¡®Rin Tin Tin¡¯, ladrido aventurero
Verdad y leyenda se mezclan en la historia del famoso perro rescatado de la I Guerra Mundial Fue estrella del cine y, dicen, muri¨® en brazos de Jean Harlow
Entre todos los perros valientes destaca Rin Tin Tin, pero su historia no est¨¢ libre de sombras. En su momento, en los a?os sesenta, muchos fuimos fans del can televisivo, un perro de aventuras y espacios abiertos capaz de saltar una empalizada, morder a un comanche y desarmar a un pistolero. La musculosa mascota del cabo Rusty, ni?o hu¨¦rfano adoptado por la caballer¨ªa y especialmente por el teniente Rip Masters y el sargento Biff O'Hara, sentaba plaza en fort Apache como un soldado m¨¢s del 101st US Cavalry (¡°?vista a la derecha!¡±). Rin Tin Tin, uno de esos animales de la peque?a pantalla que han marcado nuestra infancia junto a Furia, Flipper, el canguro Skippy, mi (su) oso Ben, el bizco le¨®n Clarence de Daktari o la mula Francis, era, como recordar¨¢n, un pastor alem¨¢n, lo que ya resultaba de entrada portentoso en el Far West pues la raza solo existe desde 1899, cuando la desarroll¨® en Alemania el capit¨¢n de caballer¨ªa Max Emil Friedrich von Stephanitz¡
De Rin Tin Tin, el can m¨¢s famoso del mundo ¡ªcon permiso de Mil¨², Lassie y el sabueso de los Baskerville¡ª, convertido en una gran estrella de Hollywood, se contaban cosas tan fabulosas como que el alcalde de Nueva York le entreg¨® las llaves de la ciudad, que desayunaba filet mignon y que habr¨ªa exhalado su ¨²ltimo aliento en brazos de la actriz Jean Harlow, lo que desde luego no es una muerte perra. M¨¢s all¨¢ de su vida en la Arizona de la serie de televisi¨®n, yo lo ignoraba todo del peludo h¨¦roe hasta que cay¨® en mis manos su biograf¨ªa definitiva, Rin Tin Tin, the life and legend of the world's most famous dog (Atlantic Books, 2012), de Susan Orlean ¡ªescritora y periodista de The New Yorker y autora de la novela El ladr¨®n de orqu¨ªdeas¡ª, un libro sensacional que adem¨¢s de un portentoso trabajo de investigaci¨®n es un conmovedor viaje a las fuentes de nuestro imaginario y las ra¨ªces de nuestra infancia.
Resulta que Rin Tin Tin tiene una largu¨ªsima historia detr¨¢s que se remonta a la I Guerra Mundial y que no ha sido uno sino una serie de perros, aunque debajo de esa especie de franquicia el personaje original, subraya Orlean, ha pervivido de alguna manera como un ideal manteniendo sus rasgos de inteligencia, coraje y lealtad caninos. El primer Rin Tin Tin vivi¨® y triunf¨® mucho antes de que naciera la televisi¨®n. Lo encontr¨® reci¨¦n nacido en un campo de batalla de Francia en 1918 el hombre que fue decisivo en la creaci¨®n del mito, Lee Duncan, soldado estadounidense que ya adoraba los perros. El cachorro estaba en una perrera militar abandonada por el ej¨¦rcito alem¨¢n ¡ªpionero en el uso b¨¦lico de los perros¡ª y abarrotada de pastores alemanes muertos por los bombardeos. Duncan hall¨® entre los cad¨¢veres a una perra a¨²n viva que acababa de parir y se qued¨® con dos cr¨ªas, un macho y una hembra, a los que llam¨® Rin Tin Tin y Nanette, por unas mu?ecas populares en la ¨¦poca bautizadas como una pareja de amantes parisinos (?Ah, la France!).
