El conflicto sin fin en plano-secuencia
El cine de Israel y Palestina se confirma como inalterable espejo del enfrentamiento ¡®Bel¨¦n¡¯ y ¡®Omar¡¯, en la carrera por los Oscar, ofrecen distintas visiones del problema
Podr¨ªan ser padre e hijo, ambos de tez oscura y cabello rizado. Su ¨¢rabe es perfecto y con ¨¦l se comunican. Pero a pesar de su proximidad, f¨ªsica y emocional, les separa un abismo. Razi es israel¨ª, agente del Shin Bet. Sanfur es su informador, un adolescente palestino. Ambos son los protagonistas de Bel¨¦n, debut en la direcci¨®n de Yuval Adler, preseleccionada para los Oscar y ¨¦xito de cr¨ªtica y p¨²blico en Israel. ¡°Me f¨ªo de ¨¦l como si fuera mi hijo¡±, dice en un momento Razi delante de Sanfur. Es patente que entre ambos hay m¨¢s que una simbiosis. Puede ser confianza o incluso afecto. Ambos intentar¨¢n darse una oportunidad. Pero 65 a?os de conflicto y la memoria de demasiada violencia median entre ellos. La suya es, como la de muchos protagonistas del nuevo cine israel¨ª y palestino, una relaci¨®n maldita.
En Israel y Palestina las esperanzas han sido aplastadas demasiadas veces. Cada intento de negociar una paz duradera es recibido con desencanto. El fatalismo impera, en la vida cotidiana y el arte. En ambas partes, el cine ha hecho del miedo al otro un verdadero g¨¦nero. El resultado son pel¨ªculas que avanzan como tragedias, en las que las decisiones personales no determinan el destino, que viene marcado por una lucha ancestral. Pocas decisiones verdaderamente personales hay en Bel¨¦n. La suerte la dictan los otros: los milicianos palestinos, los islamistas, la inteligencia israel¨ª, los pol¨ªticos y los uniformados, Israel y Palestina.
¡°Los protagonistas tienen una conexi¨®n, pero act¨²an con una compleja dualidad¡±, explica Adler, el director. ¡°Aqu¨ª no hay una historia de amor fraternal contra los elementos. Esto no es Romeo y Julieta. Ambos se quieren y tambi¨¦n se utilizan para sus propios fines¡±, a?ade. Es cierto que, aunque Razi (interpretado por Tsahi Halevi) expresa su afecto a Sanfur (Shadi Mari), en privado se refiere a ¨¦l como un ¡°activo¡±, un instrumento. ¡°Los personajes est¨¢n atrapados en una tragedia, sin opciones, sin giros en su destino. La pel¨ªcula cuenta desde temprano qu¨¦ va a suceder. Es la gram¨¢tica de la tragedia, en la que los personajes no pueden solucionar problemas mayores que ellos mismos¡±.
El cine israel¨ª recibe cada a?o 19 millones de d¨®lares (13,87 millones de euros) de subvenciones p¨²blicas, que permiten la producci¨®n de entre 16 y 20 largometrajes. Se venden, en las 400 salas que hay abiertas en Israel, 11 millones de entradas anuales. Desde 1964, 10 t¨ªtulos israel¨ªes han sido nominados a mejor pel¨ªcula de habla no inglesa, frente a uno de los territorios palestinos, Paradise now (2005), de Hany Abu Assad. En realidad, en los territorios palestinos no hay estudios ni una verdadera industria. Con una econom¨ªa completamente dependiente de las inversiones extranjeras y el gasto p¨²blico, los directores palestinos se ven forzados a optar por las coproducciones.
