Operaci¨®n encubierta
John Le Carr¨¦ recupera la paranoia antiterrorista y antiisl¨¢mica en 'Una verdad delicada' La novela est¨¢ cargada de sobrentendidos, muchos di¨¢logos y personajes descritos con precisi¨®n
Citando a Graham Greene, su gran referente literario, John Le Carr¨¦ siempre ha dicho que el mayor patrimonio de un escritor son sus primeros a?os de vida y que, teniendo en cuenta esta m¨¢xima, se considera un hombre muy rico. La raz¨®n es la relaci¨®n con su padre, Ronnie Cornwell, un ladr¨®n y estafador profesional que estuvo durante a?os entrando y saliendo de la c¨¢rcel, viviendo entre la opulencia y la pobreza, siempre en los m¨¢rgenes de la ley. Su madre huy¨® cuando ten¨ªa cinco a?os y el futuro escritor se crio en internados. Comenz¨® a trabajar para el MI5 (el servicio secreto brit¨¢nico interior) en Oxford y luego se pas¨® al MI6 (el servicio exterior) en 1960 en Alemania, en los momentos m¨¢s peligrosos de la guerra fr¨ªa (el muro de Berl¨ªn se construy¨® en 1961).
A sus 81 a?os, ha escrito 23 novelas y est¨¢ considerado uno de los grandes narradores contempor¨¢neos con obras de la envergadura de El esp¨ªa que surgi¨® del fr¨ªo, El topo, Un esp¨ªa perfecto (un relato cargado de elementos personales que muchos consideran su mejor novela) o El jardinero fiel. Sin embargo, sigue dando vueltas a los mismos temas: toda su obra est¨¢ marcada por la estela de mentiras que dejaron tanto su progenitor como sus a?os en el espionaje. Su literatura se basa en una profunda observaci¨®n cr¨ªtica de la vida pol¨ªtica contempor¨¢nea ¡ªy alcanza la altura de los cl¨¢sicos decimon¨®nicos¡ª con un tel¨®n de fondo ¨¦tico. Sus h¨¦roes se enfrentan una y otra vez al mismo dilema: c¨®mo pueden permanecer morales en un mundo inmoral. Este asunto aflora con mayor intensidad en su ¨²ltima novela, Una verdad delicada, un relato que est¨¢ a la altura de sus mejores libros, en el que se sumerge en el siniestro mundo de las operaciones encubiertas que han proliferado en los a?os posteriores a los atentados del 11-S.
Los h¨¦roes de Le Carr¨¦ se enfrentan una y otra vez al mismo dilema: c¨®mo ser morales en un mundo inmoral
Los personajes de Le Carr¨¦ se meten en l¨ªos considerables, en sus novelas suele haber bastante acci¨®n; pero siempre tienen una dimensi¨®n moral y una enorme carga simb¨®lica. El oficio del maestro se nota en que nunca se convierten en arquetipos: son seres humanos reales que, sin embargo, describen nuestra ¨¦poca, la era de los secretos y las mentiras. Estos dos conceptos unen la guerra fr¨ªa, en la que naci¨® la literatura de Le Carr¨¦, con los tiempos de la guerra contra el terrorismo, que empez¨® con Bush y Blair, pero, como demuestra la reciente operaci¨®n estadounidense en Tr¨ªpoli o los constantes ataques con drones, a¨²n no ha terminado. ¡°?Qu¨¦ he aprendido en estos 50 a?os?¡±, se preguntaba en un art¨ªculo este verano en el diario brit¨¢nico The Guardian, con motivo del 50? aniversario de la publicaci¨®n de El esp¨ªa que surgi¨® del fr¨ªo, la novela que le convirti¨® en un escritor universal a los 30 a?os. ¡°Si me veo obligado a pensar en ello, no mucho. Salvo que la moralidad del mundo secreto no es muy diferente de la nuestra¡±. En otras palabras, la moralidad de los servicios secretos refleja la sociedad en la que crecen y se multiplican lo que, en un momento como este en el que sabemos que esp¨ªan con impunidad hasta nuestros correos electr¨®nicos, no resulta muy tranquilizador.
Una verdad delicada no es su primera incursi¨®n en la paranoia antiterrorista (y antiisl¨¢mica) posterior a los atentados contra Washington y Nueva York, un tema que ya trat¨® en El hombre m¨¢s buscado. La imaginaci¨®n de Le Carr¨¦ siempre encuentra sus ra¨ªces en la realidad cercana. Como todas sus novelas, exige un cierto esfuerzo por parte del lector, porque sus tramas est¨¢n llenas de sobrentendidos y de momentos de desconcierto. Hay muchos di¨¢logos, muchos personajes introducidos de golpe (y descritos con asombrosa precisi¨®n en dos trazos), ocurren muchas cosas y la trama avanza entre giros inesperados (una trama sobre la que conviene contar lo menos posible, salvo que empieza en Gibraltar, con una operaci¨®n encubierta que tiene muy mala pinta, y que est¨¢ llena de diplom¨¢ticos brit¨¢nicos, descritos con punzante iron¨ªa). Tambi¨¦n, uno de los puntos fuertes de Le Carr¨¦ es su sentido del humor, como demuestra el siguiente di¨¢logo: ¡°?Hab¨ªa hecho esto antes?¡±, dice uno de los protagonistas del libro sobre otro personaje. ¡°Cuando mi querido ex se larg¨® con su nueva novia y la mitad de mi hipoteca, mi padre fue a asediar su piso¡±. ¡°?Y qu¨¦ hizo despu¨¦s?¡±. ¡°Se equivoc¨® de piso¡±.
Hay lectores de Le Carr¨¦ que siguen a?orando los tiempos del Circus, de Smiley, el mortal juego de ajedrez de la guerra fr¨ªa. Es una nostalgia injustificada: el talento de Le Carr¨¦ est¨¢ en haber sabido narrar con enorme talento su ¨¦poca y haberlo conseguido a trav¨¦s de novelas de esp¨ªas, como pod¨ªa haberlo hecho a trav¨¦s de sagas familiares. Pero, sobre todo, est¨¢ en haber logrado demostrar una y otra vez una m¨¢xima moral crucial: que siempre podemos elegir entre el bien o el mal, que incluso en los peores tiempos se pueden tomar las decisiones correctas.
Una verdad delicada. John Le Carr¨¦. Traducci¨®n de Carlos Milla Soler. Plaza & Jan¨¦s. Barcelona, 2013. 368 p¨¢ginas. 22,90 euros (electr¨®nico: 10,99)
Babelia
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