El crimen y la culpa, seg¨²n Von Schirach
Los derechos civiles, la amnist¨ªa a los nazis de segundo grado y la herencia del pasado protagonizan la narrativa del autor de 'El caso Collini'
Po¨¦tico y turbador, dos adjetivos sobre los que pilota la narrativa de Ferdinand von Schirach y quiz¨¢s su personalidad. T¨ªmido, sensible, exquisito y fumador empedernido, el prestigioso abogado utiliza casos reales sobre los que ha trabajado para indagar en historias que inciden en el crimen y la culpa. Debut¨® con dos libros de relatos alabados por la cr¨ªtica y el p¨²blico. Ahora publica su primera novela, El caso Collini, una historia sobre el asesinato de un empresario alem¨¢n a manos de un trabajador italiano en la que recupera el ambiente de los a?os sesenta del siglo pasado, cuando se dictaron leyes que absolvieron a nazis de segundo rango, como la reforma del c¨®digo penal, ejecutada por el juez y exnazi Eduard Dreher, que impuso la prescripci¨®n para los cr¨ªmenes de complicidad por asesinato. Bajo esa amnist¨ªa subyace tambi¨¦n la manera en que se enfrentan a su pasado los nietos de los nazis. Y Von Schirach (M¨²nich, 1964) conoce bien el tema. Su abuelo, Baldur von Schirach, fue responsable de las deportaciones de jud¨ªos en Viena y condenado en el juicio de N¨²remberg a 20 a?os de c¨¢rcel por cr¨ªmenes contra la humanidad.
En los ¨²ltimos 500 a?os ha habido tambi¨¦n muchos juristas en la familia Von Schirach, pero la herencia de su abuelo resulta m¨¢s sugerente para los periodistas. Tanto que hace unos meses public¨® en Der Spiegel un art¨ªculo, Por qu¨¦ no puedo contestar a preguntas acerca de mi abuelo, en el que relata su infancia, los escasos encuentros con su aristocr¨¢tico antepasado y c¨®mo descubri¨® en la escuela a los 12 a?os qui¨¦n era su abuelo, con los nietos de otros nazis sentados en el pupitre de al lado. Como conclusi¨®n, recupera el final de la novela en el punto en el que la nieta del nazi le pregunta al abogado defensor: ¡°?Y yo formo parte de todo esto?¡±. La contestaci¨®n del letrado: ¡°No, t¨² eres t¨²¡±, es la respuesta que tanto tiempo le cost¨® encontrar al propio Von Schirach.
Y no solo los nietos. La generaci¨®n anterior a la suya, la de los hijos de¡ qued¨® consternada al descubrir lo que hab¨ªan hecho sus padres: ¡°Esto siempre es terrible, incomprensible, provoca rabia. En Alemania, esta rabia fue el detonante de la llamada Revoluci¨®n del 68¡±, cuenta desde Berl¨ªn a trav¨¦s de un cuestionario.
Las personas consideran m¨¢s importante la seguridad que la libertad. Libertad y liberalismo han perdido popularidad
Tras publicarse El caso Collini, el Ministerio de Justicia de la Rep¨²blica Federal de Alemania encarg¨® a una comisi¨®n la investigaci¨®n del pasado nacionalsocialista del citado ministerio. ¡°Hasta donde he podido seguir los resultados de la comisi¨®n, he visto que al fin se est¨¢n esclareciendo muchos cr¨ªmenes menores y mayores. De hecho, ya existen publicaciones cient¨ªficas sobre su trabajo, y se realizan simposios y seminarios¡±, dice. ¡°La justicia actual ya no tiene nada que ver con los nazis que ocuparon cargos en ella durante los a?os cincuenta y sesenta. La ministra de Justicia actual es una mujer cuyo respeto al Estado de derecho y honestidad son absolutamente incuestionables. Es una muy buena se?al. Pero para las v¨ªctimas llega demasiado tarde¡±.
PREGUNTA.?De entre los 800.000 metros de material de archivo relacionado con los cr¨ªmenes del nacionalsocialismo, ?por qu¨¦ eligi¨® a Collini?
RESPUESTA. No me interesaba escribir sobre los cr¨ªmenes cometidos durante el nacionalsocialismo, que constituyen el cap¨ªtulo mejor estudiado de la historia alemana en general. Probablemente nunca podremos comprender del todo estos cr¨ªmenes, su bestialidad y el enorme desprecio hacia el ser humano, pero los historiadores llevan a?os investig¨¢ndolos. Me interesaban todav¨ªa m¨¢s los cr¨ªmenes de mayor complejidad que cometi¨® la justicia de la Rep¨²blica Federal de Alemania, mi pa¨ªs. Estos me conciernen a m¨ª, y siguen afectando a mi sociedad, al mundo en el que vivo como abogado defensor y escritor.
P.?El derecho internacional permit¨ªa el fusilamiento de rehenes durante la Segunda Guerra Mundial. ?Hoy ser¨ªa delito?
R.?S¨ª, sin ninguna duda. Pero el derecho va siempre ligado tambi¨¦n al desarrollo de una sociedad. Lo que hoy nadie aceptar¨ªa puede cambiar r¨¢pidamente, de modo que el derecho cede el lugar al poder. Esto es algo que estamos viviendo actualmente. Las vulneraciones del derecho por parte de la pol¨ªtica est¨¢n a la orden del d¨ªa cuando se trata de la persecuci¨®n de terroristas. El incre¨ªble alcance de las escuchas telef¨®nicas, el control de los correos electr¨®nicos, etc¨¦tera, por parte de la NSA es solo uno de muchos ejemplos.
