Hago otro cine... luego existo
Directores espa?oles se alejan de la sala comercial y encuentran en cinetecas, centros culturales y festivales internacionales el refugio para sus obras menos convencionales
"En realidad esto tan en boga del otro cine espa?ol, al paso que vamos, ser¨¢ la corriente principal del cine espa?ol¡±. La frase de un programador de cine suena a cachondeo, pero resume fielmente el sentimiento de un grupo extenso de creadores que pese a ganar premios en festivales internacionales no encuentra en su pa¨ªs salas donde poder proyectar sus pel¨ªculas. Algunas publicaciones especializadas agrupan a casi medio centenar de directores en este grupo, pero bastantes de ellos reniegan de tener referentes comunes. ¡°Les une la voluntad de hacer cine libre, aunque cada uno tiene su propio ascendiente creativo. Ahora, yo no me atrevo a llamarlo movimiento¡±, resume Jos¨¦ Luis Cienfuegos, director del Festival de Cine Europeo de Sevilla, que se inaugura hoy con un ciclo que ya elucubraron en la pasada edici¨®n, bautizado como Resistencias, en donde se proyectar¨¢n algunas de esas pel¨ªculas y se ver¨¢ el ¨²ltimo trabajo, Un ramo de cactus, de alguien que lleva a?os a contracorriente: Pablo Llorca.
En realidad, el fen¨®meno se ve¨ªa venir desde hace un lustro: un grupo de cineastas espa?oles empezaba a ganar premios en festivales internacionales, creaban un ruido medi¨¢tico, pero su obra se ve¨ªa en muy pocos lugares. Estaban por un lado los creadores gallegos, agrupados alrededor del productor Martin Pawley; por otro, cineastas como el colectivo Los Hijos que ve¨ªa encumbrados sus trabajos desde un certamen rompedor como el pamplonica Punto de Vista o revistas como la web Blogs&Docs; un tercero con directores madrile?os ¡ªo que residen en Madrid¡ª en los que Jon¨¢s Trueba y Javier Rebollo lideran la iniciativa, y otro mont¨®n de creadores solitarios que aparecen por toda Espa?a. Algunos tienen conexiones con la industria, otros viven completamente alejados del sector. Todos, con las puertas cerradas de las salas comerciales de proyecci¨®n.
Por eso, de repente, en el devenir de este grupo toman fuerza los programadores de las salas alternativas, de centros culturales, filmotecas, cinetecas y espacios polivalentes de museos. Desde Buenos Aires Fran Gayo, responsable del festival BAFICI bonaerense, dedicado al cine independiente, y programador cinematogr¨¢fico del centro Niemeyer en Avil¨¦s, apunta: ¡°Hoy es m¨¢s interesante el cine espa?ol que hace una d¨¦cada. Toda esta explosi¨®n es muy rom¨¢ntica y bonita, pero no es rentable. La situaci¨®n es muy fr¨¢gil, se sostiene entre palillos¡±. Gayo es el autor con la frase con la que empieza este reportaje: ¡°Cada vez veremos menos cine espa?ol en salas comerciales y directores que ahora viven dentro de la industria acabar¨¢n tambi¨¦n buscando su hueco en estas salas¡±. Hace dos a?os Gayo reuni¨® a un grupo de estos cineastas, que as¨ª se conocieron, en el BAFICI: ¡°Estaban Sergio Oksman, Jon¨¢s Trueba, Jorge Tur, Mar?al For¨¦s, Lois Pati?o, Adri¨¢n Orr, Daniel Villamediana, Carla Subirana¡ Hay una respuesta del p¨²blico que s¨ª distingue entre ver el cine en casa o en las salas¡±. As¨ª llega la conexi¨®n entre esos creadores y unos espectadores que quieren ver esos trabajos, y nacen cineastas s¨®lidos como Jon¨¢s Trueba, Los Hijos o Juan Cavestany.
Mikel Olaciregui es el responsable de la Cineteca, dentro del complejo cultural madrile?o Matadero. Ah¨ª empez¨® el fen¨®meno de Los ilusos, de Jon¨¢s Trueba. ¡°Jon¨¢s ten¨ªa muy claro desde el principio c¨®mo distribuir su pel¨ªcula. Si la llevaba por el camino tradicional, distribuidora de toda la vida y sala comercial, no le iba a ser rentable e iba a salir de los cines en 15 d¨ªas. Aqu¨ª en Cineteca empez¨® su gira, con la que ha acompa?ado por toda Espa?a a Los ilusos. La han visto much¨ªsimos m¨¢s espectadores que si hubiera recurrido a las salas normales. El cine hoy se est¨¢ separando del espectador, y en la nueva cultura imperante en la que el espectador quiere involucrarse, estos creadores est¨¢n ah¨ª charlando con el p¨²blico¡±.
