Ballenas y vallenatos en el Congreso de la Lengua de Panam¨¢
El VI Congreso de la Lengua se re¨²ne en Panam¨¢ para celebrar los libros y las palabras Se hablar¨¢ sobre la historia de la lectura, la industria editorial, la ense?anza y la creaci¨®n literaria
Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez volvi¨® la cara con toda amabilidad hacia aquella mujer que por fin consegu¨ªa dirigirle la palabra tras abrirse paso en la conversaci¨®n. Un grupo de periodistas y el escritor colombiano miraban hacia el mar desde la embarcaci¨®n en la que navegaban cerca de Los Cabos (M¨¦xico) con la esperanza de avistar algunas ballenas. Todos ellos participaban esos d¨ªas en la asamblea de la Sociedad Interamericana de Prensa de marzo de 2004. ¡°Y d¨ªgame¡±, le interpel¨® Elizabeth Dulanto, directora de la revista peruana Cosas: ¡°?Qu¨¦ tienen que ver con las ballenas esos ballenatos que cantan en su pa¨ªs?¡±. Y el premio Nobel le respondi¨® con toda cordialidad: ¡°No, se?ora, el vallenato es con uve¡±.
El I Congreso Internacional de la Lengua Espa?ola, celebrado en Zacatecas (M¨¦xico) en abril de 1997, se recordar¨¢ sobre todo por aquel discurso inaugural en el que Garc¨ªa M¨¢rquez brome¨® contra la ortograf¨ªa del espa?ol y propuso acabar con ¡°esas haches rupestres¡± y con la diferencia entre la ge y la jota, o entre la ¡°be de burro y la ve de vaca¡±; esas letras, dijo, ¡°que los abuelos espa?oles nos trajeron como si fueran dos, y siempre sobra una¡±.
La propuesta se qued¨® en la memoria de millones de hispanohablantes, pero ning¨²n movimiento cultural importante se tom¨® en serio la humorada, nadie la desarroll¨® o la plante¨® para su aplicaci¨®n; lo cual, de haber ocurrido, habr¨ªa terminado haciendo inservibles millones de libros, habr¨ªa destruido tal vez la unidad ortogr¨¢fica y habr¨ªa contribuido a borrar muchos de los cromosomas que apreciamos inconscientemente en las palabras escritas, como sucede con ese ¡°vallenato¡± que procede de un valle colombiano, y m¨¢s exactamente de los natos de ese valle, los valle-natos. ¡°Vallenato no viene de ballena¡±, agreg¨® Garc¨ªa M¨¢rquez, seg¨²n el recuerdo todav¨ªa fresco de su interlocutora. ¡°Viene de Valledupar¡±.
1.200 docentes paname?os han sido becados para asisitir a las sesiones y recibir cursos espec¨ªficos
Los congresos trienales de la lengua celebrados hasta ahora no adquirieron repercusi¨®n internacional por los trabajos presentados en sus reuniones, algunos de gran rigor cient¨ªfico, ni por las mesas redondas para un p¨²blico reducido o de especialistas, sino por aquel discurso iconoclasta de Garc¨ªa M¨¢rquez. O tambi¨¦n por la entra?able reflexi¨®n sobre Las malas palabras que regal¨® el negro Roberto Fontanarrosa en Rosario (2004), con una defensa cerrada de la voz ¡°carajo¡±; o por aquel homenaje sobrecogedor a Ernesto S¨¢bato, con una ovaci¨®n de diez minutos. O por la cara de susto con que fueron retratadas en Valpara¨ªso, Chile (2010), las personalidades que estaban prestas para la jornada inaugural, arruinada por el tremendo terremoto. O por el autoplagio de Camilo Jos¨¦ Cela en Valladolid (2001), quien repiti¨® el texto que hab¨ªa pronunciado tres a?os antes en la ciudad mexicana. (El hecho lo descubrieron algunos asistentes a ambos actos, y al d¨ªa siguiente lo cont¨® en exclusiva mundial la periodista Helena Madico en El D¨ªa de Valladolid).
