Un ¡®eccehomo¡¯ en el centro del DF
Paralizadas en M¨¦xico las obras en una emblem¨¢tica escultura de Carlos IV sometida a un m¨¦todo de restauraci¨®n ¡°sumamente agresivo¡±
La catastr¨®fica restauraci¨®n del cuadro del eccehomo en Borja (Zaragoza) puede haber creado escuela, incluso m¨¢s all¨¢ del Atl¨¢ntico. En este caso, el destrozo no es tan c¨®mico y seg¨²n algunos expertos, aunque no hay unanimidad, puede ser reversible. Pero la figura da?ada no es ya una pintura menor a la que solo el impulso de las redes sociales dio fama universal. Se trata nada menos que de la bicentenaria estatua ecuestre de Carlos IV, conocida popularmente como El Caballito, uno de los monumentos m¨¢s emblem¨¢ticos de la capital mexicana, esculpida en bronce por Manuel Tols¨¢ e inaugurada en 1803 en presencia de Alexander von Humboldt.
El periodista H¨¦ctor de Maule¨®n, gran cronista del DF, fue de los primeros en establecer el paralelismo entre ambas chapuzas. ¡°Honestamente, solo espero que no vayan a dejar El Caballito de Tols¨¢ como el eccehomo que restaur¨® la se?ora Cecilia en Borja¡±, dijo en su cuenta de Twitter el 24 de septiembre. Su cr¨ªtica se sum¨® a otras muchas en las redes sociales y no fue en vano. Porque ese clamor fue precisamente el que impuls¨® la paralizaci¨®n de la obra, seg¨²n reconocen las propias autoridades municipales en un comunicado.
Todo empez¨® el pasado mes de mayo, cuando el Comit¨¦ de Monumentos y Obras Art¨ªsticas de Espacios P¨²blicos de la Ciudad de M¨¦xico decidi¨® hacer un examen del estado de las esculturas al aire libre de la ciudad. Entonces se detectaron fracturas y fisuras de hasta 15 cent¨ªmetros en El Caballito y ¡°una densa capa de di¨®xido de carbono, polvo y grasa producida por la exposici¨®n del monumento durante largo tiempo al tr¨¢fico, la acidez de la lluvia y a otros impactos de la vida urbana¡±, seg¨²n el informe de la autoridad que gestiona el Centro Hist¨®rico de Ciudad de M¨¦xico. Y se encarg¨® al despacho Marina, restauraci¨®n de monumentos las obras de reparaci¨®n.
Y as¨ª pasaron cuatro meses hasta que el 19 de septiembre, Javier Marina, titular del citado despacho de restauraci¨®n, procedi¨® a colocar los andamios y a realizar las primeras labores de limpieza, seg¨²n la Autoridad del Centro Hist¨®rico. Pero no hab¨ªa esperado ¡°la confirmaci¨®n (¡) ni esperado las autorizaciones pertinentes¡±, en un ¡°lamentable problema de coordinaci¨®n¡± que las autoridades municipales reconocen. Lo cierto es que, seg¨²n el Instituto de Nacional de Antropolog¨ªa e Historia (INAH), del que depende gran parte del patrimonio art¨ªstico de M¨¦xico, solo hab¨ªa permiso para mejorar el pavimento y el mobiliario urbano, pero no hay documento que avale la intervenci¨®n en la escultura ecuestre.
Hubo descoordinaci¨®n, seguro. Pero el problema real fue la aplicaci¨®n de un m¨¦todo ¡°sumamente agresivo¡±, seg¨²n el INAH, una soluci¨®n de ¨¢cido n¨ªtrico al 30% que elimin¨® ¡°la p¨¢tina que ha protegido de manera natural al metal original desde su creaci¨®n¡± y que ha causado da?os ¡°probablemente irreversibles al 35% de la escultura¡±. La autoridad municipal que contrat¨® a la empresa restauradora dice ahora que esta "ha realizado en los ¨²ltimos 20 a?os acciones satisfactorias". Pero el resultado en esta ocasi¨®n es catastr¨®fico. A simple vista, es como si Carlos IV, el pen¨²ltimo rey espa?ol de M¨¦xico, se hubiera chamuscado la cara tras quedarse dormido al sol.
La restauraci¨®n se paraliz¨®. Pero el debate, muy especialmente en las redes, contin¨²a. La protesta est¨¢ encabezada por la restauradora Lucia Ruanova Abedrop y el historiador Guillermo Tovar de Teresa, que han puesto en marcha una p¨¢gina en Facebook, El caballito conservaci¨®n, que suma ya unos 850 miembros. ¡°El caballito desollado¡± o ¡°le han hecho un peeling¡± eran algunos de los comentarios,?entre humor¨ªsticos y melanc¨®licos, de los internautas.
La escultura ha tenido una existencia azarosa. En principio, estaba situada en el Z¨®calo, la plaza central de la capital, pero hasta llegar a su ubicaci¨®n actual, en la plaza de Manuel Tols¨¢, frente al Museo Nacional de Arte, estuvo emplazada en otros dos lugares del DF. Adem¨¢s, permaneci¨® oculta durante los a?os posteriores a la independencia (1821) para impedir que el pueblo la destruyera.
Entonces no fue destruida. Pero ahora ha quedado seriamente da?ada, aunque hay debate sobre el alcance de los desperfectos. Ruanova califica el trabajo realizado de ¡°restauraci¨®n vand¨¢lica¡±, y, en declaraciones recogidas por el diario Milenio, asegura que ¡°el da?o es irremediable porque va contra la integridad de la obra y habr¨¢ que poner una p¨¢tina falsa sobre el cobre que imite al original¡±. Inti Mu?oz, director del Fideicomiso del Centro Hist¨®rico, asegura sin embargo que a¨²n no puede decirse que los da?os sean irreversibles, pues hay que esperar al dictamen t¨¦cnico, que estar¨¢ listo el lunes. A la espera de ese informe, la directora del INAH, Teresa Franco, resumi¨® este viernes en dos frases la conclusi¨®n en la que todo el mundo s¨ª est¨¢ de acuerdo: ¡°Lo lamentamos todos. Fue un grave error¡±.
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