Salto de valla
Con las prisas habituales al sentir cerca el final del verano y su buen tiempo, las mafias de la frontera africana lanzan a la desesperada a los inmigrantes hacia nuestra costa
Con las prisas habituales al sentir cerca el final del verano y su buen tiempo, las mafias de la frontera africana lanzan a la desesperada a los inmigrantes hacia nuestra costa. As¨ª lo cuentan al menos los informativos, transmitiendo la idea de que los inmigrantes, como la droga, son objeto de enriquecimiento de la delincuencia sin escr¨²pulos, beneficiada por las prohibiciones, los controles fronterizos, las vallas disuasorias. El ¨²ltimo de los saltos en masa de centenares de subsaharianos, en plena noche, entre vallas inexpugnables, invitaba a pensar en una de las secuencias m¨¢s comentadas de Guerra Mundial Z, la pel¨ªcula de zombis que, pese a los remiendos, consigui¨® Brad Pitt convertir en otro ¨¦xito.
Una pel¨ªcula que en sus peores momentos parece un episodio alargado y pretencioso de The walking dead, pero que logra en otros instantes dar miedo certero. En una de sus escenas, algo fallida porque se nota demasiado la elaboraci¨®n digital y la falta de un realismo convincente, una marabunta de zombis escalan los muros del ¨²ltimo reducto a salvo de la infecci¨®n en alg¨²n lugar de Israel. Los cuerpos se acumulan unos sobre otros y sirven de hormiguero humano para que trepen los m¨¢s afortunados que llegan a colarse en el recinto amurallado. Algo as¨ª, pero mucho mejor filmado y resuelto, se produjo en nuestra valla fronteriza. Saltos desesperados, cuerpos enganchados en el alambre, la desbocada carrera tras pisar tierra espa?ola, ese v¨ªdeo es infinitamente m¨¢s sobrecogedor que toda la panoplia de pel¨ªculas de terror que nos toca consumir en esta ¨¦poca tan obcecada en infundir miedo a una poblaci¨®n que tendr¨ªa que estar m¨¢s cabreada que asustada.
Llegar¨¢ el mal tiempo y los pasos fronterizos recuperar¨¢n su normalidad tenebrosa. Las noticias de nuestra hecatombe social y financiera no frenan el af¨¢n de quienes est¨¢n a¨²n m¨¢s desamparados que nosotros por encontrar un lugar mejor para vivir y progresar. No son zombis, no, son gente como nosotros, condenados a la ¨²nica disciplina ol¨ªmpica que conocen: el salto de valla. Nuestro tiempo deja im¨¢genes tan espeluznantes como algunos de los grabados m¨¢s salvajes de un tiempo que no conocimos y que llam¨¢bamos la edad de las tinieblas. Toda ¨¦poca fabrica pesadillas. La nuestra no pod¨ªa ser una excepci¨®n.
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