Cormac McCarthy, escritor de cine
Ridley Scott dirige 'El consejero', una pel¨ªcula de personajes duros y di¨¢logos poderosos El guion es del gran novelista estadounidense
Dos escritores grandiosos como William Faulkner y Scott Fitzgerald aceptaron en ¨¦pocas duras para su maltrecha econom¨ªa las fastuosas propuestas que les hicieron las productoras de Hollywood. Cuentan las lenguas perversas que ambos se limitaron a firmar con su legendario nombre guiones que hab¨ªan escrito otros, mientras que se dedicaban a trasegar alcohol sin prisas y sin pausas. Al menos, su experiencia con los grandes estudios le sirvi¨® a Fitzgerald para escribir las tragic¨®micas Historias de Pat Hobby. El personaje del Fitzgerald guionista tambi¨¦n protagoniz¨® la desgarradora y genial novela de Budd Schulberg El desencantado. Y en el cine, los hermanos Coen hicieron un esperp¨¦ntico, gracioso y cruel retrato del Faulkner guionista en Barton Fink.
La escritura de Cormac McCarthy puede situarse a una altura art¨ªstica similar a la de Faulkner y Fitzgerald. Y que yo sepa, nunca hab¨ªa escrito guiones hasta El consejero. Ignoro si responde a un encargo o lo ha hecho por iniciativa propia, si Hollywood le hizo una oferta que no pudo rechazar, o si pensaba que a su obra le faltaba escribir un guion para el cine. En cualquier caso, supone un acontecimiento que el autor de novelas tan extraordinarias como Meridiano de sangre, Todos los hermosos caballos, No es pa¨ªs para viejos y La carretera firme un guion que otro se?or va a contar en im¨¢genes.
Aparco la lectura de El consejero hasta que haya visto la pel¨ªcula. Porque soy mal lector de guiones, y para no sentirme condicionado al ver la pel¨ªcula. La dirige Ridley Scott, se?or que adem¨¢s de haber creado tres obras maestras como Los duelistas, Alien, el octavo pasajero y Blade runner, siempre merece atenci¨®n inicial. Y los personajes son duros y sofisticados, los di¨¢logos poderosos (tal vez demasiado, no s¨¦ si en la vida real se te ocurren continuamente preguntas y respuestas tan inteligentes), las situaciones que atraviesan intrigan, y es muy atractivo ver juntos a gente con tanta presencia y capacidad de seducci¨®n como Fassbender, Pitt, Bardem, Pen¨¦lope Cruz y Cameron Diaz. Esta ¨²ltima, llena de tatuajes y con un diente de oro, protagoniza una ins¨®lita y retorcida secuencia er¨®tica que evidencia tanta profesionalidad como sensualidad. Interesa la trama, palpas la violencia subterr¨¢nea o expl¨ªcita, sabes que va ser muy chungo el destino de esa gente movida por la codicia o el amor, enfangada en negocios s¨®rdidos cuyo fracaso se paga con torturas y muertes especialmente atroces, es cre¨ªble esa atm¨®sfera turbia en la que como en toda la obra de Mc Carthy est¨¢ flotando el mal, en nombre del dinero, el poder, o exclusivamente del placer que proporciona, siempre triunfante, rehuyendo cualquier desenlace que consuele al aterrado lector.
No hay desperdicio en las conversaciones que establecen los personajes. Puede establecerse un di¨¢logo filos¨®fico en torno a un diamante entre el sabio vendedor de ?msterdam y el nuevo rico que quiere ofrec¨¦rselo a su novia como prueba suprema de amor. O las explicaciones sobre los riesgos y los mecanismos del oficio que ofrecen los profesionales del narcotr¨¢fico a los que se inician temerariamente en el, buscando el gran pelotazo y una vida opulenta a perpetuidad. Esas voces (solo en versi¨®n original), esas personalidades, lo que hacen y lo que dicen, poseen fuerza expresiva. El consejero proporciona entretenimiento de altura.
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