M¨²sica en la Casa Blanca
La bajista Esperanza Spalding llega a Espa?a con el tr¨ªo de jazz que ha formado junto a la pianista Geri Allen y la baterista Terri Lyne Carrington La estrella acompa?¨® a Obama a la entrega del Nobel y Prince la persigue para que toque con ¨¦l
¡°Cuando era una ni?a mi mam¨¢, en casa, me dec¨ªa a veces que me agachara por miedo a los tiroteos¡±, recuerda. Una bala perdida hab¨ªa matado al hijo de unos vecinos. Entonces viv¨ªa con su madre en un barrio pobre de Portland, Oreg¨®n. Con 25 a?os ¡ªacaba de cumplir 29¡ª ya la hab¨ªa llamado el presidente Obama para tocar en la Casa Blanca y para acompa?arle a la ceremonia del Premio Nobel de la Paz en Oslo. ¡°Era un honor, claro, pero nos pregunt¨¢bamos qu¨¦ es lo que iba a decir en su discurso. Digo nosotros porque yo pago mis impuestos en Estados Unidos, no porque me identifique con muchas de las pol¨ªticas de mi pa¨ªs. Fuera hab¨ªa miles de personas protestando contra la guerra en Irak y Afganist¨¢n, y yo no pod¨ªa dejar de pensar si no estaba avalando todo aquello¡±.
Domingo por la ma?ana en el jard¨ªn de un hotel de la zona sur de Madrid. Hay demasiado ruido para poder grabar la entrevista y ella propone salir a la calle. La v¨ªspera descubri¨® un peque?o bar en la tranquila calle de atr¨¢s del hotel y, de pie ante una mesa alta en la misma acera, pide un zumo de naranja y un pincho de tortilla de patatas. A pesar de los elogios que le llueven, y que podr¨ªan despistar a cualquiera, Esperanza Spalding tiene las cosas claras: ¡°El jazz no soy yo, una chica de 29 a?os¡±. Lleg¨® a comentar que se sent¨ªa como una hormiga en el hormiguero: ¡°Quer¨ªa decir con ello que se me estaba prestando demasiada atenci¨®n y que lo que hac¨ªa no era tan especial. Solo que les daba una buena foto para la portada y una buena historia con lo de ¡®oh, una mujer tocando el bajo¡¯. Y pensaba: ¡®?Pero no se dan cuenta de todo lo que sucede musicalmente?¡¯. Yo salgo a escuchar a m¨²sicos y pienso: ¡®Mira a este tipo, cuando tiene la posibilidad de estar en un escenario, c¨®mo emociona a la gente¡±.
Empec¨¦ en el mundo de la m¨²sica cl¨¢sica y la orquesta la dirig¨ªan dos mujeres, y hab¨ªa m¨¢s chicas que chicos
El culpable de que quisiera acercarse a la m¨²sica tiene nombre: Yo-Yo Ma. Ten¨ªa cinco a?os cuando vio al chelista en un cap¨ªtulo de la serie infantil de televisi¨®n Mister Rogers¡¯ neighborhood y, ante su reacci¨®n, su madre decidi¨® apuntarla a un programa gratuito de la comunidad, en el que comenz¨® a aprender a tocar el viol¨ªn. ¡°Recuerdo haber escrito un peque?o quinteto para cuatro de mis amigos y yo en un campamento de verano, pero le dieron el premio a otra persona porque creyeron que estaba mintiendo, que no era m¨ªo¡±, cuenta. Estudi¨® m¨²sica cl¨¢sica durante diez a?os antes de viajar con una beca a la Costa Este para entrar en la Berklee de Boston. Con solo 20 a?os se convertir¨ªa en la profesora m¨¢s joven del prestigioso centro.