Sin embargo, y compitiendo con tantas an¨¦cdotas, la reuni¨®n de Cartagena de Indias (2007), por ejemplo, sirvi¨® como trampol¨ªn para publicar la edici¨®n definitiva de Cien a?os de soledad, revisada y corregida personalmente por su autor y que ya por siempre quedar¨¢ fijada de ese modo. Y antes, el congreso de Valladolid (2001) ofreci¨® el mejor marco para impulsar el nuevo diccionario acad¨¦mico, el que a¨²n reposa en cientos de miles de estantes como ¨²ltima edici¨®n impresa actualizada, el que se puede consultar ahora mismo por Internet en www.rae.es. Y Zacatecas (1997) acogi¨® el estreno del Diccionario geogr¨¢fico universal, con (casi) todos los top¨®nimos generales del espa?ol, escrito por el acad¨¦mico mexicano Guido G¨®mez de Silva. Por su parte, la prepublicaci¨®n del Diccionario panhisp¨¢nico de dudas, concebido en una mesa redonda en Zacatecas, vio la luz en Rosario (2004), donde tambi¨¦n se desentra?¨® a¨²n m¨¢s el Quijote con una erudita edici¨®n acad¨¦mica encabezada por un pr¨®logo de Vargas Llosa.
El VI congreso que se desarrollar¨¢ en la ciudad de Panam¨¢ del 20 al 23 de octubre pr¨®ximos ofrecer¨¢ igualmente al gran p¨²blico algunos motivos de recuerdo y muchas an¨¦cdotas, tal vez; pero, como los anteriores, su celebraci¨®n no se justificar¨¢ solamente con eso.
S¨ª contribuir¨¢n a conseguirlo algunos otros hechos programados para aprovechar este tir¨®n medi¨¢tico. Por ejemplo, la Asociaci¨®n de Academias de la Lengua Espa?ola incorporar¨¢ a su p¨¢gina www.asale.org el Diccionario de americanismos (hasta ahora consultable solamente en un voluminoso libro impreso), cuya aplicaci¨®n est¨¢ lista para sumarse a las que se pueden hallar en www.rae.es: el diccionario usual (el DRAE) y el Diccionario panhisp¨¢nico de dudas (el DPD), entre otras mejoras de la oferta cibern¨¦tica de la instituci¨®n. Y se les a?adir¨¢n en esa misma direcci¨®n la Nueva gram¨¢tica de la lengua espa?ola (2009) y la Ortograf¨ªa de la lengua espa?ola (2010). Y en el terreno del papel, se imprimir¨¢ para su distribuci¨®n el nuevo manual Ortograf¨ªa escolar, que saldr¨¢ con un precio de cinco euros en Espa?a y tres d¨®lares en Am¨¦rica.
El congreso servir¨¢ igualmente como c¨¢mara ecoica para los avances en el Nuevo diccionario hist¨®rico del idioma espa?ol, dirigido por el acad¨¦mico Jos¨¦ Antonio Pascual, y para la presentaci¨®n del Corpus del espa?ol del siglo XXI, que recoge en soporte inform¨¢tico 350 millones de formas (el 70% de las cuales procede de Am¨¦rica) bajo la direcci¨®n del acad¨¦mico Guillermo Rojo.
As¨ª que, igual que sucede cuando un pa¨ªs organiza los Juegos Ol¨ªmpicos, estas grandes reuniones de personalidades de la cultura en espa?ol se convierten en un foco que irradia prestigio, atrae la atenci¨®n de los medios y sirve como disculpa para actividades adicionales.
Se presentar¨¢ el corpus del espa?ol actual, con 350 millones de formas; el 70% de ellas procedentes de Am¨¦rica
La ministra de Educaci¨®n de Panam¨¢, Lucy Molinar, una mujer cicl¨®n que desprende energ¨ªa a su paso y cuya mano se nota en el programa del congreso, ha enfocado esta tarea con la idea de que su pa¨ªs obtenga una gran rentabilidad social del acontecimiento. Ha hecho suyo el programa y est¨¢ decidida a extraerle todo el jugo en beneficio de Panam¨¢. El presupuesto de la gran asamblea del idioma (3,5 millones de d¨®lares, unos 2,6 millones de euros) lo cubrir¨¢ al completo el Gobierno paname?o, que no ha solicitado patrocinios. Y eso le permite manejarse con gran influencia en la organizaci¨®n.
