Esto es una exposici¨®n de Magritte
Una retrospectiva esclarece en Nueva York la primera etapa del creador belga
En la Europa de entreguerras un joven dise?ador belga consigue armar su primera exposici¨®n de pintura. Con cerca de 60 obras emprende una nueva ruta y deja atr¨¢s el poscubismo, para centrarse en la representaci¨®n de objetos reales a los que imprime un enigm¨¢tico giro. En los papiers coll¨¦s emplea hojas de partituras; en el retrato de su amigo el poeta Paul Nogu¨¦ duplica una misma imagen acerc¨¢ndose a los fotogramas cinematogr¨¢ficos con su pincel. Unos meses despu¨¦s emprende rumbo a Par¨ªs y durante los siguientes tres a?os clava con su pincel los reflejos, asociaciones y enga?os que rodean la experiencia humana contempor¨¢nea. Esa estancia parisina, el periodo m¨¢s prol¨ªfico en la carrera de Ren¨¦ Magritte en el que realiza m¨¢s de 170 cuadros y trabaja la met¨¢fora en dos dimensiones, rompiendo los trucos establecidos ¡ªya sea recordando al espectador que eso que ve en el lienzo no es una pipa, por muy fiel que se la reproducci¨®n¡ª, o elaborando mapas mentales. La exposici¨®n Magritte: the mystery of the ordinary (Magritte: El misterio de lo corriente) presentada en el MoMA de Nueva York este oto?o se detiene en esa primera etapa en la que este maestro del surrealismo defini¨® su particular estilo y cre¨® algunas de sus obras m¨¢s ic¨®nicas como Les amants(1928).
El punto de partida de esta muestra que permanecer¨¢ abierta hasta el 12 de enero en Nueva York y viajar¨¢ el a?o pr¨®ximo a las sedes de los coorganizadores, The Menil Collection en Houston y The Art Institute de Chicago, es 1926. Abarca hasta 1938, cuando el pintor pronunci¨® la conferencia La l¨ªnea de la vida en Amberes antes de su 40 cumplea?os. All¨ª Magritte reflexion¨® sobre el cambio en su estilo y su relaci¨®n con el surrealismo. Seg¨²n explic¨® entonces fue ¡°una larga experiencia contemplativa en una brasserie sin pretensiones en Bruselas¡± lo que gener¨® un ¡°estado mental en el que incluso las molduras de una puerta estaban imbuidas de una misteriosa cualidad¡±.
Abarca hasta 1938, cuando el pintor pronunci¨® la conferencia La l¨ªnea de la vida en Amberes antes de su 40 cumplea?os.
Ese misterio, desprovisto del contexto hist¨®rico que rode¨® al pintor y de su posterior repercusi¨®n en la obra de otros artistas, es el eje de la costosa exposici¨®n que re¨²ne 80 obras procedentes de medio mundo (desde Jap¨®n hasta Stuttgart, pasando por Par¨ªs, Florida, Los ?ngeles, Londres o Estocolmo), tanto de museos como de colecciones privadas.
La inmensa popularidad e influencia de Magritte en el mundo contempor¨¢neo promete convertir la exposici¨®n en un ¨¦xito en n¨²mero de visitas, puede que tan notable como la instalaci¨®n del Rain room de Ramdom International que gener¨® largas colas en las inmediaciones del museo este verano. Pero curiosamente Magritte, cuyas propuestas art¨ªsticas fueron recogidas con entusiasmo d¨¦cadas despu¨¦s por la corriente pop, no tuvo muy buena acogida en Estados Unidos en un principio. La primera exposici¨®n de sus cuadros se celebr¨® en la galer¨ªa neoyorquina de Julien L¨¦vy en 1936 y solo el galerista compr¨® obra, aunque ese mismo a?o el belga form¨® parte de la exposici¨®n que el MoMA celebr¨® bajo el t¨ªtulo Fantastic art, dada, surrealism (Arte fant¨¢stico, dad¨¢, surrealismo). En Londres, sin embargo, tuvo mejor suerte durante este fase de su carrera, y recibi¨® un encargo del mecenas Edward James en 1937 para pintar tres obras, dos de las cuales se incluye en la presente exposici¨®n (Le mod¨¦le rouge y Au seuil de la libert¨¦).
El recorrido por las salas, estructurado cronol¨®gicamente, permite reconstruir la influencia que De Chirico, Duchamp, Ernst y Picasso tuvieron en el pintor belga y el desarrollo de su particular estilo realista y on¨ªrico, te?ido de iron¨ªa, en el que se tensa la cuerda entre la realidad y la ficci¨®n con una sobriedad ajena a Dal¨ª. La partici¨®n de un lienzo en apartados como en Le musee d¡¯une nuit (1927) le permite crear mapas mentales en Le masque vide (1928) que desembocan en la composici¨®n de obras a partir de varios cuadros, como en el desnudo en cinco partes de L¡¯evidence eternelle (1930). El marco, dentro y fuera de la imagen representada, el bomb¨ªn, y la mirada, furtiva o como simple reflejo, son algunos de los temas centrales en las piezas reunidas en la exposici¨®n, que tambi¨¦n presenta una decena de fotograf¨ªas del pintor as¨ª como algunos ejemplos de su trabajo como dise?ador gr¨¢fico. Tal y como explic¨® la comisario del MoMA Anne Umland el trabajo en esta muestra ha permitido al museo estudiar al detalle los cuadros de Magritte que forman parte de su colecci¨®n y en los que han descubierto bocetos previos de otras im¨¢genes como en el caso de La dur¨¦e poingard¨¦e que esconde un cuadro incluido en el cat¨¢logo razonado del pintor que se pensaba que estaba perdido.
Aunque la exposici¨®n se detiene poco antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial, no hace menci¨®n expl¨ªcita a ello. ¡°Despu¨¦s nada volvi¨® a ser igual¡±, explic¨® la comisaria. Y esa historia, como la que aguardaba al futuro del legado de Magritte, escapa los l¨ªmites de <CF1001>El misterio de lo corriente.
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