Si no est¨¢ en Toronto, no existe
La cita cinematogr¨¢fica canadiense, que arranc¨® ayer, amenaza a sus rivales Su receta de ¨¦xito conjuga la potencia del mercado con el glamour de las estrellas
Muchos canadienses a¨²n recuerdan cuando Toronto era solo un festival de ¨¢mbito local cuya vocaci¨®n era seducir a sus vecinos de abajo y crear ¡ªa medio plazo¡ª un gran evento internacional que llevara al pa¨ªs a lo m¨¢s granado del universo cinematogr¨¢fico. En 1976, el s¨¦ptimo arte era un lugar distinto, menos marcado por la grandilocuencia de los grandes estudios y ajeno a los gru?idos de las redes sociales. Han pasado 37 a?os y para muchos Toronto es ya el primer festival del mundo. Ciertamente, la afirmaci¨®n podr¨ªa discutirse teniendo en cuenta el influjo de Cannes desde tiempos inmemoriales, pero pocos dudan ya de que Toronto sabe robar los grandes estrenos del a?o a sus rivales de Berl¨ªn, Venecia y San Sebasti¨¢n y amenaza con barrer a cualquier festival que se acerque demasiado en el tiempo a ¨¦l. Este a?o, m¨¢s de 400 pel¨ªculas de todo tipo y pelaje acudir¨¢n al evento y se espera que m¨¢s de 400.000 personas se metan en una sala de cine para ver lo ¨²ltimo, lo m¨¢s esperado o lo mejor.
El festival arranc¨® ayer con el estreno de El quinto poder, la historia de Julian Assange, fundador de Wikileaks. Al mando de la nave, el actor m¨¢s activo del planeta, Benedict Cumberbatch, que promete un Assange poli¨¦drico, alejado de los retratos robots elaborados a uno y otro del arco sociopol¨ªtico. La pel¨ªcula es ¡ªpor ahora¡ª la reina de las paredes de la ciudad, con una campa?a viral en la que se ve a Daniel Br¨¹hl y al mencionado Cumbertach bajo las inscripciones ¡°?traidor?¡± y ¡°?h¨¦roe?¡±. El filme se basa en el libro, repudiado por el propio Assange, de su antes amado lugarteniente Daniel Domscheit Berg, convertido en una archienemigo.
Imprescindibles
El quinto poder (Bill Condon).
Doce a?os de esclavitud (Steve McQueen).
Un largo viaje (Jonathan Teplitzky).
Devil's knot (Atom Egoyan).
Agosto (John Wells).
Her (Spike Jonze).
Mandela (Justin Chadwick).
Prisoners (Denis Villeneuve).
Blood ties (Guillaume Canet).
El liberador (Alberto Arvelo).
Dallas buyers club (Jean-Marc Vall¨¦e).
Green inferno (Eli Roth).
The sacrament (Ti West).
Y despu¨¦s de Assange y sus filtraciones, la locura: Doce a?os de esclavitud, Un largo viaje, Devil¡¯s knot, Agosto, Her, Mandela, Prisoners, Blood ties, El liberador, Dallas buyers club y docenas de pel¨ªculas m¨¢s, con preeminencia por el gran hermano estadounidense pero con mil callejones llenos de peque?as joyas del cine independiente, restauraciones de lujo (entre ellas la obra maestra de Roberto Rossellini, Roma, ciudad abierta), documentales y un ciclo de pel¨ªculas no aptas para est¨®magos sensibles en el que destacan Green inferno (un homenaje confeso al Holocausto can¨ªbal de Ruggero Deodato) o The sacrament.
L¨®gicamente, un festival de categor¨ªa A no puede prescindir de las estrellas y, desde luego, Toronto no lo hace. La lista de nombres propios es m¨¢s larga que la propia sombra del evento: Nicole Kidman, Colin Firth, Scarlett Johansson, Brad Pitt, Michael Fassbender, el mencionado Benedict Cumberbatch, Ralph Fiennes, Hugh Jackman, Jake Gyllenhaal, Matthew Weiner (creador de Mad men), Liam Neeson, Oliva Wilde, Jude Law o Keira Knightley acudir¨¢n al certamen a presentar sus ¨²ltimos trabajos, pele¨¢ndose con un parrilla literalmente imposible: todo se solapa de tal modo que construir una agenda razonable requerir¨ªa la ayuda de un delineante.
Kidman, Scarlett Johansson o Colin Firth pisar¨¢n la alfombra roja
Fue el turno tambi¨¦n ayer para la presentaci¨®n del espect¨¢culo multimedia (aunque quiz¨¢s la palabra ¡°espect¨¢culo¡± no encaje con el contenido) dedicado a David Cronenberg. El realizador canadiense ver¨¢ sus fobias, miedos y obsesiones varias transformadas en una ambiciosa exposici¨®n llamada David Cronenberg: Evolution que combinar¨¢ formatos y texturas y que en principio se ver¨¢ ¨²nicamente en Canad¨¢.
Ayer por la noche el festival se rindi¨® a la nostalgia para celebrar los 30 a?os de Reencuentro, el peque?o cl¨¢sico de Lawrence Kasdan con Meg Tilly, Kevin Kline, Tom Berenger o Glenn Close. Todo el reparto, acompa?ado de Kasdan record¨® al p¨²blico la resistencia del filme al paso del tiempo y para demostrarlo se proyect¨® una copia totalmente restaurada, m¨¢s acorde a los tiempos que corren. En la ciudad cuesta encontrar (m¨¢s all¨¢ del centro) recordatorios de que se celebra un evento cinematogr¨¢fico.
Una exposici¨®n tratar¨¢ el universo f¨ªlmico de David Cronenberg
En contraste, los hoteles donde transcurre el festival ya empiezan a padecer el reguero de acreditados que deja a m¨¢s de un turista con una ceja alzada. Este es un certamen relajado en la calle, una sensaci¨®n acrecentada por los grandes espacios, y apretado en las proyecciones y los encuentros con las estrellas. Algunas de las grandes agencias de relaciones p¨²blicas que trabajan tratando de compatibilizar cine y celebridades ya han empezado a sudar la gota gorda para tratar de que ning¨²n periodista tenga que bifurcarse m¨¢s de lo estrictamente necesario.
As¨ª pues, el festival de cine m¨¢s grande del mundo a este lado del Atl¨¢ntico abre el tel¨®n para ofrecer 11 d¨ªas de delirio cin¨¦filo, sea cual fuere el g¨¦nero, formato o religi¨®n que uno profese. Viendo la programaci¨®n de este a?o, a Toronto se le podr¨ªa aplicar aquella frase que serv¨ªa a?os ha para definir a Nueva York: ¡°Si no lo tenemos es que no existe¡±.
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