¡°La letra es un ancla para una canci¨®n¡±
La artista argentina presenta su nuevo disco, 'Wed 21', mezcla de electr¨®nica, guitarras y sonidos de lo m¨¢s imprevisibles
Juana Molina tiene sue?o. Mucho sue?o. Normal, ya que lleva cuatro d¨ªas sin apenas dormir. Es lo que tiene la agenda de una gira. Valga como ejemplo el timeline de una jornada cualquiera: ¡°Tocas. Te acuestas a las tres. A las siete sales de Ginebra para ir a Par¨ªs. Llegas a las cuatro de la tarde. Haces la prueba de sonido. Tocas. Terminas a las tres¡±. Y a las seis y media, claro, te levantan porque Madrid te est¨¢ esperando. En la capital espa?ola Molina (Buenos Aires, 1962) actu¨® a finales de noviembre. Y, como no, al d¨ªa siguiente, se despert¨® otra vez temprano. En esta ocasi¨®n la agenda rezaba tal vez el peor plan para alguien que no haya pegado ojo: charlar todo el d¨ªa con periodistas.
As¨ª que la artista argentina tiene sue?o. Y no lo esconde. De hecho, m¨¢s all¨¢ de que se intuir¨ªa por las veces que se frota los ojos, lo aclara desde el primer instante, cuando hay que hacer la foto. Y por ah¨ª empieza tambi¨¦n la charla con esta peculiar¨ªsima creadora capaz de mezclar electr¨®nica, guitarras, percusiones y todo tipo de imprevisible sonido, de un maullido al cierre de una puerta. Para hacerse una idea, se puede escuchar su ¨²ltimo disco, Wed 21.
¡°En mi familia se me transmiti¨® la tragedia de no dormir. Mi padre [m¨²sico de tango] dec¨ªa que si no descansas no puedes cantar bien. Creo que super¨¦ eso: vengo haciendo shows sin dormir y aguanto. Pero seguro que si reposara m¨¢s cantar¨ªa mejor¡±, espeta Molina. De ah¨ª que sea obvio atar cabos y sugerirle que, como declar¨® una vez al Clar¨ªn que le gustar¨ªa hacer, salga a tocar en pijama: ¡°Lo dije por eso de que se supone que hay que tener un look, me parece una pesadilla. Me gustar¨ªa llevar en el escenario la ropa que me pongo en casa cuando voy a por el desayuno, alg¨²n pantal¨®n recomodo¡±.
En su casa es tambi¨¦n donde la artista se encierra en bucle a componer sus ocurrencias, con ¡°obsesi¨®n m¨¢s que con m¨¦todo¡±. Y con un claro orden de prioridades. ¡°Lo que me conmueve es la m¨²sica y su universo abstracto. Podr¨ªa dejar varias de mis canciones sin palabras. La letra es como un ancla para una canci¨®n, la vuelve m¨¢s terrenal¡±, defiende Molina. Por ello, en su proceso creativo, los textos aparecen ¨Csi es que aparecen- solo cuando la melod¨ªa ya existe. Y despu¨¦s, ya en directo, pueden volver a volatilizarse o variar. ¡°Si estoy muy metida en la canci¨®n, o hay alg¨²n problema y pienso en c¨®mo resolverlo, me olvido de las letras. Digo cualquier cosa¡±, explica la artista.
Lo que debe de ocurrir bastante, al menos a juzgar por dos factores. Por un lado, basta un m¨ªnimo detalle para turbar ¨Co desenchufar- la mir¨ªada de cables que Molina lleva al escenario para reproducir sus creaciones. Y luego est¨¢ la malasuerte: ¡°Soy un im¨¢n para los incidentes t¨¦cnicos. Hay shows que son muy frustrantes. Una vez, por un problema que tuvimos, decid¨ª empezar a improvisar. A la media hora, veo un t¨¦cnico que se acerca a cuatro patas y enchufa un cable: no se hab¨ªa o¨ªdo nada¡±.
Cuando las cosas s¨ª funcionan, o cuando uno se pone a escuchar?Wed 21 -rigurosamente con cascos, recomienda Molina-, lo que se oye es una mezcla de sonidos y m¨²sica entre psicod¨¦lica, rara, on¨ªrica y compleja. ¡°Su m¨²sica sigue movi¨¦ndose al borde del delirio¡±, seg¨²n una cr¨ªtica de The New York Times. Pero Molina prefiere otra definici¨®n: ¡°Es m¨¢s estructurado que mis otros ¨¢lbumes, aunque todav¨ªa no lo entiendo mucho. Lo diferente es que evit¨¦ todos los caminos conocidos a prop¨®sito. Me pareci¨® que, para no aburguesarme en m¨ª misma, me ten¨ªa que salir de ese lugar de confort¡±.
"Es muy f¨¢cil tomar modelos, copiar y hacer que las cosas parezcan buenas. El buen gusto est¨¢ estandarizado, y es raro encontrar algo interesante en la radio. Adem¨¢s ahora los m¨²sicos somos tantos, somos una plaga", a?ade Molina. A ese grupo, ella se apunt¨® en 1994. Porque, antes, era una comedianta h¨ªperconocida gracias a la televisi¨®n (tres millones de argentinos ve¨ªan cada semana su programa, Juana y sus hermanas). Tanto que cuando dej¨® la pantalla por la m¨²sica era una "principiante ya famosa". De ah¨ª que los medios se interesaran m¨¢s por su abandono de la televisi¨®n que por sus discos y el p¨²blico acabara pidi¨¦ndole en los conciertos "?Juana, hac¨¦ la coreana [uno de sus personajes]!", como contaba en otro reportaje su compatriota Leila Guerriero. Poco a poco, sin embargo, Molina fue ganando su espacio; primero, en el extranjero (en 2004 The New York Times incluy¨® su Tres cosas entre los 10 mejores discos pop del a?o) y luego, cual hija pr¨®diga, tambi¨¦n en casa. Finalmente, ha acabado tocando sin parar por todo el planeta. ?Un sue?o? Quiz¨¢s, pero no le hablen de dormir.?
Babelia
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