Duncan pudo llevarse sus perros a EE UU al acabar la guerra, con la idea de dedicarse a la cr¨ªa de pastores alemanes. Siempre crey¨® que Rin Tin Tin era un animal extraordinario destinado a la grandeza. Con ese convencimiento lo instruy¨® y llam¨® a todas las puertas hasta introducirlo en 1921 en el incipiente negocio cinematogr¨¢fico en Hollywood. En el cine mudo los animales triunfaban y Rin Tin Tin se abri¨® camino. Su primer papel fue de perro de trineo de la Polic¨ªa Montada del Canad¨¢ y su nombre aparec¨ªa err¨®neamente como Rin Tan. En su segunda pel¨ªcula (de las 23 mudas y 7 habladas ¡ªen su caso ladradas¡ª que rod¨®) ya constaba como personaje en el reparto: ¡°Rin Tin Tin, interpretado por ¨¦l mismo¡±. El ¨¦xito y la celebridad llegaron con el fichaje por la Warner Bros y Where the North begins, un guion de su propio amo que inclu¨ªa saltos nunca vistos y la lucha con lobos.
Este primer Rin Tin Tin se ve que no era una bestia muy amistosa ¡ªa ver, con esos or¨ªgenes y haci¨¦ndote luchar con lobos¡¡ª. Los actores que trabajaban con ¨¦l dec¨ªan que lo ¨²nico bueno era que no beb¨ªa. Pero logr¨® una popularidad incre¨ªble. Se convirti¨® en el paradigma del perro heroico. Encarnaba algo del esp¨ªritu esencial americano y, adem¨¢s, era un inmigrante. Duncan y ¨¦l hac¨ªan giras por EE UU y todo el mundo quer¨ªa estrechar la pata de la estrella canina. Hasta Sergei Eisenstein lo elogi¨® y entre sus fans se encontraba Greta Garbo.
Lo curioso es que este Rin Tin Tin no es el que muchos tenemos en la memoria. El primer Rin Tin Tin muri¨® en 1932 y todo el pa¨ªs le llor¨®. Las radios interrumpieron su programaci¨®n para dar la noticia y los peri¨®dicos publicaron su obituario. Le sucedi¨® su hijo Rin Tin Tin Jr., que result¨® no ser tan brillante. Y luego Rin Tin Tin III, que desempe?¨® un papel propagand¨ªstico enrol¨¢ndose en el ej¨¦rcito en la II Guerra Mundial y haciendo olvidar sus ra¨ªces y que a Hitler le encantaban los pastores alemanes (curiosamente, Ana Frank escribi¨® que ella adoraba a Rin Tin Tin). La propia madre de Rin Tin Tin III, donada por Duncan a los marines, muri¨® en acci¨®n contra los japoneses en el Pac¨ªfico. R¨ªete t¨² de Bambi.
Tras la guerra llegaron horas bajas para Rin Tin Tin, enfrentado a un mundo nuevo y a la competencia de Lassie ¡ªperro de or¨ªgenes literarios encarnado en pantalla por el collie Pal¡ª. Pero entonces, en 1954, lo resucit¨® la televisi¨®n, de la mano del productor Bert Leonard. Las aventuras de Rin Tin Tin, con el ni?o hu¨¦rfano tras un ataque indio y su perro adoptados por la caballer¨ªa, tuvieron un ¨¦xito inmediato. El perro oficial del momento era Rin Tin Tin IV, pero aunque Duncan seleccionaba a los sucesivos Rin Tin Tin como si fueran el nuevo Dal¨¢i Lama, result¨® ser un perro est¨²pido, as¨ª que en su lugar se us¨® a un pastor alem¨¢n de otra l¨ªnea de crianza, JR, y el Rin Tin Tin oficial fue relegado a labores promocionales.
Tras unos a?os espectaculares lleg¨® el inevitable declive de la serie. El ¨²ltimo episodio, el 164?, se emiti¨® en Estados Unidos en 1959, aunque hubo reposiciones en los a?os setenta con la serie coloreada.
Orlean relata con melancol¨ªa el final del fen¨®meno con las peleas por la herencia gen¨¦tica y los derechos de imagen del perro y los intentos por reactivar su popularidad. Duncan sosten¨ªa que siempre habr¨¢ un Rin Tin Tin. Seguramente ese can inmortal no es Rin Tin Tin XI, el oficial en la actualidad, sino el que vive en todo pastor alem¨¢n y en todo perro que se precie, y sobre todo el que sigue ladrando, fiel y valiente, en nuestros corazones.
Babelia
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