Los recuperados noticieros que contaron la Guerra Civil en EE UU: ¡°Una naci¨®n dividida que amenaza con destruirse a s¨ª misma¡±
Una fundaci¨®n digitaliza las cerca de 300 filmaciones que la Corporaci¨®n Hearst grab¨® durante el conflicto y se proyectaban en los cines estadounidenses
![Manuel Morales](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F57c7f876-9be2-490d-9d0e-9d9302011083.jpg?auth=dba1f1374caf61cc09d86d6696c75508432873a677e74051654d15b22d99a0fa&width=100&height=100&smart=true)
¡°Matar o morir es el lema de ambos bandos mientras espa?oles luchan contra espa?oles¡±, dec¨ªa la engolada voz en off del noticiario que se pasaba antes de ver, por ejemplo, La fuga de Tarz¨¢n, protagonizada por Johnny Weissmuller. El p¨²blico estadounidense se informaba en las salas de cine de lo que ocurr¨ªa en su pa¨ªs y en el resto del mundo a raz¨®n de un par de noticieros por semana, cada uno con entre cinco y nueve historias. Esas filmaciones de la Corporaci¨®n Hearst (la del magnate que Orson Welles convirti¨® en Charles Foster Kane en Ciudadano Kane) se emitieron en cines de todo el pa¨ªs desde 1929 hasta 1967, cuando otro medio, la televisi¨®n, se adue?¨® de los hogares.
En 1981, las cintas ¡°fueron donadas por Hearst a la Universidad de California, Los ?ngeles (UCLA), donde no estaban en condiciones muy ¨®ptimas de almacenamiento¡±, dice por tel¨¦fono la historiadora espa?ola Silvia Ribelles, que ha trabajado los dos ¨²ltimos a?os para The Packard Humanities Institute, fundaci¨®n dedicada a las humanidades que pertenece a la tecnol¨®gica HP. Esta instituci¨®n, tras un acuerdo con la UCLA, se est¨¢ encargando de restaurar y digitalizar las pel¨ªculas y subirlas a la web newsreels.net, donde se pueden ver gratuitamente.
Ese conjunto ¡°de miles de filmaciones, que suman nueve millones de metros de pel¨ªcula¡±, a?ade Ribelles, contaron hechos hist¨®ricos como la II Guerra Mundial, las sucesivas campa?as presidenciales en EE UU o el inacabable conflicto ¨¢rabe-israel¨ª, aunque recog¨ªan im¨¢genes desde finales del siglo XIX. La web newsreels.net ofrece la opci¨®n de verlas por temas: comunismo, energ¨ªa at¨®mica, espacio, moda, realeza, beisbol... Ribelles apunta, no obstante, que su pr¨®xima tarea ser¨¢ que haya una web solo con las grabaciones sobre la Guerra Civil.
Para los investigadores y p¨²blico espa?ol interesan m¨¢s las 288 filmaciones sobre la Guerra Civil, cuya duraci¨®n oscila entre un minuto y los 26 minutos de la que mostraba la situaci¨®n en el frente de Bizkaia. La primera referencia al conflicto est¨¢ en el noticiero del 27 de julio de 1936 (nueve d¨ªas despu¨¦s del fallido golpe de Estado), con el t¨ªtulo de ¡°Espa?a cierra la frontera mientras se agrava la revuelta¡±. Son im¨¢genes sin sonido de un v¨ªdeo cuya descripci¨®n se?ala: ¡°Una naci¨®n aislada y devastada por la guerra. Buques de guerra estadounidenses llegan para rescatar a los refugiados¡±. Son apenas 40 segundos de personas que pasan la frontera con Francia por Ir¨²n. Para ver los primeros momentos de guerra hay que saltar al noticiero del 10 de agosto, en el que, con m¨²sica dram¨¢tica de fondo, se ve a j¨®venes milicianos en Madrid, ellos y ellas, algunos adolescentes, tomando posiciones en la sierra de Guadarrama.
¡°Estos noticieros se pasaban en los cines de la compa?¨ªa Metro-Goldwyn-Mayer¡±, se?ala Ribelles, que present¨® los resultados de este trabajo recientemente en Madrid. Para poder ver ahora este material, incluidos los descartes ¡ªque no se emitieron y carecen de sonido, excepto uno¡ª, ¡°primero se limpiaron las pel¨ªculas, luego se pasaron del formato de 35 mil¨ªmetros a soporte digital y finalmente se volcaron en la web¡±. ¡°Luego hubo una segunda fase, ya en digital, en la que se volvieron a limpiar de ruidos¡±, explica Ribelles, cuya tesis doctoral trat¨® sobre la labor humanitaria de la ¡°Marina real brit¨¢nica en puertos de Asturias durante la guerra, cuando mercantes brit¨¢nicos protegidos por la Royal Navy sacaron a unas 46.000 personas¡±.
