Stan Tracey, leyenda del jazz brit¨¢nico
¡®Under milk wood¡¯ es para muchos el mejor disco de las islas
¡°?Alguien aqu¨ª se da cuenta de lo bueno que es este tipo?¡±. La voz rotunda y nasal de Sonny Rollins estall¨® en los o¨ªdos de quienes aplaud¨ªan con glacial cortes¨ªa al pianista tras uno de sus solos. Stanley William Tracey, simplemente, baj¨® la mirada y sonri¨® en se?al de agradecimiento. Hoy, el mundo del jazz, le despide con honores de jefe de Estado. Quien ha sido considerado como el mejor m¨²sico de jazz ingl¨¦s de todos los tiempos falleci¨® el pasado viernes a los 86 a?os de edad, a causa del c¨¢ncer.
No lo tuvo f¨¢cil en sus comienzos. Haber nacido en una ciudad como Londres, en diciembre de 1926, no constituye la mejor opci¨®n para quien viene al mundo con la idea fija de aprender a tocar el piano y convertirse en m¨²sico profesional. En los a?os en que deber¨ªa haber estado sentado frente a un oscuro y tenaz maestro del instrumento, el joven se preparaba para afrontar una eventual invasi¨®n alemana, como miembro en activo de la Real Fuerza A¨¦rea. Busc¨® consuelo en el acorde¨®n, aprendido a golpe de trinchera, del que se olvidar¨ªa muy pronto y sin remordimientos de ning¨²n tipo.
Concluida la guerra, Tracey se dispuso a recuperar el tiempo perdido aprendiendo cuanto debe saberse del piano del mejor modo posible: toc¨¢ndolo. A nada, estar¨ªa surcando los mares a bordo del Queen Mary con la orquesta del veterano Ted Heath, cuya m¨²sica detestaba. Para entonces, se hab¨ªa convertido a la religi¨®n del ¡°gran sacerdote del bebop¡±, Thelonious Monk. Tracey interpretaba a Monk a la manera elegante y civilizada inglesa. Para entonces, el pianista formaba parte de la secci¨®n modernista de la escena jazz¨ªstica londinense con sede en el club Ronnie Scott¡¯s, fundado en pleno Soho por el saxofonista hom¨®nimo. Stan Tracey ser¨ªa el ¡°pianista de la casa¡± entre 1960 y 1967 o 1968, dependiendo de las fuentes, lo que le permitir¨ªa compartir escenario con Zoot Sims, Ben Webster, Dexter Gordon, Rahsaan Roland Kirk, Freddie Hubbard o Sonny Rollins, con quien registr¨® la banda sonora del film Alfie, protagonizado por Michael Caine. En 1965 grab¨® Under milk wood, considerado por muchos el mejor disco de jazz jam¨¢s grabado en las islas, sobre composiciones originales inspiradas en la pieza de Dylan Thomas; un modelo de elegancia y swing con el inevitable y sutil toque monquiano.
Formaba parte de la secci¨®n
El cambio de d¨¦cada coincidi¨® con una crisis personal en el pianista. Se sent¨ªa cansado y un tanto desenga?ado con la profesi¨®n de m¨²sico y sus servidumbres. Sus a?os acudiendo cada noche al club de la calle Frith le estaban pasando factura. Se hab¨ªa aficionado a lo que sus bi¨®grafos describen como ¡°estimulantes il¨ªcitos¡±. Pens¨® en tomar empleo como cartero, lo que le asegurar¨ªa un c¨®modo retiro. Si no lo hizo, fue gracias al empe?o de su mujer, convertida en su public relations y m¨¢nager.
De vuelta en los escenarios, Tracey abraz¨® la causa de los j¨®venes airados ¡ªKeith Tippett, John Surman, John Stevens, Evan Parker¡¡ª criados al calor del emergente free jazz. Cambi¨® a Monk por Cecil Taylor (para, m¨¢s tarde, volver al primero). Sus d¨²os con el demasiado olvidado saxofonista Mike Osborne nos revelan su faceta m¨¢s ¨ªntima y po¨¦tica. Repetir¨ªa a?os m¨¢s tarde con los tambi¨¦n saxofonistas Sal Nistico y Charlie Rouse, exintegrante del cuarteto de Thelonious Monk. Porque siempre se vuelve al primer amor.
Babelia
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