Orqu¨ªdeas azules y una princesa de cereza
Emotiva acogida a los representantes de la ONCE en la recepci¨®n de los Pr¨ªncipes a los galardonados
Pese al contundente despliegue de seguridad a causa de la manifestaci¨®n convocada para esta tarde en coincidencia con la entrega de los Premios Pr¨ªncipe de Asturias, el ambiente de fiesta predomina esta ma?ana en Oviedo. La gente se agolpa para observar a los Pr¨ªncipes y a los premiados en sus desplazamientos. Las bandas de gaiteros y grupos folcl¨®ricos no paran, toda la ciudad vive en una especie de efervescencia. Por no hablar de que alguna televisi¨®n entrevista a los paseantes y les hace cantar D¨®nde estar¨¢ mi carro, en recuerdo del finado Manolo Escobar. La estatua de ese ilustre premiado que es Woody Allen parece mir¨¢rselo todo con cierta socarroner¨ªa, al menos de momento, ya? que no le han quitado a¨²n, como viene siendo tradicional, las gafas.
Muchos escaparates de la ciudad muestran referencias a los premios. Las librer¨ªas, por supuesto, como la Cervantes, junto a la iglesia de San Juan el Real -donde, por cierto, en 1923 se cas¨® Franco-, con un amplia muestra de libros de o sobre los galardonados. Pero tambi¨¦n otros establecimientos, como una pasteler¨ªa que ha creado un pastel decorado con las im¨¢genes de los ganadores. La pescader¨ªa de enfrente del Hotel de la Reconquista, donde se alojan los Pr¨ªncipes y se desarrollan muchos actos, vende estos d¨ªas m¨¢s pescado: el efecto premios, sin duda, aunque acaso har¨¢? falta para explicarlo detalladamente un fino te¨®rico como Higgs o como el f¨ªsico Juan Ignacio Cirac,? ganador del premio de investigaci¨®n cient¨ªfica en 2006 y que est¨¢ por aqu¨ª y es autor de esa frase inolvidable: ¡°Cuando no miramos la naturaleza hace cosas muy extra?as¡±.
En el centro del vest¨ªbulo del hotel, que bull¨ªa de gente hace un rato a la espera de la audiencia de los Pr¨ªncipes con los galardonados, jarrones llenos de orqu¨ªdeas azules decoraban una gran mesa. Justo por encima, en la galer¨ªa superior, ha aparecido entonces unos momentos Do?a Letizia, ataviada con un elegante y ce?ido vestido color cereza. La imagen de las flores y la princesa ha sido digna de unos versos de Rub¨¦n Dar¨ªo. Lo que no era nada po¨¦tica era la seguridad. Este enviado especial ha forcejeado con unos polic¨ªas antes de caer en la cuenta de que llevaba la acreditaci¨®n en el bolsillo.? La audiencia y entrega de las insignias a los galardonados se ha realizado en el sal¨®n Covadonga, la antigua capilla del Reconquista, antiguamente un hospicio. En el recinto octogonal presidido ¨Ccon permiso de sus altezas- por una gran ara?a de cristal y varias l¨¢mparas de cobre, los Pr¨ªncipes han ido saludando a los premiados que han ido entrando solos o con sus parejas o con ayuda en el caso de los miembros de la ONCE. El vestido de Do?a Letizia ha suscitado comentarios: por lo visto ha repetido el que luci¨® el pasado 12 de octubre. Es dif¨ªcil valorar la circunstancia.
La primera en entrar ha sido la soci¨®loga Sakia Sassen, a continuaci¨®n Higgs, que parece disfrutar mucho con todo esto? -no en balde es brit¨¢nico- y ha tenido la suerte de que el Pr¨ªncipe no le ha pedido que le explicara el bos¨®n, pues la cosa se nos hubiera alargado. Mu?oz Molina ha aparecido con una sonrisa t¨ªmida acompa?ado de su mujer Elvira Lindo ¨Cmuy guapa-, con la que ha departido unos momentos Do?a Letizia. La fot¨®grafa Annie Leibovitz ha parecido juzgar la luz del lugar con ojo profesional: seguramente ha encontrado relamido el flou del tul en el lucernario, m¨¢s propio de David Hamilton y Bilitis que de ella. El cineasta Michael Haneke, que luc¨ªa cuello de cisne negro bajo la americana, ha sido el ¨²nico hombre sin corbata (a excepci¨®n de alg¨²n periodista que se la ha dejado en el hotel).
La entrada de los representantes de la ONCE, encabezados por su presidente Miguel Carballedo, que apoyaba la mano en el talle de su esposa,? ha sido muy emotiva, especialmente la de la ni?a Liv Parlee, con la que se han mostrado muy cari?osos los Pr¨ªncipes. Don Felipe se ha inclinado para aproximarse a la peque?a y casi han podido o¨ªrse rechinar los principescos m¨²sculos dorsales. A continuaci¨®n ha entrado Mar¨ªa Cristina Lucchese con su perra gu¨ªa Brizzy ¨Cun nombre digno de Jack London-. Los Pr¨ªncipes no han estado en cambio muy afectuosos con el perro ¨Cno ser¨ªan fans de Rin Tin Tin o Lassie de peque?os o estar¨ªan al corriente de que a los canes gu¨ªa no hay que mimarlos mucho- , que ha parecido marcharse algo decepcionado.
Babelia
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