![Soldados del bando sublevado celebran la toma de Ir¨²n, en una imagen del 14 de septiembre de 1936.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/CRQVOE6FABATPIAXPHWQT3LM64.png?auth=0ccc1f492094a0d0f9bab9d26a055fafd8157774f35a8c83a64ab287bdec0f98&width=414)
En una de las filmaciones, del 3 de agosto de 1936, se ve a una multitud en la plaza del Castillo de Pamplona despidiendo a los que parten a la guerra. ¡°La Iglesia da su bendici¨®n y voluntarios rebeldes, tanto hombres como mujeres, se alistan en la guerra civil espa?ola, que ya se ha cobrado miles de vidas y dejado en ruinas a muchas ciudades¡±, cuenta el locutor. A continuaci¨®n, se pasan im¨¢genes de los ataques a sacerdotes e iglesias: ¡°Los odios engendrados no perdonan a nadie¡±.
Del material in¨¦dito la historiadora destaca las im¨¢genes de un militar leal a la Rep¨²blica que muri¨® en los primeros d¨ªas de la guerra, Augusto P¨¦rez Garmendia, comandante del Estado Mayor en Oviedo. P¨¦rez Garmendia fue herido en Oiartzun (Gipuzkoa) y atrapado por los sublevados. ¡°La pel¨ªcula despeja dudas sobre su captura¡±. Un testimonio gr¨¢fico con el que Ribelles se ¡°percat¨® por primera vez del valor que pod¨ªan tener esos descartes¡±. Tambi¨¦n subraya los que muestran escenas en retaguardia, ¡°especialmente la vida cotidiana de los ciudadanos y de los soldados de ambos bandos¡±.
L¨®gicamente, en numerosas grabaciones el acento informativo se pon¨ªa en todo lo relacionado con los intereses de EE UU o sus ciudadanos, como cuando se recogen unas declaraciones del embajador de Estados Unidos, Claude G. Bowers: ¡°Se est¨¢n haciendo todos los esfuerzos posibles [...] para evacuar a los americanos de los puntos de peligro¡±. M¨¢s adelante, el narrador explica: ¡°Muchos [estadounidenses] estaban en viaje de vacaciones, tranquilos, cuando el infierno de la guerra estall¨® a su alrededor. Est¨¢n asustados, pero dan gracias por estar ya fuera de la tierra donde nadie sabe cu¨¢ndo puede llegar el final¡±. Tambi¨¦n se recoge el estado de alerta en el que otros pa¨ªses neutrales se encontraban ante la situaci¨®n en Espa?a: ¡°Bajo el ce?udo Pe?¨®n de Gibraltar, los ca?ones [de buques de guerra del Reino Unido] est¨¢n listos para defender el dominio brit¨¢nico del Mediterr¨¢neo¡±.
Solo un mes despu¨¦s del estallido de la guerra se informa de que, seg¨²n la Cruz Roja, el conflicto ¡°se ha cobrado m¨¢s de 35.000 vidas¡±. ¡°Es una guerra sin piedad. No hay reglas¡±. ¡°La desolaci¨®n y la muerte se vuelven algo com¨²n. Una naci¨®n dividida que amenaza con destruirse a s¨ª misma¡±. La Corporaci¨®n Hearst presume de que sus reporteros toman ¡°escenas reales de combates en todas partes, en los frentes rebelde y gubernamental¡± y, a la vez, ¡°escenas conmovedoras de refugiados que huyen a Hendaya, en Francia, obligados a abandonar sus hogares¡±.
Cuando llega el final de la guerra, una grabaci¨®n del 29 de marzo de 1939 da cuenta de que en Madrid ha reinado ¡°un terror indescriptible¡± por los ataques a¨¦reos, que ¡°han asaltado casi a diario la desventurada capital de Espa?a¡±. La voz en off adopta un tono eleg¨ªaco: ¡°Una tierra de miedo y desesperaci¨®n, en la que las llamas de un conflicto despiadado consumieron ciudades enteras¡±. Y vaticina lo que pod¨ªa suceder al pueblo espa?ol mientras se ve a soldados de Franco repartiendo pedazos de pan entre la hambrienta poblaci¨®n de la capital: ¡°Tras la rendici¨®n de Madrid, llega la paz. No saben lo que puede presagiar la victoria de Franco, pero la paz les trae hoy pan en lugar de balas¡±. Quedaban a?os de muchas balas y poco pan.
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