De este modo, y entre otras decisiones, Panam¨¢ ha becado a 1.200 profesores de ense?anza media para que asistan a las reuniones y a los actos, y puedan vivir esta gran fiesta del espa?ol entre los grandes autores y estudiosos del idioma. Eso forma parte del proyecto Rednade (su red nacional de docentes de espa?ol).
Lucy Molinar cuenta los antecedentes: ¡°La red naci¨® en la asamblea de las academias de la lengua que se celebr¨® aqu¨ª en 2011. Nosotros invertimos 500.000 d¨®lares en la reuni¨®n, pero pedimos a cambio que una semana antes algunos acad¨¦micos impartieran cursos de capacitaci¨®n para docentes paname?os de espa?ol. Despu¨¦s esos mismos profesores se organizaron en red. El grupo creci¨®, se fueron comunicando entre ellos¡ y ahora hemos organizado que 1.200 profesores asistan a las sesiones y reciban conferencias espec¨ªficas de algunos de los participantes. Van a ser los verdaderos protagonistas del congreso; y durante uno de los actos se har¨¢ la premiaci¨®n de los concursos que han tenido¡±.
La utilidad de estos congresos tambi¨¦n la defiende el siempre ingenioso Pedro Luis Barcia, quien tiene experiencia en estas reuniones trienales tras haber dirigido la Academia argentina durante 12 a?os y hasta hace solo unos meses. Incluso ha acu?ado una frase: ¡°Los congresos de la lengua alborotan el avispero medi¨¢tico, patean el hormiguero tem¨¢tico y reaniman el almario docente¡±. Lo cual se desarrolla de este modo en relaci¨®n con el avispero: ¡°Durante una semana, avispones, t¨¢banos y otros comunicadores urticantes hincan en el noble caballo de la lengua sus aguijones, se ceban en ¨¦l, y hacen de su materia la principal noticia de los medios¡±. Y as¨ª respecto al hormiguero pateado: ¡°Salen a la luz y al pleito todos los temas esenciales asociados a lo ling¨¹¨ªstico, la lectura, la edici¨®n y un largo etc¨¦tera. Es una oportunidad de destripar el mu?eco con sano ensa?amiento¡±. Y finalmente se reanima el almario docente porque los profesores de espa?ol pueden ¡°all¨ª sentados, como esponjas, absorber cuanto se discute y expone, y con ello, reanimar su esp¨ªritu y regresar a sus espacios habituales con renovado ¨¢nimo para defender la lengua, que es el m¨¢s importante de los contenidos transversales de la educaci¨®n¡±.
El escritor peruano Fernando Iwasaki, que reside en Sevilla desde 1985, acude al congreso tambi¨¦n con la convicci¨®n de que estas convocatorias resultan ¨²tiles: ¡°Fui uno de los invitados al IV Congreso, en Rosario (2004), y la ponencia que present¨¦ se bas¨® en las palabras del flamenco que entonces la norma no incorporaba, a pesar de la discograf¨ªa, la literatura y la celebridad de los artistas flamencos. Casi diez a?os m¨¢s tarde, la RAE acaba de recoger todas las voces que present¨¦ en mi ponencia [El Flamenco y Am¨¦rica Latina: Un habla de ida y vuelta], y quiero pensar que de algo sirvi¨® aquella conferencia¡±.
El Gobierno de Panam¨¢ se ha hecho cargo de todo el presupuesto: 2,6 millones de euros
En la reuni¨®n de Cartagena en 2007, Bill Clinton, expresidente de EE UU, que particip¨® con un discurso, dijo que ¨¦l hab¨ªa le¨ªdo Cien a?os de soledad en ingl¨¦s cuando ten¨ªa 25 a?os, y que ahora su hija lo estaba leyendo en espa?ol. Sobre ese empuje de nuestra lengua en aquel pa¨ªs pueden hablar ahora Enrique Durand y Jon Lee Anderson, anunciados ambos como ponentes en las reuniones de Panam¨¢.
