Paisajes para vender vestidos
Las firmas se vuelcan en los entornos espectaculares para seducir con sus propuestas Victoria Beckcham se legitima como dise?adora, Custo basa su colecci¨®n en un grafismo f¨¢cil de digerir y Carolina Herrera demuestra c¨®mo aportar contexto a una camisa blanca
La escena salta de una asc¨¦tica sala blanca a un centro comercial con una docena de coches deportivos para luego detenerse en una playa californiana. As¨ª de amplio es el arco de localizaciones elegidas para los desfiles de primavera/verano 2014 en Nueva York. El vaiv¨¦n de paisajes subraya la dificultad de encontrar un equilibrio entre la creatividad en el dise?o y en la puesta en escena. Los responsables de las tiendas Opening Ceremony, Carol Lim y Humberto Leon, apostaron casi todo a lo segundo para el primer desfile de su propia marca. Lim y Leon (ambos, nacidos en Los Angeles en 1975) son tambi¨¦n los directores creativos de Kenzo desde 2011. ?Palidec¨ªa su colecci¨®n de inspiraci¨®n coreana junto al espectacular decorado de tiendas y coches? Desde luego. Pero nadie como ellos ¡ªcon permiso de Karl Lagerfeld¡ª sabe que el entorno es parte de la venta. Para eso, estaban Rihanna, Justin Bieber y Baz Luhrman entre los invitados. "Al final, lo que la gente compra casi siempre es una camisa blanca", razona el tambi¨¦n californiano Scott Sternberg, antiguo agente de actores reciclado en dise?ador hace 10 a?os y creador de Band of Outsiders. ¡°Que se elija una u otra marca depende del contexto: del decorado, del desfile, las campa?as de publicidad... Es mejor aplicar tu imaginaci¨®n a todo ello. Si solo la utilizas en la ropa, te vuelves loco y terminas haciendo prendas que nadie se puede poner¡±.
Para demostrar su teor¨ªa, Sternberg present¨® su l¨ªnea femenina ¡ªuna revisi¨®n de los c¨®digos deportivos masculinos¡ª acompa?ada de una reproducci¨®n de las letras de Hollywood vistas por detr¨¢s y recortadas sobre un v¨ªdeo del paisaje nocturno de su ciudad, Los ?ngeles. Como si el espectador estuviera al otro lado del cartel, viendo la cara oculta de la ciudad de las estrellas. Tommy Hilfiger tambi¨¦n se esmer¨® con la escenograf¨ªa y construy¨® una playa de la costa Oeste de Estados Unidos, muy presente en esta edici¨®n de la pasarela neoyorquina. Hab¨ªa dunas, caseta de vigilante y m¨²sica de los Beach Boys. Su cl¨¢sica est¨¦tica de universitarios acomodados fue sometida a un ba?o de skate, arena y olas. Los vestidos, polos y pantalones se inspiraban en los trajes de neopreno, pero estaban realizados en piel de vivos colores. No es que la referencia a los monos para hacer surf sea particularmente original ¡ªlleva varias temporadas en boga¡ª, pero la colorida imagen de Hilfiger rejuvenec¨ªa de su mano.
En este debate el concepto de espect¨¢culo es muy relativo. Puede que Victoria Beckham (Reino Unido, 1974) apueste por espacios minimalistas, pero es que ella solo necesita a su hija peque?a en primera fila y en brazos de su padre ¡ªel exfutbolista David Beckham, aunque acaso no haga falta aclararlo¡ª para que la gente sienta que ha vivido un momento ¨²nico durante su presentaci¨®n. Para a?adir contexto a sus camisas blancas. La colecci¨®n, en todo caso, brillaba por s¨ª misma a partir de una inspiraci¨®n parecida a la de Sternberg.
Superando los l¨®gicos prejuicios que su figura despertaba, Beckham ha conseguido desde 2008 una legitimidad como dise?adora que se reafirma con colecciones como la del domingo. En sus primeras temporadas, la brit¨¢nica dise?aba ajustados vestidos que parec¨ªan hechos para s¨ª misma, pero su discurso ha evolucionado y ahora incluye un estudio de la forma con chaquetas y pantalones que se alejan del cuerpo y un interesante juego de capas. ¡°Me gusta empujar mis propios l¨ªmites y buscar retos nuevos. No quiero hacer siempre lo mismo¡±, explicaba al d¨ªa siguiente. En mitad de la frase, su hija le interrump¨ªa para probarse un bolso rosa. Entre risas, Beckham protestaba: ¡°Siempre me est¨¢ robando el protagonismo¡±.
En Custo tambi¨¦n parecen apuntarse a la idea de que el trabajo debe centrarse en las prendas. ¡°Esta colecci¨®n habla de nuestra identidad de siempre, basada en el color y en el grafismo, pero de una forma mucho m¨¢s elaborada y f¨¢cil de digerir¡±, asegura Custo Dalmau (Lleida, 1959). Una mayor contenci¨®n en el uso de los estampados proporciona a los dise?os la simplicidad necesaria para competir en un mercado feroz. Cuando llegaron a Nueva York en 1996, recuerda Custo, eran los ¨²nicos extranjeros en un calendario de apenas 40 desfiles y se contaban entre los pocos que propon¨ªan color. Las cosas han cambiado mucho. Hoy rivalizan con centenares de dise?adores de todo el mundo y no pocos de ellos juegan con la carta del color y los estampados.
Si alguien sabe c¨®mo aportar ¡°contexto¡± a una camisa blanca esa es Carolina Herrera (Caracas, 1939). La venezolana lleva 30 a?os incorporando su propia y personal narrativa a esa pieza. Su desfile de ayer empez¨® con una revisi¨®n de la prenda, combinada con una de sus tambi¨¦n muy queridas faldas largas. Pero el desarrollo posterior y, sobre todo, la ingeniosa forma de insuflar movimiento a los estampados con varias capas de tejidos que creaban juegos ¨®pticos sobre el cuerpo dieron, finalmente, el brillo a la colecci¨®n. Hay que vender muchas camisas blancas para que la rueda siga girando, pero para mantener viva la moda tambi¨¦n es necesaria la clase de magia que solo sucede en el frunce de un vestido innovador.
Babelia
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