Eduardo Mendoza: gu¨ªa por los libros que hay que leer
Un selecci¨®n de las obras que ama el autor hace convivir a los alumnos de la UIMP con escritores, sus vidas y su ¨¦poca
Las diversas propuestas de crear un canon en literatura han estado acompa?adas de pol¨¦mica. Las teor¨ªas literarias que cobraron fuerza a partir de los a?os sesenta en las universidades, sobre todo norteamericanas y brit¨¢nicas, miraban en otra direcci¨®n: realizaban una lectura pol¨ªtica, social y multicultural de los libros y de la historia de la literatura, y apuntaron a obras que hab¨ªan sido olvidadas por no venir de la mano (y de la mente) del hombre blanco occidental. ?Qui¨¦n establece un canon y qu¨¦ nos dice esto sobre el poder y la autoridad? El feminismo, el marxismo, el postcolonialismo o los estudios culturales han buscado otro acervo literario. Pero la cuesti¨®n de ?qu¨¦ leer? ha seguido presente. Ah¨ª est¨¢ el ejemplo muy sonado de El canon occidental del profesor de la Universidad de Yale Harold Bloom (publicado en 1994), o la propuesta m¨¢s reciente por parte de 57 expertos de 14 pa¨ªses que se reunieron para discutir las cien obras de ficci¨®n y otras cien de no ficci¨®n que deben llenar las bibliotecas de las casas.
Por favor, no paren de leer¡
¡°Siempre me ha hecho much¨ªsima gracia P¨ªo Baroja que dec¨ªa que era feo, bajito y encima ten¨ªa ese nombre¡ ?C¨®mo iba a ligar?. Para m¨ª fue como el primo con moto. Quer¨ªa escribir como ¨¦l¡±. ¡°Dostoyevski era epil¨¦ptico, jugador y deb¨ªa ser un poco borrach¨ªn¡ Coloc¨® ¡®Crimen y castigo¡¯ por fasc¨ªculos cuando a Tolstoi le lleg¨® una crisis para continuar con ¡®Guerra y paz¡¯. ?As¨ª de patateros era el olimpo de los genios entonces!¡±. ¡°Werther deriva de ¡®wert¡¯ que significa ¡®valor¡¯¡ Bueno, pasemos a otra cosa¡¡±. ¡°Acab¨¦ locamente enamorado de Lord Byron como le pas¨® a todas las mujeres y a algunos hombres de su ¨¦poca¡±. ¡°Goethe fue mucho m¨¢s listo que Werther y a los 85 a?os se cas¨® con una chica de 25. Vamos, no da ninguna pena¡¡±.
Eduardo Mendoza lo ha tenido claro para impartir su curso en la Universidad Internacional Men¨¦ndez Pelayo Los libros que hay que leer, que ha transcurrido en el paraninfo en vez de en una de las aulas del palacio por el gran n¨²mero de alumnos inscritos. No es ese hombre blanco occidental. ¡°Deber¨ªa haber matizado y que el t¨ªtulo hubiera sido ¡®algunos libros que hay que leer¡±. Ha llegado hasta aqu¨ª, afirm¨® en rueda de prensa, despu¨¦s de preguntarse a s¨ª mismo para qu¨¦ sirve la literatura: ¡°Hay que ser muy modestos a la hora de responder, porque la mayor¨ªa de las respuestas que se dan son falsas, as¨ª que responder¨¦ las preguntas a medias¡¡±. Esta semana ha recorrido de una manera muy poco can¨®nica, entre hilarante y seria, ¡®algunos¡¯ de los libros y los autores que ama.
Pero escuchar a Mendoza hablar de literatura es mucho m¨¢s: nada de sesudas cuestiones te¨®ricas. El autor de La verdad sobre el caso Savolta, que marc¨® un antes y un despu¨¦s en la Transici¨®n, est¨¢ en lo alto del escenario ante una mesa, cual dj afamado de la literatura, valga la comparaci¨®n. Y habla de la vida de los autores as¨ª como de la ¨¦poca en la que escribieron como si fuera una secuencia de cine ante nuestros ojos. Bueno, m¨¢s que eso: Miguel de Cervantes, Primo Levi, Jane Austen o Calder¨®n de la Barca est¨¢n all¨ª de alguna forma en carne y hueso, con sus luces y con sus sombras.