Durand, periodista estadounidense de origen argentino, que ha sido durante 14 a?os responsable de los servicios informativos de la CNN en espa?ol (desde Atlanta para toda Am¨¦rica), cree que nuestra lengua goza en EE UU de una ¡°bendici¨®n mixta¡± con el aporte enormemente diverso de hispanohablantes que proceden de todas las latitudes latinoamericanas y de Espa?a. ¡°Digo mixta¡±, precisa, ¡°porque a la variedad de vocablos que incorporan se une el descuido de las normas para su uso, debido a las mezclas idiom¨¢ticas, incluida la influencia del ingl¨¦s, y eso afecta a la precisi¨®n con que se emplean las palabras¡±. Durand se refiere por ejemplo a los ¡°falsos amigos¡± entre las dos lenguas (como traducir library por ¡°librer¨ªa¡± en vez de ¡°biblioteca¡±). ?l los ha perseguido durante a?os cuando se colaban en los textos informativos, pues siempre ejerci¨® como atento mejorador del idioma de las noticias.
El aumento de hispanohablantes en la zona de Atlanta, donde Durand reside y donde trabaja como consultor de medios informativos, no parece haber producido sin embargo un mayor apetito por libros escritos en espa?ol. ¡°Uno de los factores¡±, precisa Durand, ¡°ha sido la desaparici¨®n de Borders, una de las grandes cadenas de librer¨ªas, que sol¨ªa ofrecer una discreta colecci¨®n de t¨ªtulos. La cadena superviviente tiene una modesta selecci¨®n, en su mayor¨ªa de traducciones del ingl¨¦s al espa?ol o de libros inspiradores, con muy pocos de literatura hispana original¡±.
Periodista como es, y hasta el tu¨¦tano, Durand decide darse una vuelta por esa librer¨ªa para completar su respuesta. Y dice al regreso: ¡°Pude contar cuatro t¨ªtulos de Vargas Llosa y uno de Garc¨ªa M¨¢rquez. Uno de los gerentes me coment¨® que no ha habido a¨²n una expansi¨®n de ventas como consecuencia del aumento de la poblaci¨®n de habla hispana, y que los t¨ªtulos que tienen cierta salida son los de mucho ¨¦xito de autores consagrados, particularmente cuando ya llevan un tiempo en los mercados latinoamericanos o de Espa?a¡±.
Durand es un latino norteamericanizado (sin perder los or¨ªgenes). A la inversa, Jon Lee Anderson, periodista estadounidense, puede ense?arle a un espa?ol el verbo ¡°embullar¡± y su significado aprendido en Cuba: animar a alguien a la bulla (Fernando Garc¨ªa Mongay, 2005). Nacido en California hace 56 a?os, merecer¨ªa la nacionalidad iberoamericana si existiese. Quiz¨¢ no sea justo explicar que ha vivido en Per¨² o en Honduras, sino que ha vivido Per¨², Honduras¡ Y ha vivido Cuba, y El Salvador, y Colombia y Granada (Espa?a). Y qui¨¦n sabe cu¨¢ntos lugares m¨¢s habr¨¢ vivido. Y sufrido, pues narr¨® todas las guerras de los ¨²ltimos 30 a?os. Acaba de aterrizar de uno de sus vuelos por el mundo y responde con rapidez que espera llegar al congreso, porque debe recibir un premio en esos mismos d¨ªas: el Maria Moors Cabot, otorgado por la universidad de Columbia.
Los congresos de la lengua han resaltado siempre la unidad y la diversidad del espa?ol, y tambi¨¦n la capacidad de que una variante del idioma se enriquezca con otra sin que eso genere problemas de comprensi¨®n. Un buen ejemplo lo aporta el propio Fernando Iwasaki: ¡°Despu¨¦s de casi treinta a?os de residencia en Sevilla mi habla peruana se ha enriquecido con la andaluza. No encuentro ninguna contradicci¨®n, porque en Andaluc¨ªa se mezclan ambas con naturalidad. Por ejemplo, cuando escucho la expresi¨®n ¡®ustedes sab¨¦is¡¯. En mi web he creado una secci¨®n dedicada al habla andaluza e hispanoamericana, donde creo haber dilucidado divertidas etimolog¨ªas andaluzas como ojana y jamacuco¡±.
En esta ocasi¨®n, el congreso girar¨¢ en torno al libro, ya se trate del que se lee sobre papel o el que se aparece sobre una pantalla. La idea parti¨® de la Real Academia Espa?ola, con Jos¨¦ Manuel Blecua como impulsor. As¨ª, unos 210 ponentes se repartir¨¢n en mesas y seminarios que a su vez se engloban bajo cuatro ep¨ªgrafes, todos ellos relacionados con el libro: la historia de la lectura y sus historiadores, la industria editorial, la ense?anza y, finalmente, los creadores y la comunicaci¨®n. El n¨²mero de asistentes se contar¨¢ por miles.
