites entre la realidad y la ficci¨®n¡±. ¡°Lo cierto¡±, contin¨²a, ¡°es que toda esta historia es un cuento de hadas que si fuese de ficci¨®n nadie creer¨ªa. La pel¨ªcula llevaba d¨¦cadas abandonada en Pordenone, precisamente una ciudad que es conocida por su festival de cine dedicado solo a pel¨ªculas mudas. ?No es muy extra?o? Lo es. Pero no tengo respuestas para sus preguntas¡±.
En este cuento de hadas, Pordenone, peque?a ciudad del interior de Italia, a medio camino entre Venecia y Trieste, tiene especial protagonismo. Entre iglesias g¨®ticas y palacios renacentistas, est¨¢ la sede de la asociaci¨®n Cinemazero, un basti¨®n tierno y tozudo del cine independiente y de calidad, que, gracias a la buena voluntad y a la pasi¨®n de sus socios y a la alianza con la Cinemateca de la Regi¨®n Friuli Venezia Giulia organiza cada a?o un festival de cine mudo, Le giornate del cinema muto. Su 32? edici¨®n abrir¨¢ el 5 de octubrecon la proyecci¨®n del in¨¦dito de Orson Welles.
Arqueolog¨ªa cinematogr¨¢fica
Como siempre recuerda Martin Scorsese, ¡°m¨¢s del 90% de las pel¨ªculas estadounidenses mudas se han perdido¡±. Scorsese lleva d¨¦cadas desde su The Film Foundation en una carrera ag¨®nica contra la degradaci¨®n del material. Por ejemplo, del centenar de filmes dirigidos por John Ford, unos veinte est¨¢n desaparecidos. Y en Europa, y Espa?a, las cosas son igual o peores. Los expertos aseguran que no queda rastro del 50% del cine espa?ol. Por la volatilidad del nitrato (el soporte original de las pel¨ªculas), por c¨®mo se distribu¨ªa el cine antes (cada exhibidor en cualquier parte del mundo pod¨ªa remontar un filme), porque no ha habido conciencia de su importancia art¨ªstica hasta hace bien poco... Hoy la gente ya no tira las latas viejas. Madeleine Malth¨ºte, la bisnieta de Georges M¨¦li¨¨s, contaba hace unos d¨ªas en Madrid c¨®mo hab¨ªa encontrado pel¨ªculas de su bisabuelo en un gallinero belga, incluida una parte de Viaje a la Luna, que ahora ya se puede ver en color. De M¨¦li¨¨s apareci¨® en 2005 en Par¨ªs su Cleopatra de ?1899! Entre otras pel¨ªculas que han resucitado en los ¨²ltimos a?os est¨¢n un Ricardo III de 1912, el primer largo sobre una obra de Shakespeare, que resurgi¨® en 1996; The white shadow (1923), la primera pel¨ªcula de Alfred Hitchcock, que estaba en poder de un coleccionista neozeland¨¦s; varios cortos de Charles Chaplin;Als ich tot war (1916), deErnst Lubitsch, recuperado en un archivo esloveno en 1994... Y se han completado cl¨¢sicos como Avaricia (1924), de Erich von Stroheim, o Metr¨®polis (1926), de Fritz Lang: una copia de 153 minutos (25 in¨¦ditos) apareci¨® en Buenos Aires en 2008. Pero queda poco tiempo y mucho por catalogar.
Piero Colussi, uno de los fundadores de la asociaci¨®n Cinemazero, explicaba ayer por tel¨¦fono desde Pordenone: ¡°En 2004 un conocido m¨ªo que ten¨ªa una empresa de env¨ªos, me llam¨® porque ten¨ªa en su almac¨¦n algunas cajas de las que quer¨ªa librarse. Una de ellas conten¨ªa algunos rollos de pel¨ªcula. Como eran viejos y ol¨ªan muy mal, a vinagre, necesitaba tirarlas. Me dijo: ¡®Como a vosotros os gustan esas pel¨ªculas viejas, a ver si te interesa esta cinta que me lleg¨® ni me acuerdo cu¨¢ndo desde Roma¡¯. Fui a buscar la caja de madera bastante consumida, ech¨¦ una mirada r¨¢pida a los rollos, ocho, y la guard¨¦ en nuestro s¨®tano. Eso fue en 2004. ?Llegan tantas cosas!¡±.
La caja qued¨® en el olvido hasta que el olor a vinagre se hizo insoportable; las pel¨ªculas de nitrato al envejecer padecen lo que los expertos llaman s¨ªndrome ac¨¦tico. Colussi decidi¨® entonces abrir el misterioso paquete y mirar mejor para decidir qu¨¦ hac¨ªa con aquel material. ¡°Vi que algunos rollos llevaban escrito ¡®Welles¡¯, as¨ª que pens¨¦ en no tirarlos y llevarlos al taller de restauraci¨®n de la universidad de Gorizia [una ciudad cercana] para que estudiaran los fotogramas y pudieran averiguar a qu¨¦ pel¨ªcula pertenec¨ªan. Yo no pod¨ªa ver la cinta de nitrato, era imposible cargarla en el proyector¡±.
