Las dos noches m¨¢gicas de los Beatles
El periodista musical Joaqu¨ªn Luqui, admirador rendido de los cuatro de Liverpool, narra las ¨²nicas actuaciones en Espa?a del grupo. Sus recuerdos sobre los ¨ªdolos del pop est¨¢n recogidos en el libro de art¨ªculos 'Tres, Dos o Uno', que editar¨¢ Aguilar
Este art¨ªculo est¨¢ extra¨ªdo del libro Tres, Dos o Uno, escrito por Joaqu¨ªn Luqui (1948-2005) entre los a?os 1992 y 1993. Narra c¨®mo eran los principales ¨ªdolos de la m¨²sica pop: Beatles, Rolling Stones, Michael Jackson, Madonna, U2, Nirvana... Ser¨¢ publicado por Editorial Aguilar a principios de 2014. A continuaci¨®n, el recuerdo de Luqui:
Solo una vez los Beatles vinieron a actuar en Espa?a y no fue en el momento m¨¢s oportuno.
Aquel verano del 65 supuso lo que resultaba evidente: un respiro, una pausa. Despu¨¦s del arrollador estallido de la beatleman¨ªa en todo el mundo con plataforma sin precedentes en USA desde aquella primera visita en febrero del 64 y la acumulaci¨®n de varios discos Beatles, al mismo tiempo, en los hits mundiales, ten¨ªa que haber un sosegado declinar.
Era imposible estar en todas las semanas con tres o cuatro, o cinco discos arriba.
Ten¨ªa que llegar el momento del l¨®gico descanso¡ y de volver las aguas discogr¨¢ficas a su cauce. O sea, nuevo disco y bombazo super¡ pero no acumulaci¨®n. Y eso, que era l¨®gico, muchos lo tomaron como un s¨ªntoma de decadencia. Y en Espa?a, pa¨ªs donde tanto nos gusta levantar ¨ªdolos para bajarlos de mala manera (salvo excepciones muy contadas) se hablaba en aquella ¨¦poca de que Los Beatles estaban en decadencia, de que era flor de un d¨ªa, de que ya no vend¨ªan tanto, y estaban acabados¡ ¡°y por eso ven¨ªan a actuar aqu¨ª¡±. Malditos sean los calumniadores, los envidiosos. Y de esos hubo muchos en torno a la actuaci¨®n de los Beatles en Espa?a, Madrid y Barcelona.
A las 17.40 del d¨ªa 1 de julio del 65, el Caravelle Air France, de Niza, deposit¨® a los cuatro Caballeros de la Orden del Imperio Brit¨¢nico (acababan de concederles el titulo d¨ªas antes), en el aeropuerto de Barajas.
Las terrazas estaban llenas de fans, que se hab¨ªan colado (a pesar del despliegue policial) hasta la mista escalerilla del avi¨®n. Un griter¨ªo salud¨® a Paul, John, George y Ringo que iban vestidos con atuendos deportivos. John con su t¨ªpica gorra y gafas oscuras, fue el primero en pisar el suelo espa?ol.
La salida la efectuaron por lugar distinto al habitual¡ y se acercaron a ellos dos Cadillacs negros (en Madrid no hab¨ªa Rolls Royce de alquiler que es lo que ellos usaban habitualmente¡). A Ringo un agente le tom¨® por un admirador m¨¢s (la forma de vestir no distingu¨ªa a Ringo de sus fans, y los pelos tampoco). Le propin¨® un empuj¨®n de aupa¡ y menos mal que un sargento se dio cuenta del traspi¨¦s y trat¨® de corregirlo como pudo. Seguro que ese sargento habr¨ªa estado d¨ªas enteros aprendi¨¦ndose de memoria, por fotograf¨ªa, la cara de los cuatro.
muchos periodistas no sab¨ªan distinguir sobre qui¨¦n era John o Ringo o George. Para la mayor¨ªa eran solo ¡°los cuatro melenudos¡±
Detr¨¢s de Ringo, con cara verdaderamente asustada, ven¨ªa Paul, perseguido y rodeado, y a duras penas pudo entrar a trompicones en el Cadillac, que parti¨® inmediatamente seguido del Cadillac de repuesto. Se o¨ªan gritos femeninos ¨Cde ¡°John¡±, ¡°John¡±, y ¡°Paul, m¨ªrame¡±- el pobre Paul, al bajar del avi¨®n y aunque tan deslumbrado por el sol como los otros tres, se par¨® un momento para saludar y dijo ¡°saludos amigos¡± en espa?ol. Y esto le vali¨® unos segundos de retraso en la carrera hacia la aduana, dio tiempo a las fans que esperaban al pie de la otra escalerilla para llegar hasta ¨¦l y dejarle bastante arrugada su chaqueta de ante azul.
