Un matrimonio no tan mal avenido
El Teatro Marquina estrena 'Una boda feliz' con Antonio Molero y Agust¨ªn Jim¨¦nez, un vodevil que sus protagonistas ven "m¨¢s all¨¢ de la comedia"
La convivencia no va a matar el amor de este matrimonio. Y se puede ver claramente en la tarta nupcial, que no est¨¢ hecha de merengue, de crema, de nata o de alguna dulzura semejante. En realidad, su ingrediente principal es mucho m¨¢s, digamos, material: billetes de 500 euros. Enrique es un agente inmobiliario en apuros porque no consigue vender ning¨²n piso y est¨¢ a punto de perder su trabajo. Entonces recibe la noticia de que una t¨ªa lejana le va a dejar su herencia. ?Sus problemas se han resuelto! ?O no? La pariente sab¨ªa bien lo mucho que a Enrique le gustan las mujeres y pone en letra grande que, para poder recibir el dinero, debe casarse en el plazo de un a?o. Es hora de que siente la cabeza. El problema es que Enrique no quiere renunciar a su vida de soltero. Ni a la herencia, por supuesto. Y decide proponerle matrimonio a su mejor amigo, Lolo. Pero la convivencia pronto se convierte en pesadilla, sin que el amor haya tenido nunca nada que ver.
Una boda feliz se estrena hoy en el Teatro Marquina de Madrid, protagonizada por los actores Antonio Molero y Agust¨ªn Jim¨¦nez. Basada en la comedia francesa Le gai mariage de G¨¦rard Bitton y Michel Munz con versi¨®n de Juan Solo, est¨¢ dirigida por Gabriel Olivares, quien ya ha adaptado varios textos del otro lado de los Pirineos para las tablas espa?olas: Venecia bajo la nieve, Una semana nada m¨¢s, Arte, La caja y El Cuarto de ba?o.
¡°Uno como actor piensa que lo ha descubierto todo en este mundo y te encuentras con una funci¨®n nueva m¨¢s all¨¢ de la comedia, mucho m¨¢s carcajeante¡¡±, asegura Antonio Molero, actor adicto a este g¨¦nero y que da vida a Enrique, el soltero que se casa a la fuerza. Su compa?ero de escena y de matrimonio, el monologuista y actor Agust¨ªn Jim¨¦nez, asiente divertido. La pieza teatral, que ya ha pasado por varias ciudades espa?olas, se encuadra dentro de la tradici¨®n del vodevil o comedia de bulevar, un estilo de revista que Olivares alaba precisamente porque, como su nombre indica en franc¨¦s ¡°voix de ville¡±, cuenta las historias de la gente y de la calle. Equ¨ªvocos, puertas, confusi¨®n, ¡°sorpresas que no se las espera ni el tato¡¡±, comenta Molero. ¡°?Dios m¨ªo!, ?qui¨¦n viene ahora?¡±, apunta su compa?ero en este viaje teatral al narrar las reacciones del p¨²blico.
Los protagonistas de Una boda feliz destacan que, a pesar de tratarse de una obra ¡°muy de estilo¡±, es una historia bien construida de esas ¡°que uno no se cansa de ver¡±. ¡°Son personajes que los has visto mil veces, estereotipos, el que pone la autoridad, la chica celosa, el amigo que no se entera de nada, el liante, ?son clowns!¡±, describe Molero, quien asegura que con obras como la que ahora presentan en la capital se ha sentido ¡°feliz como un ni?o¡± por un tipo de magia que cree que lleva la obra en el Marquina. Adem¨¢s, est¨¢ un ¡°surrealismo manchego¡± que, aseguran, aporta el albacete?o Gabriel Olivares como director.
A Antonio Molero le gusta la mezcla que hay en su personaje entre ¡°el p¨ªcaro¡± y ¡°el sufridor¡±. ¡°A veces hace cosas bastante reprobables, a su amigo lo mete en un foll¨®n y ¨¦l no sale beneficiado¡ Es bastante ego¨ªsta, pero no pod¨ªa cargar las tintas sobre ese aspecto¡±, se?ala. El actor apunta al equilibrio entre el protagonista y el antagonista, algo parecido a "un partido de tenis", como receta para que el p¨²blico no se aburra.
Ver a estos dos actores juntos transmite la sensaci¨®n de que se lo pasan bien en el actual proyecto, por muy desavenido que sea su matrimonio sobre el escenario. Ambos coinciden en la dificultad que les ha planteado Una boda feliz: una segunda parte en la que hay un ritmo galopante porque est¨¢n casi todos los personajes sobre las tablas. ¡°Si alguien piensa en la compra que tiene que hacer y pierde comba, nos vamos todos a la mierda¡¡±, explica Molero. Y ambos tambi¨¦n est¨¢n de acuerdo en la an¨¦cdota m¨¢s divertida que atesoran de la representaci¨®n de la pieza teatral: Carolo, el perro de Agust¨ªn Jim¨¦nez, sali¨® de su camerino y se col¨® entre los brazos de su due?o en plena actuaci¨®n. Lo hizo con mucha naturalidad, eso s¨ª.
Los actores defienden su trabajo de ¡°artesanos¡±. Aunque el momento, como apunta Molero, ¡°sea especialmente jodido¡±, hay que salir ¡°llorado de casa¡±. Agust¨ªn Jim¨¦nez pone cara a lo que estamos perdiendo: ¡°?Cu¨¢ntas canciones sabemos ahora? ?Podemos bailar, conocemos al del bar del barrio o a las cajeras del super? Hay gente que se asusta cuando se les muestra un destornillador de estrella o una navaja porque vaya a cortar¡¡± Los protagonistas de Una boda feliz piensan que hay un l¨ªmite para la revoluci¨®n digital y que su trabajo, el de crear magia, seguir¨¢ existiendo. ¡°A lo mejor alg¨²n d¨ªa nos casamos con un holograma o hacemos el amor con algo virtual, quiz¨¢ llegue ese d¨ªa¡±, indica Molero, a lo que su partenaire teatral a?ade: ¡°Ha aparecido el lenguaje del hoygan, que se hace con los mensajes por prisas. Si nuestra civilizaci¨®n se va al carajo, y llega un arque¨®logo dentro de 3000 a?os y desentierran el hoygan¡ ?Por qu¨¦ debemos cuidar la escritura? Por verg¨¹enza, porque a lo mejor lo que encuentran en el futuro son tus whatsapss¡¡±.
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