El m¨¢s hermoso crep¨²sculo
¡®Abbey Road¡¯, ma?ana con EL PA?S por 9,90 euros. El disco fue el ¨²ltimo trabajo de la banda y refleja con brillantez las disensiones que atravesaban
Ay, los ¨²ltimos a?os de los grupos. Todo se complica en esos momentos finales, cuando las tensiones internas son ya irreprimibles, el m¨¢s m¨ªnimo roce levanta una ampolla y no se puede pisar sin que explote una mina.
?Lo curioso es que de esos estertores en los que todo indicar¨ªa que nada puede funcionar surgen obras apreciables. Pasa en m¨¢s ocasiones de las que parecer¨ªa usando el sentido com¨²n. Incluso, a veces, del crep¨²sculo surge una obra maestra, como Abbey Road, el ¨²ltimo disco que grabaron los Beatles y que ma?ana se puede comprar por 9,90 euros en una versi¨®n remasterizada junto con EL PA?S.
S¨ª, el ¨²ltimo. Porque aunque fuera el pen¨²ltimo disco de los Beatles en ver la luz, Abbey road fue el ¨²ltimo en ser grabado. Casi un milagro, vistas las circunstancias en las que se concibi¨®.
En 1969 los Beatles eran un grupo partido. Las sesiones de Get back, que dar¨ªan lugar al ¨¢lbum p¨®stumo del grupo, Let it be, hab¨ªan acabado en desastre. George Harrison ya hab¨ªa amagado con irse; Lennon, que ten¨ªa la cabeza ¡ªy casi el cuerpo¡ª m¨¢s fuera que dentro hab¨ªa propuesto continuar con Hendrix o Eric Clapton en su lugar. Solo Paul McCartney apostaba por seguir adelante. Con ¨¦l al mando, claro. Finalmente Harrison recul¨® y volvi¨® a las duras sesiones de un disco que empez¨® siendo el intento de retomar la energ¨ªa rock de sus comienzos (de ah¨ª lo de Get back, volver) y terminar¨ªa siendo la constataci¨®n de que no hab¨ªa futuro juntos (Let it be, d¨¦jalo estar).
Era imposible volver atr¨¢s. Hab¨ªan pasado solo seis a?os y medio desde la publicaci¨®n de Please please me, pero para los Beatles ese periodo equivale al de una era geol¨®gica. De la nada a ser estrellas, ¡°mas grandes que Jes¨²s¡±. Con una tragedia que marca el comienzo del fin:la repentina muerte, en agosto de 1967, de Brian Epstein, el manager del grupo, dej¨® un vac¨ªo que apuntaba a desastre.
La desaparici¨®n de la persona que hab¨ªa llevado todo, desde la intendencia diaria hasta la fundaci¨®n de Apple, la intent¨® cubrir McCartney y no todo el mundo lo acept¨® bien. El que menos Harrison, que pensaba que no era apreciado por el t¨¢ndem compositor. Pero eran todav¨ªa j¨®venes: ¡ªGeorge ten¨ªa 26, Paul, 27; John, 28 y Ringo, 29¡ª y si no pod¨ªan ser los chavalitos de Liverpool del 62, pod¨ªan volver a ser la banda creativa y unida de 1965.
O intentarlo al menos. McCartney decide llamar a George Martin, el productor y art¨ªfice de muchos de sus logros de estudio. Le propone hacer un disco ¡°como antes¡±. Martin acepta, siempre y cuando sea as¨ª y se trabaje como en el pasado, todos juntos, no como en The Beatles (el ¨¢lbum blanco), en el que practicamente hab¨ªan actuado como entidades independientes, y desde luego no como en Let it be, en el que se hab¨ªan comportado como rivales. Para asegurarse de que no va a meter la mano en un avispero le pregunta al bajista si Lennon sabe de la llamada y est¨¢ de acuerdo. ¡°S¨ª¡±, le responde McCartney. Adelante.
