Lou Reed: El amante de la belleza venenosa
Fue un letrista de concisi¨®n narrativa, no exenta de met¨¢foras sublimes
Hijo de Nueva York, fascinado por la delincuencia juvenil de su barrio natal, Brooklyn, Lou Reed se convirti¨® a los 24 a?os en alma mater de los tard¨ªamente reconocidos The Velvet Underground, cuyo tim¨®n comparti¨®, a veces a huesudos codazos, con uno de los artistas m¨¢s cultos, iconoclastas y sublimes que ha dado el rock, John Cale, que finalmente abandonar¨ªa el barco saltando por la borda. Enardecidos por la rivalidad del gal¨¦s y del neoyorquino por el liderazgo de la banda, la Velvet factur¨® dos primeros discos hist¨®ricos: The Velvet Underground & Nico (1966) y White light / White heat (1967), donde Lou, un letrista de concisi¨®n narrativa, no exenta de met¨¢foras tan herm¨¦ticas como sublimes ¡ªestudiante de clases de literatura creativa impartida por el poeta beat paranoico Delmore Schwartz en la Universidad de Syracuse¡ª, se erigi¨® en el autor m¨¢s decadente y m¨ªtico de los a?os sesenta, el m¨¢s grande de los poetas nihilistas del rock a coraz¨®n abierto.
Ha llegado a ser ejemplo
Cronista de la marginaci¨®n y la neurosis urbana, Reed irrumpi¨® literariamente en temas hasta entonces in¨¦ditos en un contexto rock: la falsa euforia y el horror de las drogas duras ¡ªHeroin, Waiting for the man, White light / White heat¡ª, el atractivo del sadomasoquismo como sublimaci¨®n ¨²ltima de la libido ¡ªVenus in furs¡ª, y la decadencia espiritual de quienes viven aprisionados en el palpitante vientre de la gran ciudad ¡ªRun, run, run¡ª. Fue poeta hedonista de venenosa belleza, voyeur moralista que escarb¨® hasta labrar una leyenda s¨®rdida y convulsiva en torno al repelente gusano de la Gran Manzana, condensando en sus textos, en una especie de ¡°telediario¡± plagado de zooms al estilo ¡°prensa amarilla¡±, la cruel realidad de la sociedad estadounidense, entre los ambientes m¨¢s exquisitos y sofisticados de la decadencia neoyorquina y el eco de los bajos fondos, a trav¨¦s de una composiciones notablemente emparentadas con el malditismo visionario de los poetas simbolistas franceses, Baudelaire especialmente, dotadas de un verbo hiriente pr¨®ximo a la contundencia de la novela negra de Raymond Chandler. Por todo ello, con el paso del mundanal tiempo, Lou Reed llegar¨ªa a ser ejemplo de ¡°la modernidad de los cl¨¢sicos¡±, especialmente si nos remitimos a su obra creada en los a?os setenta ¡ªTransformer, Berlin (la m¨¢s grande epopeya sadomasoquista de nuestro tiempo), Sally can¡¯t dance y Coney Island baby¡ª, discos donde la sofisticaci¨®n literaria no es m¨¢s que perfeccionismo narrativo sin fisuras, la aparente obviedad disfraza un cinismo mordaz, y el poeta esquel¨¦ticamente crucificado, estirando sus brazos picados, consigue arrancarse de cuajo el alfiler de vud¨² personificado en el fantasma del terciopelo subterr¨¢neo que le codifica para convertir el ennui en raz¨®n de sus creaciones m¨¢s hermosas, tristes y l¨²cidas.
Quiz¨¢ Lou Reed no fuera, como dec¨ªa mi amigo Paco Peiro, de carne y hueso, pero, por Dios, es lo m¨¢s cercano que ha existido para acompa?arnos en la triste tarea de compartir nuestras miserias humanas. And I guess I just don't know.
Alberto Manzano es escritor, poeta, periodista y traductor de la obra literaria y musical de Leonard Cohen y autor de Lou Reed. Canciones.
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