¡°La primera vez que tuve un bajo en las manos no pens¨¦: ¡°Qu¨¦ bien, un bajo, es lo que quiero tocar¡±, dice riendo. ¡°Estaba all¨ª, desnudo, en una sala de la escuela, y me dije: ¡°?Qu¨¦ es eso?¡¯. Empec¨¦ a tocar con el arco unas obras en las que hab¨ªa estado trabajando con el viol¨ªn. Y ya no lo solt¨¦¡±. Una hora despu¨¦s le hab¨ªa salido una buena ampolla. Ten¨ªa 15 a?os. ¡°Me sucede algo curioso. Si no estoy cerca del bajo, no estoy como loca por ir a coger el instrumento y tocar. En cambio, veo que algunos m¨²sicos de la banda est¨¢n deseando hacerlo. Cuando hay que preparar una obra, cojo el bajo porque es una obligaci¨®n, pero una vez que estoy con ¨¦l ya no quiero dejarlo. A veces te planteas por qu¨¦ tocas ese instrumento, de qu¨¦ va este trabajo. Yo siento que consiste en escuchar. Todos tienen que escuchar, s¨ª, pero t¨² eres el ayudante del director de la banda. Y me gusta esa misi¨®n¡±, asegura.
Esperanza Spalding, que ha trabajado con m¨²sicos como McCoy Tyner, Joe Lovano o Jack DeJohnette, participa en el ¨²ltimo disco de Bobby McFerrin tocando el bajo y cantando. La revista de jazz Down Beat, en su encuesta anual entre los cr¨ªticos, la sit¨²a como quinto mejor bajista ¡ªpor detr¨¢s de Christian McBride, Dave Holland, Ron Carter y Charlie Haden¡ª y la n¨²mero cinco de las cantantes despu¨¦s de Cassandra Wilson, Luciana Souza, Dianne Reeves y Dee Dee Bridgewater. Comenz¨® a simultanear las dos cosas con 16 a?os: ¡°Necesitaba dinero para pagar el alquiler y la comida, y el seguro de mi coche, y me enter¨¦ de que el bajista de una banda se hab¨ªa trasladado de Portland a Nueva York y el grupo buscaba bajista. Al llamar para la audici¨®n me preguntaron: ¡®?Tocas y cantas?¡¯. Contest¨¦ que s¨ª, aunque nunca lo hab¨ªa hecho. Pens¨¦ que ya me las arreglar¨ªa¡±.
¡°Ser hoy m¨²sico de jazz, para m¨ª, significa estudiar mucho y ensayar¡±, dice. Esperanza Spalding ha dejado caer que cada vez se siente menos c¨®moda con la palabra jazz. La pregunta de por qu¨¦ provoca un silencio de varios segundos. ¡°Supongo que porque durante mucho tiempo acarre¨® una connotaci¨®n pesada y, por otra parte, dif¨ªcilmente explica nada. Hay un caf¨¦ debajo del piso donde vivo y el tipo que trabaja en el mostrador me dice un d¨ªa: ¡®Esperanza, he escuchado tu Radio Music y me ha gustado, aunque no me gusta el jazz¡¯. Y es que el jazz se ha terminado por asociar a un estereotipo. Me fastidia igualmente que la gente llame pop a mi m¨²sica. Pedir¨ªa que la escucharan y ya est¨¢¡±, dice. ¡°Si escuchas algo sin tiempo a etiquetarlo, solo sabes si te gusta¡±.
Es un desperdicio que se ponga el foco en Bieber mientras Wayne Shorter est¨¢ con proyectos de los que casi no se habla
Sus dos ¨²ltimos discos ¡ªconcebidos como dos partes de un proyecto¡ª son Radio Music Society, coproducido en parte por Q Tip, antiguo l¨ªder de A Tribe Called Quest, que lleva hacia los terrenos del soul, el R & B y el hip hop, y Chamber Music Society, coproducido por Gil Goldstein, que combina jazz con m¨²sica de c¨¢mara. ¡°Chamber Music me hace pensar en una habitaci¨®n con unas veinte o treinta sillas, sin amplificaci¨®n, y con quiz¨¢s cinco m¨²sicos enfrente. Oyes el sonido que crean, percibes los matices de su interpretaci¨®n y del arreglo. Lo escuchas todo con mucha atenci¨®n y es una experiencia interior de la m¨²sica. Radio Music, en cambio, podr¨ªa ser alguien en un coche, gente en su lugar de trabajo¡ La m¨²sica llega con fuerza por un altavoz, intentando que le presten atenci¨®n porque esas personas no est¨¢n sentadas en una habitaci¨®n dispuestas a escucharte¡±.
