Todo lo dicho cuando no se dice nada
Por la figura de una abuela cuya vida se apaga, 'La visita' explora qu¨¦ supone hablar con las generaciones que nos preceden
¡°La abuela se ha acabado. Le da igual que rompamos todos los geranios de la terraza a balonazos, que nos sentemos en los sof¨¢s y tiremos los tapetes de ganchillo¡¡±. La visita es la primera novela de Jos¨¦ Gonz¨¢lez (Monforte de Lemos, Lugo, 1981) y as¨ª comienza para desarrollarse desde una ¨ªntima primera persona, tras las pistas de la anciana a la que la enfermedad va apagando y de las tortuosas relaciones familiares que solo se pueden narrar y quiz¨¢ ser comprendidas dentro de las paredes de una casa. Como llamada a conectarnos con las generaciones que han venido antes que nosotros.
La visita (Caballo de Troya) parte de una necesidad personal que explica la narraci¨®n en primera persona, de aquella abuela del autor que padeci¨® el cruel Alzheimer. En ella se vuelca parte de un alma de montajista cinematogr¨¢fico. De sus estudios de cine reconoce su pasi¨®n por ideas que se van tejiendo por asociaciones, cosas que confluyen de una manera independiente. ¡°Dice Umberto Eco que la imagen se parece m¨¢s a una frase que una palabra¡±, recuerda Gonz¨¢lez que ahora se mueve en el mundo de la publicidad. Y no tarda en dejar claro la manera en que entiende su libro, en el que la incomunicaci¨®n se extiende como fantasma desolador de la vida en familia. De nuevo, la necesidad de narrar.
Al escuchar a alguien de edad, casi te aseguras la oportunidad de vivir esa otra vida que te van contando
¡°Es como una pulsi¨®n de un abrazo, que no sabes casi ni a qui¨¦n ni por qu¨¦, quien quiera que se agarre a ¨¦l¡±. Este es su libro. La incomunicaci¨®n de la que habla a trav¨¦s de personajes que se retratan en gestos cotidianos m¨¢s que se describen ¡°es tambi¨¦n ese abrazo no dado, el punto m¨¢s ¨¢lgido, un beso que se queda sin dar¡¡±. La degradaci¨®n en que se plasma la enfermedad de la abuela es tambi¨¦n heredera de ese cine en el que Gonz¨¢lez se ha formado. Cada una de las unidades? de la novela viene encabezada por una letra del diccionario, se va de una a otra de manera desordenada. Ese caos representa a la abuela, as¨ª como las palabras tachadas que aparecen en algunas de las p¨¢ginas y otras cuya tinta se desvanece. ¡°No quisiera que esto se comprendiera como algo puramente est¨¦tico, dice aquello que se dice y que ya ni uno mismo puede o¨ªr¡±.
La figura de la abuela es clave en La visita y, con esto, la importancia de tender puentes a las generaciones que nos preceden. ¡°Al escuchar a alguien de edad, casi te aseguras la oportunidad de vivir esa otra vida que te van contando¡±. Gonz¨¢lez ve que su novela va m¨¢s all¨¢ de la historia familiar para extenderse a los abuelos como ¡°armaz¨®n de esa conciencia social¡± en un momento de ruptura de esquemas. ¡°Me considero de una generaci¨®n de ni?os mimados, y apelo a una reflexi¨®n sobre la responsabilidad que tenemos antes de inculpar a los dem¨¢s¡¡±. A esta encadena otra idea: ¡°Nunca he entendido muy bien el conflicto que tenemos en afrontar los problemas. Creo que reflexionar y hablar no solo los soluciona sino que nos lleva a tener m¨¢s argumentos y m¨¢s peso en la vida en nuestras decisiones¡±.
En un mundo en el que una de las grandes aficiones es comunicar, el autor se pregunta sobre su valor y la manera en que se hace. Ni?os que se cr¨ªan con la videoconsola, cuando quiz¨¢ sus padres les deber¨ªan contar lo que es la corteza de un ¨¢rbol, explica. La libertad absoluta en un universo en el que la mediaci¨®n parece carecer ya de sentido le aguijonea entre sus obsesiones. ¡°La autoedici¨®n o el crowdfunding me parecen muy interesantes pero a veces est¨¢n mal entendidas porque falta esa figura, un catalizador¡¡±.
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