La conferencia de prensa fue demencial, claro. La organizaci¨®n, si la hab¨ªa, no sirvi¨® de nada. Los cuatro se amontonaron en un div¨¢n, sobre el que se amontonaron a su vez los fot¨®grafos (alrededor de cien) y los periodistas espa?oles y extranjeros. Se tuvo que usar un altavoz para imponer el orden despu¨¦s de los diez minutos indicados para las fotos.
Cuando empezaron las preguntas, tampoco hubo mucha regularidad. Hubo preguntas de todos los tipos, la mayor¨ªa sin fundamento como sucede con casi todas esas conferencias de prensa.
Y, desde luego, muchos periodistas no sab¨ªan distinguir sobre qui¨¦n era John o Ringo o George. Para la mayor¨ªa eran solo ¡°los cuatro melenudos¡±.
Hubo preguntas tan desafortunadas y topiqueras como la de ¡°?Tem¨¦is enfrentaros con Dalila?¡±. Para contestar hab¨ªa que recordar que Dalila fue la que cort¨® la cabellera a Sans¨®n, que Sans¨®n ten¨ªa su fuerza en el pelo, luego si ellos se encontraban con Dalila, etc¨¦tera.
John sali¨® con sombrero cordob¨¦s, imit¨® algunos pases de flamenco, Paul habl¨® algunas palabras en espa?ol, trajes negros, sin brillo, muy bien cortados y corbata¡ normal¨ªsimos de atuendo, pues¡
Para colmo, la int¨¦rprete, entre tanto jaleo, entendi¨® mal y tradujo peor. Y alg¨²n peri¨®dico extranjero public¨® que en Espa?a les preguntaron por Salvador Dal¨ª, en otro por la cantante Dalida¡., en fin, que los chicos se hicieron un l¨ªo y dijeron: ¡°?Qui¨¦n es esa?¡±. Y as¨ª fue todo. Pasados los minutos fijados, sin que nadie sacara nada en limpio, los gorilas que estaban a su cuidado personal se les llevaron r¨¢pidamente. En Madrid, diez mil espectadores. Hemos hablado antes de las envidias y calumnias. Lo cierto es que, nadie sabe por qu¨¦, sectores diversos de la prensa y radio hicieron una anti-campa?a beatle. Por un lado, diciendo que estaban ya en declive y, por otro, aludiendo a¨²n a sus melenas, su mala influencia en la juventud¡
Tambi¨¦n las 400 pesetas influyeron. Demasiado para entonces. Todo contribuy¨® a que en la plaza de Madrid no registrara el lleno que tiempo despu¨¦s lo hubiera conseguido sin ninguna duda. Pero en aquel verano del 65¡
En grader¨ªos muchos. En las sillas de la arena, vac¨ªos. Mucha gente de grupos, eso s¨ª. Bueno era que fueran a aprender. Much¨ªsimos americanos que llegaron de Torrej¨®n. Sobre todo teenagers (y como comentaban en un peri¨®dico: ¡°Ellas dieron la nota en cuanto a histerismo desencadenado¡±. Los j¨®venes espa?oles mostraron tanto fervoroso entusiasmo como ellas, pero no hicieron el rid¨ªculo de aparentar una locura tan desencadenada, que fueron objeto y blanco de todos los fot¨®grafos y c¨¢maras). Yo debo a?adir que hay reacciones hist¨¦ricas absolutamente normales, y psiquiatras y hasta moralistas luego reconocieron incluso la necesidad de ese tipo de reacciones en determinados momentos y en cierta edad¡
Bien, sigamos con la actuaci¨®n. En la primera parte, Los Pekenikes no lo hicieron mal. Las Beatchicks y Los Rusticks, un grupo de Brian Epstein, que quedaron bien, pero¡ l¨®gicamente, todos esperaban la actuaci¨®n de Los Beatles.
Era la segunda parte del espect¨¢culo. John sali¨® con sombrero cordob¨¦s, imit¨® algunos pases de flamenco, Paul habl¨® algunas palabras en espa?ol, trajes negros, sin brillo, muy bien cortados y corbata¡ normal¨ªsimos de atuendo, pues¡
Empezaron, l¨®gicamente, con Twist and shout y terminaron con Long tall Sally. Otros rocks no suyos: Everybody wants to be my baby y Rock and roll music, curiosamente de actualidad ahora con ese doble LP.
