Nacidas para pilotar
Un documental recoge el desaf¨ªo contra los prejuicios de las Speed Sisters Es el primer grupo de corredoras de ¡®rallies¡¯ femenino de Oriente Medio
Cuando se enfundan el mono y se ponen al volante de sus coches descascarillados, las Speed Sisters ¨Clas Hermanas de la Velocidad- pulverizan todas las presiones que las atenazan. Relegan las expectativas que su sociedad, la palestina, tiene sobre las ¡°mujeres decentes¡±; se olvidan de sus familias y sus reticencias a ver a sus hijas ¡°en el papel de un hombre¡±; y plantan cara, quemando rueda, a la ocupaci¨®n que les pone por delante m¨¢s obst¨¢culos que la pista. Hoy son ocho las mujeres que conforman este grupo extra?o de corredoras de rallies, el primero totalmente femenino de Oriente Medio. Valientes que desaf¨ªan las convenciones parapetadas en su pasi¨®n por el motor.
Cuatro de ellas -Mara, Noor, Betty y Mona- participan activamente en la temporada de carreras, entre marzo y septiembre, que se desarrolla en Cisjordania y Jordania. Sus rostros ya son habituales en los llamados Speed test, peque?as competiciones semanales en las principales ciudades palestinas. Betty, incluso, ha logrado situarse entre los diez mejores conductores de la zona, la ¨²nica en el podio de los hombres. Hasta ha conquistado el patrocinio de Peugeot.
Hoy las Hermanas son protagonistas hasta de una pel¨ªcula por estrenar, obra de la documentalista canadiense-libanesa Amber Fares,? son celebradas en la Red por Madonna ¡ªen su web Art for Freedom, las cit¨® como ejemplo de ¡°una mirada inspiradora¡± en un contexto pol¨ªtico complejo- y empiezan a tener clubs de fans en Palestina e incluso en Israel. Pero sus inicios fueron tortuosos, sombr¨ªos. Comenzaron a correr por separado en 2005, entrenando a escondidas de sus familias en la mayor¨ªa de ocasiones. Fue corri¨¦ndose la voz. ¡°Me fueron dando contactos de otras chicas y descubr¨ª que hab¨ªa m¨¢s mujeres como yo. Fue emocionante. Nos fuimos uniendo y hoy somos familia, indestructibles¡±, explica Mara Zahalka, hija de una profesora de autoescuela, que se refugi¨® en los coches tras el cerco a su ciudad, Jenin, en 2004. ¡°La gente estaba triste, nadie ten¨ªa un hobby. Para m¨ª, correr es libertad. Con el coche venzo sobre todo¡±, explica, toqueteando el colgante de su cuello, un volante de carretas hecho en plata.
Lo que impuls¨® el equipo fue el apoyo, desde 2010, del Consulado Brit¨¢nico en Jerusal¨¦n Este, que les cedi¨® un coche de segunda mano y les ayud¨® a pagar un entrenador. Por eso su bandera luce ahora junto a la palestina en los Seat Ibiza o Cupra, en los BMW 325. Pese a ello, ninguna de las mujeres, cristianas y musulmanas de entre 18 y 39 a?os, vive de la competici¨®n. Estudian y trabajan y dejan para el fin de semana el ¡°born to race¡± (¡°nacidas para correr¡±) que luce en sus coches, en pegatinas fluorescentes.
Hay cl¨¦rigos musulmanes que han condenado su pr¨¢ctica por ¡°fr¨ªvola¡±
No tienen un lugar fijo de entrenamiento. Se ejercitan donde pueden. En el aparcamiento de un mercado de verduras en Jen¨ªn, en descampados cerca del muro en Ramala, alrededor de la universidad de Jeric¨®¡ Maysoon Jayyusi, expiloto y entrenadora del equipo, confiesa que est¨¢n ¡°rodeadas de l¨ªmites¡± para pelear por sus carreras. ¡°Aqu¨ª, en Palestina, nos ha costado que nos dejen entrar en las competiciones masculinas, que son las ¨²nicas que hay, y fuera, en Jordania por ejemplo, donde hay m¨¢s apertura, no podemos ir apenas porque no tenemos dinero para los viajes ni permiso para sacar nuestros coches de Cisjordania¡±, lamenta.
El salto al exterior es su nueva meta. Muy rodadas ya en las competiciones caseras, su sue?o empieza en el Golfo P¨¦rsico, meca regional de la velocidad. Una de las chicas, Noor Daoud, est¨¢ empezando a ser una habitual en Emiratos ?rabes Unidos, convirti¨¦ndose en la primera mujer ¨¢rabe que participa en un circuito internacional. Pero Noor parte con ventaja: naci¨® en Texas y cuenta por tanto con pasaporte estadounidense, que le facilita los permisos de salida y entrada de Palestina. Dos meses estuvo en Dubai entren¨¢ndose y ya tiene sus ojos puestos en competiciones de Jap¨®n y Polonia. ¡°He echado mucho de menos a mis compa?eras. Cuando logras una posici¨®n pese a ser mujer, te encuentras con la limitaci¨®n de la pol¨ªtica. Pelear¨¦ por ser una profesional y para que ellas est¨¦n a mi lado en la pista¡±, afirma esta veterana de la F¨®rmula 3.
S¨®lo una vez en estos a?os han logrado salir juntas al extranjero, en una visita de entrenamiento al circuito de Silverstone (Reino Unido). Los funcionarios de inmigraci¨®n se negaban a creer que unas palestinas fuesen a correr. Europa tambi¨¦n tiene sus prejuicios.
Solo una vez han logrado salir juntas al extranjero, para visitar Silverstone
Bajo el casco y las gafas y los guantes nadie ve los ojos ribeteados de r¨ªmel, ni las u?as de colores, ni siquiera el pa?uelo de Sahar Jawabrah, la primera aprendiz que compite con hiyab. Los chicos que se acercan aplauden los donuts y los zigzags. Betty Saadeh, mexicana de nacimiento, hermana e hija de pilotos profesionales, saluda con una mano mientras gira 360 grados. Al bajar, su melena rubia, al viento, los deja helados. ¡°Vivimos en una sociedad tradicional. Nos ven como algo ex¨®tico, extra?o, pero han empezado a respetarnos¡±, defiende.
Hay cl¨¦rigos musulmanes que han condenado su pr¨¢ctica por ser ¡°fr¨ªvola¡±, ¡°haram¡±, vetada por la ley isl¨¢mica. A ellas las normas que les importan son las de la F¨®rmula 1, que siguen con memoria enciclop¨¦dica y alma de hincha descontrolado. Khaled Qadura, al frente de la Federaci¨®n Palestina de Automovilismo, s¨®lo quiere ver la faceta deportiva. Para ¨¦l sus mujeres son ¡°pilotos excelentes, de las que hay que estar orgullosos, que quieren mejorar cada d¨ªa¡±. De fondo, las Hermanas de la Velocidad hacen chirriar los frenos, derrapan, levantan polvo. Todos los obst¨¢culos siguen en pie al final del trayecto. S¨®lo se chocan contra el conservadurismo. Y, a¨²n as¨ª, no dejan de enfocar la meta.
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