El Real psicoanaliza a Hern¨¢n Cort¨¦s y a Moctezuma en ¡®La conquista de M¨¦xico¡¯
El coliseo madrile?o estrena hoy 'La conquista de M¨¦xico', nueva producci¨®n basada en la composici¨®n de Wolfgang Rihm
No ver¨¢n sangre, lanzas y caballos masacrando a los ind¨ªgenas. La conquista de M¨¦xico del compositor alem¨¢n Wolfgang Rihm, que el Teatro Real estrena hoy, es m¨¢s bien el retrato psicol¨®gico ¡ªo antipsicol¨®gico¡ª de un encuentro que cambi¨® el rumbo de la historia: el del caudillo azteca Moctezuma con el conquistador espa?ol Hern¨¢n Cort¨¦s. El montaje, con escenograf¨ªa del escultor Alexander Polzin (que volver¨¢ en abril con Lohengrin) y direcci¨®n de escena de Pierre Audi, explora la fascinaci¨®n rec¨ªproca entre ambas culturas (los conquistadores y los conquistados) que se desprende del texto original de Antonin Artaud en el que se bas¨® Rhim para su obra, estrenada en 1992.
La complejidad de esta pieza parte de un hecho tremendamente sencillo: no hay historia. Tampoco un libreto en el que Rihm, uno de los autores m¨¢s prol¨ªficos de todos los tiempos (400 t¨ªtulos), se basase para la composici¨®n. Primero fue la m¨²sica, inspirada por los fogonazos de varios textos de Artaud, cuatro estrofas de un poema de Octavio Paz (Ra¨ªz del hombre) y fragmentos de los Cantares mexicanos (tres poemas an¨®nimos indios de 1523). Luego vino la mezcla casi autom¨¢tica de ese texto surgida de la m¨²sica. Algo que, evidentemente, a?ade dificultad a la comprensi¨®n e invita a hacer los deberes antes de sentarse en la butaca. ¡°La escena de Audi ayuda a entender la obra. El marco no es la matanza, es la idea de la fascinaci¨®n de dos culturas, la una por la otra. Pero la fascinaci¨®n debe ir m¨¢s all¨¢ y alcanzar la comprensi¨®n. Por eso termina mal¡±, explicaba Gerard Mortier, el ahora consejero art¨ªstico del Real a EL PA?S durante uno de los ensayos que vino a ver a finales de la semana pasada a Madrid interrumpiendo su tratamiento en Alemania.
Gerard Mortier: El marco no es la matanza, sino la fascinaci¨®n entre dos culturas¡±
Audi ha trabajado sobre una escena (pict¨®rica y escult¨®rica) de Polzin, que ha utilizado materiales contrapuestos para se?alar el batacazo entre ambas culturas. Es inevitable pensar en el Choque de civilizaciones, de Samuel P. Huntington, y la corriente de pensamiento que desat¨®, aunque se insin¨²e lo contrario. Pero el resultado posee armon¨ªa. En ocasiones evoca m¨¢s aquella inquietante po¨¦tica geom¨¦trica del descubrimiento de 2001, una odisea en el espacio, de Kubrick, que a un juicio sobre el episodio hist¨®rico concreto. Al final, como pregonaba Artaud, toda la dramaturgia sucede y se refiere a una suerte de rito originado en el subconsciente m¨¢s que en la superficie narrativa. ¡°Esta obra no tiene un mensaje pol¨ªtico, solo muestra los dilemas de la guerra. Cuando dos civilizaciones se encuentran y no se entienden, la violencia es inevitable, pero tambi¨¦n la fascinaci¨®n¡±, explica el propio Audi tras el ¨²ltimo ensayo.
¡°No hay mensaje pol¨ªtico, la obra muestra los dilemas de la guerra¡±, dice Pierre Audi
Wolfgang Rihm, uno de los compositores vivos m¨¢s importantes, no podr¨¢ estar en Madrid supervisando su obra. Alejo P¨¦rez dirigir¨¢ a la orquesta en el foso, pero tambi¨¦n en los palcos laterales y en el palco real. Una disposici¨®n, que como dice el director argentino, crea algo as¨ª como un sonido en 3D o una ¡°escultura¡± en palabras de Rihm. Moctezuma es una voz femenina (Nadja Michael en el primer reparto) y cuenta con otras dos voces (soprano ligera y contralto) en los laterales del teatro que alargan su registro y multiplican el espacio del p¨²blico, que atraviesan los personajes al comenzar la obra. En el caso de Hern¨¢n Cort¨¦s (Georg Nigl y Holger Falk en el segundo reparto), dos recitantes a?aden con micr¨®fonos algunas capas de voz desde el foso.
A todo ello, se a?ade un coro pregrabado (por el cuerpo estable del Real) que act¨²a casi en segundo plano. P¨¦rez tiene que llevar en ocasiones un pinganillo para poderlo escuchar y dirigir a la orquesta en tiempo; durante los ensayos se gira constantemente para atender a la diseminada formaci¨®n.
Rihm pens¨® el personaje de Moctezuma como una mujer acentuando algunas ideas de Artaud sobre el choque de opuestos. Pero funciona tambi¨¦n como veh¨ªculo tradicional oper¨ªstico de la dial¨¦ctica narrativa y vocal de ambos sexos. Incluso como una enfermiza historia de amor entre Moctezuma y Cort¨¦s, incapaces de comprenderse. Entre los aztecas (todo personajes femeninos) y los espa?oles (masculinos). ¡°Es una respuesta a algo t¨ªpicamente europeo, con ese esp¨ªritu de catalogarlo todo. Pero Rihm no pretende crear un travesti¡±, aclara Mortier. Eso s¨ª, los conquistadores son hombres, y los conquistados mujeres. Excepto Malinche, la ind¨ªgena amante de Cort¨¦s, que ejerce la neutralidad sexual como int¨¦rprete muda (no dice una sola palabra) entre dos mundos incapacitados para comprenderse.
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