En esa tradici¨®n es una excepci¨®n Omar, la nueva pel¨ªcula de Abu Assad que, con orgullo, identifica el pa¨ªs de procedencia, simplemente, como Palestina. La pel¨ªcula, que se estren¨® en Cannes y tambi¨¦n ha sido enviada para su consideraci¨®n en los premios de la Academia, es de nuevo una pel¨ªcula sobre el conflicto y la ocupaci¨®n porque, como explica su director, ¡°cuando una pel¨ªcula se ambienta en Palestina, es imposible huir de esos elementos¡±. En este caso, unos j¨®venes palestinos asesinan a un soldado de Israel. El protagonista, Omar (Adam Bakri), es arrestado y desde ese momento, tras abusos y torturas, Israel planta en ¨¦l la semilla de la duda y la desconfianza, que da?ar¨¢ enormemente sus relaciones con sus amigos y su pareja.
Cada a?o se producen en Israel entre 16 y 20 largometrajes
¡°Mi pel¨ªcula es una historia de amor y amistad, un thriller de espionaje, y tiene elementos que son universales¡±, explica Abu Assad, que logr¨® 1,5 millones de d¨®lares (1,09 millones de euros) para financiar su pel¨ªcula ¨ªntegramente del sector privado palestino. ¡°Pero es imposible no mostrar los efectos de la ocupaci¨®n, nuestra voluntad de ser independientes, de avanzar el movimiento de resistencia. Pero una pel¨ªcula sola no puede reflejar todo el conflicto. Es mucho m¨¢s complejo¡±.
¡®Omar¡¯ ha sido financiada por capital privado palestino
En muchos casos, la creciente oferta de cine de conflicto entre palestinos e israel¨ªes responde tambi¨¦n a una demanda internacional, seg¨²n explica Dorit Naaman, experta en cine de Oriente Pr¨®ximo y profesora en la universidad de Queen's en Canad¨¢. ¡°Este tipo de cine suele tener buenos resultados en los festivales, cruciales para atraer financiaci¨®n internacional. No hay duda de que hay una industria del entretenimiento en torno al conflicto, y los creadores cubren una demanda¡±.
Los filmes palestinos e israel¨ªes han ido desprendi¨¦ndose, poco a poco, del estilo l¨ªrico de directores como Elia Suleiman o Amos Gitai, ampliamente reconocidos en Cannes y Venecia. El enfrentamiento, enquistado, ha ido creciendo en estos largometrajes, llev¨¢ndoles por caminos m¨¢s realistas. De hecho, el a?o pasado, en la categor¨ªa de mejor documental en los ?scar coincidieron The Gatekeepers (del israel¨ª Dror Moreh), sobre los servicios de inteligencia israel¨ªes y los desaf¨ªos de la seguridad en los territorios palestinos, y Cinco c¨¢maras rotas (del palestino Emad Burnat y el israel¨ª Guy Davidi), que trata de la construcci¨®n del muro de separaci¨®n en la localidad de Bil¨ªn.
Algunos filmes llevan a israel¨ªes y palestinos a casos extremos, en los que la relaci¨®n entre seres humanos, desprovistos de nacionalidades, desaf¨ªa los resortes y las trampas del conflicto. Lo hace con maestr¨ªa el israel¨ª Michael Mayer en Out in the dark, su debut, en el que el acomodado abogado israel¨ª Roy (Michael Aloni) se enamora del estudiante palestino Nimr (Nicholas Jacob). En la trama, la crueldad de los servicios secretos israel¨ªes solo es comparable a la despiadada intolerancia del hermano de Nimr, que le expulsa de su casa y de Cisjordania al descubrir su homosexualidad.
¡°Es normal ser pesimista respecto al futuro del conflicto entre palestinos e israel¨ªes, al menos en el futuro inmediato¡±, explica Mayer. ¡°Por eso, la pel¨ªcula no pod¨ªa ser un cuento de hadas, deb¨ªa ser problem¨¢tica, oscura. Pero a pesar de todo, uno no puede renunciar a la esperanza a largo plazo. Es, creo, un reflejo del sentir general israel¨ª, que es c¨ªnico pero que al mismo tiempo se aferra a la esperanza. Si el conflicto no se soluciona ahora, tal vez se llegue a solucionar en un futuro¡±. Antes, con toda seguridad, se habr¨¢n estrenado un sinf¨ªn de pel¨ªculas como estas.
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