¡°Shoah¡¯ es una pel¨ªcula sin fin¡±
Claude Lanzmann, autor del gran documental del Holocausto, presenta en Sevilla un filme sobre el ¨²ltimo dirigente del consejo jud¨ªo del campo de Theresienstadt
Cuando Benjamin Murmelstein muri¨® en 1989, el Gran Rabino de Roma se neg¨® a enterrarlo. El que hab¨ªa sido ¨²ltimo dirigente del consejo jud¨ªo del campo de Theresienstadt era un traidor a ojos de los suyos, marginado de una comunidad que recel¨® de su papel al frente de un gueto que los nazis presentaron como ¡°mod¨¦lico¡±. La suya fue una de las primeras entrevistas que Claude Lanzmann realiz¨® antes de adentrase en su monumental Shoah (para muchos el mejor documental de la historia del cine) pero el cineasta franc¨¦s jam¨¢s incluy¨® en los 570 minutos del montaje final el testimonio de un hombre que durante la semana que se encontraron en Roma le hab¨ªa llegado a fascinar por su inteligencia, por su humor y por el crudo autorretrato que le brind¨® de su compleja figura.
Casi tres d¨¦cadas despu¨¦s del estreno de Shoah, de su brutal impacto en el conocimiento de la naturaleza humana, de su tit¨¢nico esfuerzo, de su impagable haza?a para nombrar lo innombrable y salvarnos del olvido, llega El ¨²ltimo de los injustos, m¨¢s de tres horas de indagaci¨®n en una personalidad fundamental para entender la perversi¨®n de la soluci¨®n final nazi. El t¨ªtulo de la pel¨ªcula, recuerda Lanzmann, es del propio Murmelstein, quien citando la obra de Andr¨¦ Schwarz-Bart El ¨²ltimo de los justos se llam¨® a s¨ª mismo ¡°el ¨²ltimo de los injustos¡±.
¡°Un hombre extraordinario, probablemente el m¨¢s inteligente que he conocido en mi vida¡±, afirma el cineasta de 87 a?os en Sevilla, donde el s¨¢bado recibir¨¢ el homenaje del festival de cine y donde se proyecta la pel¨ªcula, que se estrenar¨¢ el 10 de enero en Espa?a. Con traje oscuro y el Oso de Oro honor¨ªfico recibido en Berl¨ªn en la solapa, Lanzmann parece cansado. Se despereza lentamente con un vaso de Chivas en la mano. ¡°Murmelstein no quer¨ªa hablar conmigo pero me ayud¨® mi mujer de entonces, una jud¨ªa alemana, que intercedi¨® por m¨ª para lograr la entrevista. Nada m¨¢s vernos ¨¦l percibi¨® cierta simpat¨ªa pese a que mis preguntas nunca fueron complacientes. No pod¨ªa dejar de plantarle cara pero me gustaba, me fascin¨® su enorme sabidur¨ªa, su cultura, era un rabino de Viena que sab¨ªa todo de las mitolog¨ªas. Aprend¨ª much¨ªsimo de ¨¦l¡±.
Filmograf¨ªa selecta
Le rapport Karski (2010). Documental realizado a partir de la entrevista a Jan Karski, resistente polaco de la II Guerra Mundial, en 1978.
Sobib¨®r, 14 octobre 1943, 16 heures (2001). Narra la historia de la rebeli¨®n de una veintena de jud¨ªos prisioneros en el campo de exterminio de Sobib¨®r en 1943.
Shoah(1985). Considerada su obra maestra. La pel¨ªcula, de nueve horas de duraci¨®n, fue fruto de m¨¢s de diez a?os de investigaci¨®n y filmaci¨®n de testimonios de los supervivientes del exterminio nazi.
Pourquoi-Israel (1972). Documental sobre la vida cotidiana en Israel, filmado 25 a?os despu¨¦s de su fundaci¨®n, a partir de emigrantes, intelectuales, polic¨ªas y presos. Primera pel¨ªcula de Lanzmann.