En su clase titulada La realidad en su peor aspecto: Honor¨¦ de Balzac (Pierrette), Fi¨®dor Dostoyevski (Recuerdos de la casa de los muertos), P¨ªo Baroja (La busca) y Primo Levi (Si esto es un hombre), Mendoza quiso ser puntual: ¡°Nos han dicho que salgamos del paraninfo a las seis en punto. No s¨¦, quiz¨¢ venga el ¨¢ngel exterminador¡¡±. El escritor arranc¨® con fuerza con una denuncia de c¨®mo se ense?a la literatura y el retrato que de ella se hace como ¡°buena, una aspirina que mejora la humanidad. ?Eso es falso!¡±. Esta cr¨ªtica ven¨ªa a cuento de cuatro obras literarias que han retratado las miserias, la bajeza y la sinraz¨®n del g¨¦nero humano, y que admira por su ausencia de melodrama. En ellas se plasma, seg¨²n Mendoza, una realidad poli¨¦drica, en la que ¡°no se culpa a la sociedad, que es lo de siempre¡±.
Las v¨ªctimas pueden ser tambi¨¦n malvadas, ego¨ªstas y mezquinas. Y visitar un escenario de horror como Auschwitz deja solo ¡°el deseo de beber vodkas en Cracovia¡± por la mediocridad burocr¨¢tica en la que actuaron los nazis. La ausencia de matices es un motivo por el que aborrece Los miserables de V¨ªctor Hugo. ¡°Me llevaron arrastrado a ver la pel¨ªcula que es horrorosa y la m¨²sica, muy mala. Sal¨ª del cine y me fui a tomar una cerveza a un bar. Fue un momento muy feliz. Despu¨¦s, volv¨ª a leer la novela y se me cay¨® el alma a los pies¡ ?Es un plomo!¡±.
¡°Ha habido grandes criminales aficionados a los libros y a veces el refinamiento conduce a la crueldad¡ Los escritores no est¨¢n siempre con los desvalidos o los buenos. Los libros no mejoran, cuentan¡±. Y tambi¨¦n fomentan, contin¨²a, prejuicios en todas las ¨¦pocas. Otro ejemplo: ¡°Hasta hace cuatro d¨ªas, las mujeres en literatura eran representadas como tontilocas, volubles o brujas¡±.
De la realidad m¨¢s oscura, Mendoza pas¨® en otra de sus clases a la luminosidad que ve en El Quijote, una novela que lo atrap¨® para siempre cuando cursaba PREU ¡°porque hay siempre muy buen rollo. Solo Nabokov, que es un imb¨¦cil, dice que es un libro cruel ¡±. La ense?anza de la literatura retorna como un tema que pincela con energ¨ªa las charlas del autor. ¡°Siempre se ha interpretado ¡®El Quijote¡¯ como un libro infantil que se le da a los ni?os; es como entregarles una pistola cargada. Despu¨¦s no van a querer leer¡¡±. Las lecturas te¨®ricas de una de las obras cumbre de la literatura universal producen su rechazo: ¡°A veces cae en manos de los hispanistas extranjeros y dicen unos disparates¡ Que si don Quijote era jud¨ªo converso, que si era gay¡¡±.
El canon que Eduardo Mendoza ha tratado, lecturas como Werther de Goethe que ¡°ayudan a las cuestiones pr¨¢cticas de la vida, como buscar pareja¡±, (en este caso se refleja lo que no hay que hacer), ha sido incompleto como la ense?anza que ¨¦l afirma que ofrecen los libros y esta cr¨®nica. La Biblia, S¨®focles, Borges, Shakespeare, Kafka, Voltaire, Melville, Chandler, Achebe, Garc¨ªa M¨¢rquez¡ ¡°Nada revolucionario¡±, matiz¨® desde su perspectiva humilde.
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