¡°El lenguaje no solo representa la realidad... tambi¨¦n es su m¨¢scara¡±
Guti¨¦rrez Arag¨®n publica su tercera novela, sobre la iniciaci¨®n en el amor de un adolescente "El realismo no es lo m¨ªo", asegura
En Gloria m¨ªa, su novela anterior, Manuel Guti¨¦rrez Arag¨®n (Torrelavega, 1942) se mostr¨® bastante inconsecuente con su propia idea de los cierres en la ficci¨®n. Tal y como escrib¨ªa en uno de sus relatos veraniegos en EL PA?S, ¡°el final siempre es feliz y si no lo es, todav¨ªa no ha llegado el final¡±.
Ahora, en esta sentida, honda y emocionante nouvele que ha titulado Cuando el fr¨ªo llegue al coraz¨®n (Anagrama), el autor cierra con el aterrizaje a la vida esta historia de iniciaci¨®n en el amor y las frustraciones de la existencia sin libertad que ense?a tantas cosas a Ludi Rivero, el adolescente que se apresta entre sus l¨ªneas a atrapar el aire del verano m¨¢s importante de su vida.
No hay que indagar mucho para saber que Torre es un espejo de su Torrelavega natal, y que si Ludi es hijo de un veterinario, a este le unen trasuntos muy ¨ªntimos con el propio autor. ¡°Efectivamente, mis dos primeras novelas son m¨¢s objetivas, a la tercera ya me he podido permitir una narraci¨®n, si no m¨¢s personal, al menos m¨¢s cercana a mi propia cr¨®nica, a mi primer entorno¡±, asegura Guti¨¦rrez Arag¨®n.
O sea, que va perdiendo el pudor primerizo de autor debutante a sus 71 a?os. Pero lo mismo le ocurri¨® en el cine. ¡°Creo que tard¨¦ algo m¨¢s, fue a la cuarta o quinta pel¨ªcula. En cualquier caso, en esta novela dejo detalles aqu¨ª y all¨¢, pistas y despistes. El realismo no es lo m¨ªo. El lenguaje no solo representa la realidad, tambi¨¦n es su m¨¢scara, su teatralizaci¨®n interesada¡±.
Su final con el cine, aunque voluntario, no fue quiz¨¢s feliz, pero s¨ª result¨® m¨¢s que visionario. Ote¨® mucho antes que nadie la que se ven¨ªa encima: ¡°Si algo echo de menos, qui¨¦n me lo iba a decir, es el trabajo con los actores¡±. Pero s¨ª fue dichoso el comienzo que uni¨® a aquella despedida. El Guti¨¦rrez Arag¨®n escritor triunf¨® nada m¨¢s debutar al conseguir el Premio Herralde con La vida antes de marzo.
Ahora rememora un mundo con padre ausente a la fuerza, hembras de Olimpo, mitad mujeres, mitad yeguas, verg¨¹enzas colectivas y exploraciones ¨ªntimas de lo prohibido. ¡°La iniciaci¨®n de este muchacho tiene un car¨¢cter un tanto m¨ªtico. Cerca de donde ¨¦l vive se alza un monte antiguamente consagrado a dioses paganos. Las diosas, que vagaban envueltas en tenues gasas, le son muy sugerentes. Cualquier cosa puede pasar por la mente de un adolescente, aunque, por ejemplo, eso de la diosa, mitad mujer mitad yegua, es una perversidad que pertenece al folklore c¨¢ntabro¡±.
En cambio las aberraciones de la dictadura en cuyo tiempo se mueven los personajes de este relato son generales. Y la heroicidad de los hijos se?alados como de la c¨¢scara amarga, cosa muy universal. ¡°Siempre me han gustado mucho las historias con h¨¦roes hijos de padres desconocidos, como Sigfrido, Jesucristo o el mism¨ªsimo Guerrero del Antifaz. En este caso es m¨¢s bien un padre ausente...¡±. E inocente de la que el propio chaval acaba jug¨¢ndole. ¡°Ocupa el lugar en el lecho de la amante que antes ocupaba el padre. En realidad, la historia es una peque?a recreaci¨®n de leyendas muy reconocibles vestida con ropas actuales¡±.
Un vestuario que en cuanto al cine espa?ol, si nos ponemos a hablar de su presente, m¨¢s bien tendr¨ªamos que hacerlo sobre un sector que palo va, palo viene, queda en pelotas. ¡°Si la dictadura y la censura no pudieron con el cine, tampoco podr¨¢ con ¨¦l el asedio econ¨®mico a que le tiene sometido el ministro Montoro. Muerte por asfixia. Pero hay que recordar que la complicidad del espectador es esencial. Esto se ha convertido en una lucha, y el espectador tiene que estar a nuestro lado. Como siempre estuvo¡±.
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