Corr¨ªa diciembre de 2008 y Colussi casi olvid¨® la pel¨ªcula por segunda vez.
Hasta que un d¨ªa pregunt¨® por ella, y empezaron las sorpresas: ¡°Me dijeron que eran 40 minutos y que sal¨ªa Joseph Cotten muy joven, pero no pudimos identificar a qu¨¦ pel¨ªcula pertenec¨ªan las im¨¢genes¡±. No pudieron, porque todo el mundo pensaba que el ¨²nico ejemplar de Too much Jonhson se hab¨ªa consumido en el incendio de Madrid.
Entonces entr¨® en escena el gran experto en Welles Ciro Giorgini, veterano autor del prestigioso Fuori Orario, quiz¨¢s el ¨²nico programa de la televisi¨®n p¨²blica italiana que pasa pel¨ªculas de calidad y cl¨¢sicos (por supuesto, bien entrada la noche). ¡°Me llam¨® un amigo del norte¡±, comenta Giorgini, ¡°y me cont¨® que hab¨ªan encontrado unos 40 minutos de Welles pero no lograban saber de qu¨¦ pel¨ªcula era. Me dijeron que sal¨ªa Cotten y se me ocurri¨® preguntar si Cotten lleva un gorrito de paja, de aquellos que se vest¨ªan a principios de los a?os 20. ¡®S¨ª, efectivamente, lo lleva en la mano¡¯, me contestaron. Me emocion¨¦. Me dio un escalofr¨ªo. Entend¨ª que lo que acababan de encontrar en Pordenone era una de las 10 pel¨ªculas perdidas m¨¢s buscadas por los historiadores del mundo. ?Ten¨ªan entre manos la piedra filosofal de la cinematograf¨ªa mundial! Ahora hab¨ªa que volver a escribir los manuales en los que estudian en las universidades de cine. Les dije: ¡®Lo que ten¨¦is ante los ojos lo vio solo Welles mismo y unos pocos amigos suyos. Todos pens¨¢bamos que hab¨ªa sido destruido¡±.
Los cin¨¦filos de Pordenone llamaron a Giorgini porque ¨¦l estudi¨® las obras inacabadas del director, as¨ª como su periodo italiano, investigaci¨®n que resumi¨® en el bello documental Rosabella, la historia italiana de Orson Welles: ¡°Se cas¨® con una mujer italiana, vivi¨® veinte a?os aqu¨ª ¡ªhasta los 70¡ª y ten¨ªa sus estudios de montaje en la sede de la Safa Palatina, una sociedad que fue vendida despu¨¦s a Rizzoli y posteriormente a Berlusconi. Welles guardaba all¨ª mucho material¡±, dice Giorgini intentando buscar una explicaci¨®n al hallazgo en tierra italiana de similar joya. ¡°A finales de los ochenta, en un festival de Estrasburgo, entrevist¨¦ a John Berry, un director de Estados Unidos que estaba en la lista negra de Hollywood por comunista y viv¨ªa en Francia. De joven hab¨ªa trabajado con Welles, en el Mercury Theatre, y fue su asistente a la direcci¨®n en Too much Jonhson. Berry me dio a entender que la historia de la desaparici¨®n de aquel mediometraje en el incendio de Madrid era una leyenda. Y que en realidad s¨ª exist¨ªa otra copia. No me asombrar¨ªa que Welles la enviara a Roma, donde guardaba parte de su material¡±.
La restauraci¨®n del filme (bajo el auspicio de la National Film Preservation Foundation de San Francisco, cuya sobresaliente labor por la protecci¨®n del patrimonio f¨ªlmico est¨¢ logrando preservar para generaciones futuras la prehistoria del cine) fue sencilla por el buen estado del material. Solo uno de los rollos estaba totalmente destruido. Paolo Cherchi Usai explicaba ayer con contagioso entusiasmo el proceso de restauraci¨®n. ¡°Me hablaron de un laboratorio especialista en nitrato en Holanda y lo llevamos all¨ª. Fue un milagro. El 96% de la pel¨ªcula se recuper¨®. El resultado es claramente el de una pel¨ªcula inacabada, una copia de trabajo. En algunos momentos el montaje es muy sofisticado y en otros no est¨¢ en absoluto trabajado. Narrativamente no funciona, pero visualmente es puro Welles¡±.
Colussi, otro de los privilegiados que ha visto la pel¨ªcula, apunta en el mismo sentido (¡°Est¨¢ perfectamente conservado, pero montado solo en una parte; otra parte est¨¢ en bruto, con secuencias que se repiten varias veces¡±). Mientras, Giorgini hace una reflexi¨®n m¨¢s entusiasta: ¡°Es incre¨ªble. Ya se nota la mano de un gran fabulador de las im¨¢genes. El ritmo es lo que m¨¢s me asombr¨®: alterna muchos g¨¦neros y pautas, momentos de acci¨®n y otros m¨¢s c¨®micos. Ser¨¢ una sorpresa para el p¨²blico¡±.
De momento, es obvio que lo est¨¢ siendo.
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