Ringo hizo las delicias de los que le aclamaban cantando el I wanna be your man acompa?ado de graciosos movimientos de su melena estilo ¡°paje¡±, como se dec¨ªa entonces. Tambi¨¦n Ticket to ride, She¡¯s a woman, A hard day¡¯s night, I feel fine y otros temas del Beatles for sale que era su ¨²ltimo LP aparecido en Espa?a entonces y que dio origen a esa ¡°Campa?a de que ya no eran los de antes¡±, etc.
En Barcelona repitieron la demencial rueda de prensa (a la llegada al aeropuerto, un grupo de bellas les obsequi¨® con monteras taurinas, que John emple¨® para la actuaci¨®n). Hubo en la Monumental m¨¢s llenazo que en Madrid. El p¨²blico se comport¨® con entusiasmo y alegr¨ªa, sin pasarse tanto, tanto como se tem¨ªan algunas ¡°autoridades¡±.
Visto as¨ª, desde ahora a entonces, uno piensa en lo que pudo ser esa actuaci¨®n y lo que fue a escala de medios de comunicaci¨®n. Resulta triste llegar a la conclusi¨®n de que Los Beatles actuaran en Espa?a en un momento menos oportuno de lo que pod¨ªa haber sido precisamente despu¨¦s. Los envidiosos hicieron maniobras muy eficaces.
Por esa ¨¦poca, se coment¨® tambi¨¦n que iba a hacerse una pel¨ªcula de Los Beatles con El Cordob¨¦s. Brian Epstein estaba muy interesado, hab¨ªa visto torear a Ben¨ªtez y quer¨ªa hacer cine con ¨¦l. Incluso El Cordob¨¦s estuvo en el hotel de Los Beatles, pero era demasiado tarde (m¨¢s de la una), Los Beatles estaban dormidos, la entrevista no se realiz¨® y la pel¨ªcula qued¨® en proyecto.
Los Beatles y su relaci¨®n con Espa?a tiene otros detalles que queremos recordar.
En noviembre del 71 se expusieron en Madrid los dibujos de John de marcado aire er¨®tico, o m¨¢s bien pornogr¨¢fico, como algunas mentes demasiado puritanas calificaron las litograf¨ªas
Antes de Qu¨¦ noche la de aquel d¨ªa, estuvieron de vacaciones en Tenerife y quedaron muy contentos. George y Ringo volver¨ªan m¨¢s tarde.
John film¨® en Almer¨ªa C¨®mo gan¨¦ la guerra y luego Ringo vendr¨ªa a hacer Blindman y los dos tuvieron frases de elogi¨® para nuestro pa¨ªs.
John pas¨® por Madrid exclusivamente para que le cortara el pelo el peluquero Guirado, el mismo que cortaba el pelo a El Cordob¨¦s. Era la ¨¦poca en que John arremet¨ªa contra Paul en su entrevista Lennon remembers.
Paul estuvo de vacaciones en Benidorm antes de emprender su tour por Europa, la primera con Wings. En Benidorm compuso Hi hi hi que luego fue n¨²mero uno durante las seis semanas en Espa?a.
Paul tambi¨¦n alud¨ªa en las entrevistas que le hicieron sobre la prohibici¨®n de Devolved Irlanda a los irlandeses que hab¨ªa sido n¨²mero uno no solo en Irlanda sino en Espa?a.
En noviembre del 71 se expusieron en Madrid los dibujos de John de marcado aire er¨®tico, o m¨¢s bien pornogr¨¢fico, como algunas mentes demasiado puritanas calificaron las litograf¨ªas. El precio medio era de 25.000 pesetas, que tambi¨¦n escandaliz¨®.
El ¨¢lbum Red Rose Speedway ten¨ªa una frase ¡°muchas gracias¡±, as¨ª en espa?ol, para agradecer a los que hab¨ªan intervenido en la grabaci¨®n.
En el ¨¢lbum Rotogravure, de Ringo, hay una canci¨®n titulada as¨ª, Las Brisas, con varias palabras en espa?ol. De todas formas, la inspiraci¨®n es hispana, Spanish, porque las Brisas es el nombre de un hotel de Acapulco, que inspir¨® el t¨ªtulo de la canci¨®n.
George estuvo de inc¨®gnito dos d¨ªas en Madrid en su ¨¦poca de ¨¦xito del Must pass. Algunos componentes de Pop Tops pudieron estar con ¨¦l. Estuvo viendo flamenco y eso. Grata velada en suma.
* Joaqu¨ªn Luqui fue un admirador rendido de los cuatro de Liverpool. Este extracto estar¨¢ recogido en el libro de art¨ªculos 'Tres, Dos o Uno' (Aguilar).
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