Con Chamber Music Society le arrebat¨® el Grammy de 2011 como mejor artista revelaci¨®n a Justin Bieber. ¡°En la revista de Iberia hab¨ªa un art¨ªculo sobre ¨¦l. Y lo le¨ª, ?por qu¨¦ no? Despu¨¦s me puse a reflexionar sobre aquello en lo que se centran los medios, la cultura que reflejan, y me parece un desperdicio que se ponga tanto el foco en Bieber mientras un creador como Wayne Shorter est¨¢ con proyectos de los que casi no se habla. Me entristece que esa cultura dominante sea ciega a tantas cosas incre¨ªbles que est¨¢n sucediendo en todas las ciudades del mundo¡±. Se cuenta que prolong¨® la entrega de los Grammys tocando con Prince en una fiesta. ¡°Me entrevist¨® Tavis Smiley en su programa y me dijo: ¡®Creo que deber¨ªas enviarle tu m¨²sica¡¯. Pens¨¦ que ser¨ªa como escupir en el oc¨¦ano, pero le mand¨¦ un CD. Su gente me contact¨® para que fuera a verle a Las Vegas. Viaj¨¦ hasta all¨ª y estuvimos tocando juntos. Y, a partir de ah¨ª, empez¨® a llamarme y nos hemos encontrado algunas veces¡±. Tambi¨¦n ha actuado en la Casa Blanca ante un p¨²blico formado por personajes como Spike Lee, Tony Bennett o Stevie Wonder, que le pidi¨® que cantase Overjoyed ¡ª¡°me sent¨ª un poco est¨²pida cant¨¢ndola delante de ¨¦l¡±¡ª. ¡°Estar en la Casa Blanca no formaba parte de mis sue?os. No me identifico con esa cultura del sue?o americano. Imagino que me viene de familia. Un sue?o era trabajar con Wayne Shorter y se ha cumplido. Quiz¨¢ sea una cosa narcisista, pero cuando empiezas quieres ser un m¨²sico incre¨ªble, darles a todos una patada en el culo¡±.
ACS son las siglas del tr¨ªo de jazz que la bajista se trae entre manos con la pianista Geri Allen y la baterista Terri Lyne Carrington. ¡°Tocamos m¨²sica de Wayne Shorter por sus 80 a?os, desde temas de Weather Report a los m¨¢s recientes, de la ¨¦poca de Miles Davis a la primera con los Jazz Messengers. Y, por lo general, standards, arreglos de Lucky to be me o Nothing like you¡±. El posible morbo de un tr¨ªo de mujeres instrumentistas tocando jazz tiene escaso recorrido con ella. ¡°Si no est¨¢n acostumbrados, ya lo superar¨¢n¡±, dice ir¨®nica. ¡°Empec¨¦ en el mundo de la m¨²sica cl¨¢sica y la orquesta la dirig¨ªan dos mujeres, y hab¨ªa m¨¢s chicas que chicos, as¨ª que cuando llegu¨¦ a Berklee y escuch¨¦ comentarios de ¡®oh, chicas¡¯, me pareci¨® raro. Me cost¨® mucho tiempo darme cuenta de que eso estaba muy profundamente grabado en las mentalidades del mundo del jazz¡±.
ACS (Allen, Carrington y Spalding) toca el 14 de noviembre en Barcelona y el d¨ªa 15 en Zaragoza. Chamber Music Society y Radio Music Society est¨¢n editados por Heads Up / Universal Music.
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