Resulta que esa tregua funcion¨®. Y de qu¨¦ manera, adem¨¢s. En el verano de 1969 el cuarteto decide guardarse sus disputas personales y reunirse en los estudios de EMI en Abbey Road para concentrarse en la grabaci¨®n de lo que George Martin denomin¨® la segunda parte de Sgt. Pepper¡¯s.
Abbey road es un disco may¨²sculo, como un todo y despiezado. Abre con Come together, la canci¨®n que escribi¨® Lennon para la campa?a a gobernador de California de Timothy leary, uno de los popes de la contracultura lis¨¦rgica ¡ªy uno de los pocos temas de los Beatles que continu¨® tocando en solitario¡ª. Igual de cruda y directa es I want you (she is so heavy), una canci¨®n de siete minutos y medio, repetitiva, b¨¢sica y experimental al tiempo. Y tambi¨¦n aporta la delicada Because, que dicen que surgi¨® de una idea de Yoko Ono (y que para Paul y George era la mejor del disco).
Es el ¨¢lbum de la explosi¨®n de George Harrison como compositor. ?l trajo Something, esa canci¨®n deliciosa que da, por favor, no se irriten por esta licencia, para unas l¨ªneas de cotilleo. Fue el tema inspirado en un verso de James Taylor que Harrison escribi¨® pensando en su mujer Patty Boyd, que m¨¢s tarde le dejar¨ªa por Clapton.
Trajo otra maravilla, Here comes the Sun. Al parecer ese sol que llegaba era una met¨¢fora de las ganas que ten¨ªa de perder de vista a McCartney. Hasta Ringo Starr mete baza, como si supieran que era su ¨²ltima oportunidad. Eso s¨ª, nada de mensajes. Confirma que estaba en Babia, colocando Octopus's garden, deliciosaf¨¢bula de pulpos que corren por debajo del mar.
El gran misterio es si sab¨ªan que ser¨ªa su ¨²ltimo disco juntos. Seguro que lo intu¨ªan. Alguna pista hay: en la Cara B est¨¢ ese incre¨ªble medley de ocho canciones en 16 minutos. Una suite gozosa que va desde You never give me your money hasta Her majesty, una broma de 25 segundos que aseguran que se col¨® por error. El aut¨¦ntico final deber¨ªa de haber sido The End, una canci¨®n peculiar en la que los cuatro se lucen. Contiene el ¨²nico solo de bater¨ªa de Ringo con los Beatles. Despu¨¦s entra el resto con sus guitarras y compiten tocando el solo, para concluir con un piano y un verso que dice. ¡°And in the end, the love you take is equal to the love you make¡±. (Y al final, el amor que te llevas, es equivalente al amor que das). Si no es una despedida, lo parece.
Hasta la legendaria portada contribuy¨® a amplificar esta sensaci¨®n de final. La foto en el paso de cebra frente al estudio fue tomada en la ma?ana del 8 de agosto de 1969. Se hicieron seis disparos en los diez minutos que la polic¨ªa permiti¨® que la calle estuviese cortada. Es la ¨²nica portada de su historia en el que no figura ni el nombre de la banda ni el t¨ªtulo.
M¨¢s: el disco deber¨ªa haberse llamado Everest. Y pensaron en volar para fotografiarse en la monta?a m¨¢s alta del mundo. Optaron por lo cercano y ese cambio dio lugar a esa historia que dice que Paul McCartney muri¨® en un accidente de autom¨®vil, el de la imagen es un doble y los Beatles quisieron representar un cortejo funerario: Lennon, con traje blanco, ser¨ªa el sacerdote; Starr, de negro, es el amigo de luto; McCartney, descalzo, con el paso cambiado y fumando con la mano derecha a pesar de ser zurdo, ser¨ªa el cad¨¢ver. Y, cerrando, Harrison con vaqueros, el enterrador. Hay m¨¢s detalles: la matr¨ªcula del escarabajo, el coche negro... en fin.
Abbey Road fue, si no su final, su testamento. Y no est¨¢ mal para cuatro chavales de clase media-baja de Liverpool. No se?or.
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