Cien a?os de fotograf¨ªas y atentados
La sirenita celebra su aniversario como s¨ªmbolo de Copenhague. Su cuerpo ha narrado tambi¨¦n el conflicto pol¨ªtico
Esta peque?a mujer de 1,25 metros y 175 kilos de peso ha llegado a su 100 cumplea?os despu¨¦s de diversos atentados y apaleos: le colocaron explosivos, le cortaron la cabeza en varias ocasiones¡ªy en una de ellas los v¨¢ndalos, arrepentidos, se la devolvieron¡ª, le amputaron el brazo, la han te?ido de pinturas y la han arrojado al mar. El cuerpo de La sirenita o La peque?a se?ora del mar de Copenhague ha tomado el pulso de los debates pol¨ªticos ¡ªun grupo feminista reivindic¨® la decapitaci¨®n de 1998¡ª y del incremento del racismo en Dinamarca en la d¨¦cada en la que gobernaron los liberal-conservadores con el ultraderechista Partido Popular Dan¨¦s de Pia Kjaersgaard a la cabeza. No solo la han ataviado con camisetas de f¨²tbol o con un bikini pintado por estudiantes en 1961. Un burka cubri¨® su cuerpo de bronce en 2004 como protesta contra la adhesi¨®n de Turqu¨ªa a la Uni¨®n Europea, y tambi¨¦n ha tenido que soportar el peso de una t¨²nica blanca del Ku Klux Klan.
Ahora la sirenita es el monumento m¨¢s fotografiado de su pa¨ªs, con un mill¨®n de visitas anuales, pero los daneses siguen conservando por ella un sentimiento tibio. Un 23 de agosto de 1913 comenz¨® oficialmente la existencia de esta estatua inspirada en el popular cuento de Hans Christian Andersen de 1837 cuyo personaje tambi¨¦n pag¨® un alto precio en sus propias carnes por vivir entre los seres humanos: el dolor al caminar y quedarse sin voz, sin ese canto que seg¨²n la mitolog¨ªa griega sirve para atraer a los marineros, por el amor de un pr¨ªncipe. Y no solo en el cuento tuvo que competir con otra mujer: una sirena expresionista que situaron a unos cientos de metros de la escultura quiso robar la atenci¨®n de los turistas hace unos a?os. En 2010 abandon¨® por ¨²nica vez su vigilancia del puerto para ser trasladada al pabell¨®n dan¨¦s de la Exposici¨®n Universal de Shangai.
Para la celebraci¨®n de su centenario, un centenar de nadadoras se echaron al mar y compusieron un ¡°cien¡±. Exposiciones, fuegos artificiales, la representaci¨®n del musical ruso que lleva su nombre y una actuaci¨®n de la bailarina danesa-espa?ola Selene M¨²?oz...? La concejal de Cultura del Ayuntamiento de Copenhague Pia Allerlev ha comparado la importancia que la escultura tiene para Copenhague con la de la torre Eiffel y la estatua de la Libertad.
La estatua fue donada por el cervecero Carl Jacobsen que se la encarg¨® al escultor Edvard Eriksen tras haberse quedado prendado del personaje al ver una representaci¨®n de ballet en el Teatro Real de Copenhague. Pero la int¨¦rprete, la bailarina Ellen Price, se neg¨® a posar desnuda para el artista y finalmente solo su cabeza sirvi¨® de inspiraci¨®n. El resto del cuerpo que ahora se enclava en una roca de la bah¨ªa de la capital danesa en el puerto de Langelinie y junto a la fortaleza de Kastellet Eriksen lo esculpi¨® teniendo a su mujer como modelo.
Hans Christian Andersen naci¨® en Odense en una familia humilde lastrada por el alcoholismo y la locura, hijo de un zapatero que solo re¨ªa al leer y de una lavandera muy religiosa. Este muchacho de aspecto l¨¢nguido tuvo que soportar el desprecio de los poderosos. Solo un bot¨®n de muestra: el d¨ªa de su confirmaci¨®n el p¨¢rroco le hizo sentarse al fondo de la iglesia porque era el m¨¢s pobre. Cuando se mud¨® a la capital danesa a la edad de 14 a?os apenas sab¨ªa leer ni escribir. Y despu¨¦s todo fue cambiando para ¨¦l y pudo viajar a no menos de treinta destinos, acompa?ado siempre de una maleta con una soga, por si tuviera que saltar por la ventana en caso de incendio. Quiz¨¢ uno de los desplazamientos m¨¢s felices fue la visita que le hizo a su admirado Charles Dickens, en cuya casa permaneci¨® m¨¢s de un mes, para desesperaci¨®n, eso s¨ª, de los familiares del autor de Oliver Twist.
Andersen est¨¢ en el olimpo de los autores de cuentos para ni?os que en realidad tienen mucho de para adultos. La reina de las nieves, El soldadito de plomo, La peque?a cerillera, El patito feo, El traje nuevo del emperador... est¨¢n inspirados en leyendas populares, en las historias que el autor escuchaba de sus familiares y en aquellas que recogi¨® en el asilo en el que su abuela trabajaba y donde ¨¦l pas¨® muchas horas. Andersen se hizo c¨¦lebre por sus cuentos, a pesar de su rebeld¨ªa hacia este hecho: los consideraba de menor calidad a sus novelas, obras teatrales y poemas, una tonter¨ªa. Desde hace cien a?os una estatua menuda en Copenhague tambi¨¦n corrobora que estaba equivocado.
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