P.?En su novela, el procedimiento contra el oficial nazi fue sobrese¨ªdo. Su delito hab¨ªa prescrito. ?Derogar esas leyes y juzgar a los acusados servir¨ªa para algo?
R.?Solo se puede llevar a juicio a personas vivas, en parte porque deben tener la posibilidad de defenderse de las acusaciones. La historia emite sus propios juicios, pero en derecho penal esto ser¨ªa absurdo.
P.?El protagonista de su novela busca justicia pero finalmente aplica el ¡°ojo por ojo¡±. ?Que el delito sea arbitrario o que sea comprensible marca una diferencia?
R.?S¨ª, por supuesto. En todos los Estados modernos, el derecho penal se basa en la culpabilidad: no solamente se penalizan delitos, sino que tambi¨¦n se juzga a las personas en funci¨®n de su culpa. En la Edad Media, al que robaba una manzana se le cortaba la mano. No importaba si hab¨ªa cogido la manzana por hambre o por avaricia. Hoy reconocemos que hay una diferencia. Este es quiz¨¢ el mayor logro de la Ilustraci¨®n.
P.?El fundamento de nuestras Constituciones se viola constantemente. ?La l¨ªnea que separa la libertad de la seguridad parece cada vez m¨¢s delgada?
R.?Hace apenas dos d¨ªas se public¨® una encuesta de incuestionable rigor seg¨²n la cual hoy en d¨ªa las personas consideran m¨¢s importante la seguridad que la libertad. Libertad y liberalismo han perdido popularidad, parece que han perdido su significado. Esto me parece muy peligroso: si perdemos la libertad, acabaremos perdiendo tambi¨¦n la seguridad. La Constituci¨®n, los derechos fundamentales de los ciudadanos, constituyen en realidad derechos de defensa contra el exceso de poder del Estado. En tiempos de paz ¡ªy ahora ya llevamos 68 a?os en paz en Europa¡ª, la libertad deja de ser un valor apreciado. Le pondr¨¦ un ejemplo: imag¨ªnese que hay dos aviones en una pista de despegue de Madrid con destino a Barcelona. Uno de ellos se somete a un control muy estricto: se cachea a todos los pasajeros, uno a uno, y se pasan todas las maletas por el esc¨¢ner. En cambio, en el segundo avi¨®n se puede embarcar sin ning¨²n tipo de control de seguridad. ?Cu¨¢l de los dos escoger¨ªa?
P.?El Estado tiene el monopolio de la violencia, pero siempre dentro de la ley. No puede haber terrorismo de Estado. ?Detener, juzgar y condenar ya no es la m¨¢xima que debe imperar?
R.?En la mayor parte de los casos estas m¨¢ximas se siguen respetando. Pero se detecta cierta tendencia que me preocupa. Matar a terroristas sin un juicio no solo atenta contra la dignidad humana, sino que es adem¨¢s una tonter¨ªa. As¨ª ¨²nicamente se siembra m¨¢s violencia. Y si dejamos de confiar en nuestro derecho, estamos perdidos.
P.?El Estado debe garantizar la seguridad de los ciudadanos. ?Aplicar la teor¨ªa del mal menor es justo?
R.?No, esto jam¨¢s es as¨ª. No se puede calcular el valor de una vida, no se puede medir una vida contra otra. En ¨²ltima instancia, esto se debe a que creemos que cada vida es ¨²nica. Este convencimiento es la base de nuestra civilizaci¨®n. Tiene que ser intocable.
P.??Y qu¨¦ opina de las escuchas a Angela Merkel?
R.?¡°Esto no se hace entre amigos¡±, dijo la se?ora Merkel. Esto es cierto, pero aqu¨ª se trata de algo mucho m¨¢s importante: es una cuesti¨®n de dignidad del ser humano. No estamos en un conflicto entre Alemania y Estados Unidos, entre Espa?a y Reino Unido o entre Portugal y Australia. Aqu¨ª se trata de los ciudadanos, que en Madrid, Par¨ªs, Nueva York, Chicago o Berl¨ªn son vigilados por su Gobierno. Los principios ¨¦ticos de nuestras Constituciones y del derecho internacional son vulnerados por la NSA. Contra esto ¡ªy solo contra esto¡ª nos tenemos que defender. ?Y c¨®mo lo podemos hacer? Seguramente no con un acuerdo con Estados Unidos: ser¨ªa casi ingenuo creer que solo con eso bastar¨ªa. Necesitamos pactar una directiva de protecci¨®n de datos que haga que en Europa se aplique la ley de protecci¨®n m¨¢s dura del mundo. Estoy seguro de que los autores de la Declaraci¨®n de la Independencia americana, en 1776, habr¨ªan aplaudido una medida as¨ª porque habr¨ªa encajado con su concepci¨®n de los derechos civiles.
El caso Collini. Ferdinand von Schirach. Traducci¨®n de Mar¨ªa Jos¨¦ D¨ªaz P¨¦rez. Salamandra. Barcelona, 2013. 160 p¨¢ginas. 15 euros.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.