Pedro Luis Barcia: ¡°Estos congresos alborotan el ¡®avispero¡¯, patean el ¡®hormiguero¡¯ y reaniman el ¡®almario¡±
Ese primer gran apartado sobre la historia parte de que el congreso coincide (adem¨¢s de con el tercer centenario de la Real Academia, que recibir¨¢ por ello un homenaje el d¨ªa 21) con el quinto centenario del descubrimiento del Mar del Sur, que supuso la apertura de los nuevos espacios del Pac¨ªfico a la cultura escrita de raigambre hispana. En cuanto a la industria, el congreso abordar¨¢ los desaf¨ªos de la era electr¨®nica, entre ellos los grandes proyectos de digitalizaci¨®n de las bibliotecas nacionales. El libro electr¨®nico planear¨¢ sin duda por estos debates. Pero el soporte no es importante para Fernando Iwasaki: ¡°Una cosa es la literatura y otra muy distinta su soporte. La Il¨ªada ha sobrevivido a los poetas ambulantes, los papiros de Alejandr¨ªa, los incunables medievales y a las ediciones de quiosco. Internet no es una amenaza para la Il¨ªada, pero Brad Pitt s¨ª, pues su versi¨®n de Troya se carg¨® los mitos griegos¡±.
¡°Por lo dem¨¢s¡±, remata, ¡°el libro electr¨®nico es como el Viagra: sin duda una maravilla, aunque espero no tener que usarlo¡±.
En el congreso intervendr¨¢ con un papel destacado el escritor y abogado paname?o Juan David Morgan, autor entre otras obras de El silencio de Gaud¨ª (ediciones B), una novela muy documentada que mezcla la eternidad y la actualidad: la catedral barcelonesa de la Sagrada Familia y las obras del AVE; que habla de canonizaciones y recuerda a los seis jesuitas asesinados en El Salvador en 1989, de quienes un personaje asegura que ¡°tienen tanto o m¨¢s m¨¦rito que Escriv¨¢¡± para ser santos; que gira en torno al papa Benedicto XVI y a un manuscrito con una verdad oculta. Y entre todo ello, la admiraci¨®n por el arquitecto catal¨¢n.
En los congresos de la lengua celebrados hasta ahora (excluido obviamente el de Chile), los grandes escritores del idioma espa?ol recibieron aclamaciones como si se tratara de estrellas del rock. Y todo lo que hubo a su alrededor se transform¨® en fiesta ciudadana, porque la gente acud¨ªa a los actos en masa y alegre.
En el ambiente festivo de Panam¨¢ no faltar¨¢n los vallenatos. Y como la ciberp¨¢gina del Nuevo diccionario hist¨®rico del espa?ol ya permite bucear entre los 10 millones de fichas, ahora digitalizadas, que elaboraron durante a?os los acad¨¦micos, podemos hallar ah¨ª las viejas anotaciones sobre esta palabra bailona. Una ficha de 1993, extra¨ªda tal vez de un diccionario de colombianismos, recoge: ¡°Vallenato. Habitante de Valledupar, capital del departamento de Cesar¡±. Y en otra papeleta del mismo a?o se lee: ¡°Vallenato. Baile popular t¨ªpico de Valledupar (¡). Canci¨®n popular que corresponde a este baile. Su texto se basa en relatos y tradiciones populares. El instrumento principal de la m¨²sica que la acompa?a es el acorde¨®n¡±.
Los acad¨¦micos ten¨ªan, pues, cumplida noticia de este vocablo, pero no lo han incluido todav¨ªa en el Diccionario. Seguramente han entendido que la palabra no alcanzaba la extensi¨®n suficiente en el ¨¢mbito del espa?ol. Eso bien podr¨ªa centrar unos largos debates en el congreso de Panam¨¢, pa¨ªs enclavado en una zona donde el vallenato circula con su pasaporte caribe?o sin reparar en fronteras.
Todos los acad¨¦micos asistentes tendr¨¢n ahora la oportunidad de experimentar ese baile en persona. Quiz¨¢ sigan dudando de su extensi¨®n, pero no de su intensidad.
Babelia
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