El mastodonte vertical de Koolhaas
El nuevo edificio ocupa el ¨¢rea de un campo de f¨²tbol y pesa 230.000 toneladas Las descomunales torres culminan la regeneraci¨®n urban¨ªstica acometida en la zona portuaria
Todo es grande en De Rotterdam, el nuevo edificio dise?ado por el arquitecto holand¨¦s Rem Koolhaas, y su despacho, OMA, en la urbe portuaria. Levantado a la orilla del Mosa sobre el ¨¢rea equivalente a un campo de f¨²tbol, tiene tres torres de acero y cristal, mide 150 metros de altura, pesa 230.000 toneladas y cuenta con 160.000 metros cuadrados de oficinas, apartamentos, restaurantes y un hotel de la cadena espa?ola NH. Es una aut¨¦ntica ¡°ciudad vertical¡±, nombre original del proyecto, que empez¨® a gestarse en los a?os noventa y ha superado la crisis hasta ser entregada simb¨®licamente este jueves al ayuntamiento, que instalar¨¢ aqu¨ª a unos 2.000 empleados.
La enormidad del conjunto es evidente y muestra de nuevo la paradoja vital de Koolhaas, responsable de otros gigantes, como la sede de la Televisi¨®n Central de China, pero tambi¨¦n cr¨ªtico con su oficio ¡°por estar en manos del capital¡±. Un hombre modesto y huidizo en lo personal, que ha intentado reflejar ¡°la ambici¨®n de una comunidad que lleva en su ADN la necesidad de construir, desde que fuera barrida por las bombas durante la II Guerra Mundial¡±.
Koolhass naci¨® en Rotterdam en 1944 y este edificio le ha permitido contribuir a la regeneraci¨®n del distrito Sur, donde se abre el muelle Wilhelmina. Dominado por almacenes de carga y descarga y presidido en su d¨ªa por la Holland Am¨¦rica Line, la compa?¨ªa de transporte mar¨ªtimo fundada en 1872, la ciudad viv¨ªa de espaldas al barrio. Un fen¨®meno parecido al de la Barcelona anterior a los Juegos Ol¨ªmpicos, con su playa y sus espigones pr¨¢cticamente cegados para la gente. Teniendo en cuenta que el puerto de Rotterdam es el mayor de Europa, y el tercero del mundo, el espacio olvidado parec¨ªa ¡°una enorme ciudad fantasma que ped¨ªa a gritos ser habitable¡±, en palabras de Koolhaas.
De Rotterdam es imponente, y como muchos dise?os del arquitecto holand¨¦s, un alarde geom¨¦trico de cristal repartido en sus torres Este, Media y Oeste. Pero es verdad que se ha sumado a un esfuerzo regenerador iniciado en 1996, al tenderse el Puente Erasmus, que uni¨® la ciudad vieja y la nueva. Desde entonces, Rotterdam ha sabido crear un nuevo centro urbano cuyas se?as de identidad llevan hoy la firma del estudio de arquitectos Mecanoo, el brit¨¢nico Norman Foster, y su colega Renzo Piano.
Las tres torres de Koolhaas, plantadas sobre un bloque ¨²nico de 30 metros de altura y seis pisos habitables, son las ¨²ltimas en llegar y uno de sus proyectos favoritos. ¡°Surgen de la colaboraci¨®n de diferentes consistorios que han mantenido vivo el dise?o a pesar de las dificultades financieras. Pensamos que la arquitectura es un trabajo destinado al bien com¨²n, cuando lo cierto es que las ciudades no tienen dinero para construir. Este es un ejemplo de lo que puede lograr la colaboraci¨®n entre poderes locales y promotores inmobiliarios¡±, ha dicho, desliz¨¢ndose r¨¢pido por un vest¨ªbulo casi transparente con ventanales a ambos lados.
Con un volumen de inversi¨®n de 375 millones de euros, solo en la fachada hay 50.000 metros cuadrados de cristal. Otro alarde de este gigante, con 240 apartamentos de compra (entre 190.000 y 650.000 euros) y alquiler; un hotel de la serie NHow, con 285 habitaciones y similar a los de Berl¨ªn y Mil¨¢n, que promover¨¢ el dise?o y arte nacionales, y un sistema de calefacci¨®n y refrigeraci¨®n con agua extra¨ªda del r¨ªo, en el que han trabajado m¨¢s de 4.500 personas. Muchas de ellas segu¨ªan activas ayer en habitaciones y ascensores, porque el conjunto estar¨¢ listo a principios del a?o pr¨®ximo. La vista desde el piso 30, sin embargo, devolv¨ªa ya la imagen de una ciudad a pleno rendimiento. Con el puente abierto a los barcos de carga camino del gran puerto hacia la derecha, y el Mosa saliendo al encuentro del mar a la izquierda.
Koolhass naci¨® en Rotterdam en 1944 y este edificio le ha permitido contribuir a la regeneraci¨®n del distrito Sur, donde se abre el muelle Wilhelmina
Unos antiguos almacenes portuarios decimon¨®nicos conservados en la misma calle donde se alza De Rotterdam han sido transformados tambi¨¦n en viviendas. En su frontis de ladrillo oscuro siguen grabados nombres como Borneo y Sumatra, las antiguas colonias de la actual Indonesia. Un recuerdo que mezcla la arquitectura contempor¨¢nea sin remilgos de Koolhaas, y el gui?o al pasado. Y a la orilla del agua, el antiguo embarcadero de la Holland America Line.
La firma sigue en el negocio de los cruceros, pero en sus primeros 25 a?os de historia, los barcos holandeses hicieron algo m¨¢s que viajes de placer: trasladaron a cerca de medio mill¨®n de emigrantes europeos a Am¨¦rica. De Rotterdam se alza sobre los techos abovedados de las viejas oficinas. Un icono. Aunque si una ciudad necesita signos reconocibles, en este momento, la creaci¨®n del arquitecto holand¨¦s es el paradigma del crecimiento vertical que se avecina.
Babelia
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