Murmelstein tuvo durante siete a?os contacto directo con Adolf Eichmann. Pese a eso jam¨¢s se le convoc¨® para declarar en el hist¨®rico juicio en el que Hannah Arendt describi¨® al responsable directo de la organizaci¨®n de los campos de exterminio como un simple bur¨®crata ejecutando ¨®rdenes y donde la pensadora acu?¨® el hoy manido concepto de la banalidad del mal. ¡°Como usted se imagina la banalidad del mal me parece una soberana tonter¨ªa. ?Eichmann un banal bur¨®crata? Era un antisemita fan¨¢tico y demente. Y el juicio fue una farsa conducida por ignorantes, se confundieron lugares y hechos. S¨¦ por propia experiencia lo dificil¨ªsimo que es hacer hablar a las v¨ªctimas y all¨ª se confundi¨® todo. Eichmann no pod¨ªa ni testificar, lloraba todo el rato. Respeto algunos trabajos filos¨®ficos de Arendt pero jam¨¢s podr¨ªa estar de acuerdo con su teor¨ªa. Simplemente no entendi¨® nada¡±.
En la pel¨ªcula, Murmelstein describe su trabajo frente a los nazis como el de una embaucadora Sherezade que evita a toda costa la muerte, pero sin traicionar a los suyos. Tambi¨¦n se define a s¨ª mismo como un Sancho Panza, un antih¨¦roe pragm¨¢tico y calculador. Pero sin olvidar c¨®mo logr¨® que miles de jud¨ªos abandonasen Viena rumbo a Portugal y Espa?a. ¡°Todos los que hacen algo con pasi¨®n tienen la sensaci¨®n de ser unos elegidos¡±, dice el viejo rabino ante un Lanzmann que a¨²n no hab¨ªa pasado por los estragos de un rodaje que lo secuestr¨® durante a?os hasta llevarlo casi a la locura. En sus memorias, el cineasta cuenta c¨®mo desde ni?o le persiguen pesadillas sobre la guillotina, sobre cualquier pena de muerte. Su cuadro favorito es Los fusilamientos del tres de mayo de Goya (¡°todo se dice, todo se lee, en este cuadro genial¡±) porque representa ese c¨ªrculo cerrado entre v¨ªctima y verdugo que tanto le obsesiona.
Cineasta obstinado, hay algo b¨ªblico en su figura, un blasfemo Ahab ante su particular ballena blanca, alguien que se la tiene jurada al tiempo y a la desmemoria. ¡°Sinceramente pens¨¦ que jam¨¢s volver¨ªa a hacer una pel¨ªcula despu¨¦s de Shoah, un filme ¨¦pico con un ¨²nico protagonista, la muerte. No me interesaba la vida en los guetos, no cab¨ªa en la construcci¨®n del filme. As¨ª que entregu¨¦ todo el material que ten¨ªa extra al Museo del Holocausto de Washington para que se conservase en un lugar seguro. Yo no ten¨ªa fuerzas para seguir. Sin embargo, hace unos a?os, decid¨ª recuperarlo, de alguna forma Shoah es una pel¨ªcula sin fin. Y Murmelstein merec¨ªa su propia historia, aunque en una pel¨ªcula distinta, en muchos sentidos m¨¢s perversa que Shoah¡±. Una perversi¨®n que conden¨® al rabino a morir desterrado de los suyos, atropellado ¡°como un dinosaurio en una autopista¡± por todos. ¡°?Qu¨¦ verg¨¹enza! No hab¨ªa colaboradores en los consejos jud¨ªos, solo pobres desgraciados atrapados en una situaci¨®n dram¨¢tica. Pero ya ve, el Gran Rabino de Roma no quiso ni ofrecerle la oraci¨®n de los muertos. Ellos son los verdaderos culpables, de buena gana les abofetear¨ªa¡±.
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