Los cines comerciales pierden a chorros espectadores, las pantallas alternativas llenan. ¡°Eso da sentido a nuestra existencia¡±, cuenta Olaciregui. Cienfuegos advierte: ¡°Hay que llamar a la responsabilidad de los programadores, que deben pagar por proyectar estas pel¨ªculas y no jugar solo con el arma de seducci¨®n de la visibilidad¡±.
Como productor, Martin Pawley es el alma del fen¨®meno gallego que ha dado nombres como Eloy Enciso (Arrianos), Oliver Laxe (Todos v¨®s sodes capit¨¢ns), Xurxo Chirro (Vikingland), Lois Pati?o (Costa da Morte) o Alberto Gracia (O quinto evanxeo de Gaspar Hauser), con premios en Cannes, Locarno o Rotterdam. ¡°La marca Espa?a no es solo Vicente del Bosque. Ellos tambi¨¦n lo son. En Francia s¨ª existe hueco para estas apuestas en las salas comerciales, y es curioso que en Espa?a, con m¨¢s salas por habitante haya menos variedad cinematogr¨¢fica y la gente abandona el h¨¢bito del cine¡±. Pawley s¨ª ve nexos de uni¨®n entre tanto creador: ¡°M¨¢s all¨¢ del uso com¨²n del digital, viven los mismos problemas, son conscientes de que el modelo industrial de los ochenta est¨¢ moribundo y tienen un acceso m¨¢s r¨¢pido a las nuevas corrientes¡±.
Entre esos creadores variopintos hay nombres m¨¢s conocidos como el concha de oro Isaki Lacuesta, Norberto Ramos del Val, Javier Rebollo o Albert Serra (ganador este a?o en Locarno); cineastas como Andr¨¦s Duque, Neus Ball¨²s, Polo Men¨¢rguez o Carlos Vermut; emprendedores como Juan Cavestany, cuya soberbia Gente en sitios se est¨¢ proyectando en festivales de este oto?o calentando motores para su lanzamiento comercial, o El¨ªas Le¨®n Siminiani, el autor de Mapa, quien apunta: ¡°Vivimos un momento tan jodido como apasionante y de forzada reinvenci¨®n. Proliferan las llamadas no ficciones, tenemos vocaci¨®n de hacer cine, de recuperar el espacio que debe tener en la cultura de nuestro pa¨ªs. Mapa creci¨® por la combinaci¨®n de salas comerciales, filmotecas, museos, centros de arte y festivales, que me permiti¨® un acercamiento al p¨²blico¡±.
Ese modelo mixto tambi¨¦n lo apoya Alberto Morais, ganador en Mosc¨² con Las olas y que la semana que viene estrena, tras su proyecci¨®n en Sevilla, Los chicos del puerto. ¡°Siempre es bueno tener una distribuidora detr¨¢s, abre puertas, pero con un acuerdo claro: yo tambi¨¦n voy a llevar la pel¨ªcula a otras pantallas. Primero hab¨ªa directores, luego directores-productores, hoy somos directores-productores-distribuidores. Faltan apoyo y visi¨®n de futuro desde el ICAA. Hoy existe una floraci¨®n por necesidad porque queremos hacer cine, apoyados por la seudodemocratizaci¨®n de los m¨¦todos de producci¨®n. Poco a pocos estos m¨¢rgenes se convertir¨¢n en el centro¡±.
Otro nombre medi¨¢tico es el del colectivo Los Hijos (Javier Fern¨¢ndez, Luis L¨®pez y Natalia Mar¨ªn), con doble trabajo en Sevilla. ¡°Es un momento dulce, es bonito juntarte con tu p¨²blico, que noto c¨®mo crece, y compartir experiencia, pero ?cu¨¢nto duraremos as¨ª? ?C¨®mo conseguir financiarnos en esta situaci¨®n?¡±, comenta Natalia Mar¨ªn. ¡°?C¨®mo lo har¨¢ Pablo Llorca sin despeinarse?¡±.
Efectivamente, siempre hubo francotiradores en el cine espa?ol (Javier Aguirre, Paulino Viota, Jos¨¦ Val del Omar), pero en las ¨²ltimas dos d¨¦cadas nadie como el madrile?o Pablo Llorca. ¡°Siempre he trabajado sin ayudas¡±, asegura este veterano que hace cine desde 1989. ¡°Para el cine que hago necesito estar c¨®modo y sin lastre. Ahora, con el uso del digital, he encontrado la armon¨ªa perfecta, noto que la gente me busca. Yo antes viajaba much¨ªsimo m¨¢s, ahora veo que hay una cierta esclerotizaci¨®n de los festivales y del cine autor, aunque me alegra esa nueva sensibilidad que hibrida documental y ficci¨®n. Espero que aprovechemos este dinamismo y ese tir¨®n popular¡±. O como dice Pawley: ¡°No somos el otro cine espa?ol. Llenamos nuestras salas, ganamos en festivales. ?Qu¨¦ hacen los de la otra liga, los de las salas comerciales?¡±.
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