Contra viento y marea

Cada diciembre llegan los balances de lo mejor del a?o con la regularidad de las antiguas felicitaciones de serenos y vigilantes y un vago aire de reparto de notas. A riesgo de parecer un optimista incorregible, creo que esta temporada ha habido tanto y tan buen teatro que incluso una selecci¨®n desbordar¨ªa el espacio de la columna, e impepinablemente quedar¨ªa gente fuera. Toda valoraci¨®n del sector, sin embargo, ha de moverse como el sube y baja de los parques. Hay teatro de lunes a domingo e incluso a veces en dobles sesiones, y es estupendo que as¨ª sea, pero, en contrapartida, muchas de esas producciones duran poco en cartel. Me dicen que eso se debe a la dr¨¢stica reducci¨®n de las giras y a que todo el mundo quiere estrenar en Madrid o Barcelona, lo que multiplica los montajes y la lista de espera. Singular paradoja: hay m¨¢s teatro que nunca, pero el n¨²mero de espectadores cae porque las localidades han subido.

El desmesurado e irracional IVA sigue siendo el gran enemigo, y no solo por la carest¨ªa que imprime a las entradas. La gente del sector habla de un empobrecimiento creciente de esa abundante oferta. Un productor me dice: ¡°Los m¨¢rgenes de beneficios no pueden estar peor¡±. Un gestor de teatro p¨²blico: ¡°Estamos asfixiados por los recortes¡±. Un actor: ¡°A excepci¨®n de los cach¨¦s de los muy famosos, los sueldos est¨¢n bajo m¨ªnimos¡±. Una autora: ¡°Si escribes una funci¨®n con m¨¢s de cuatro personajes lo tienes crudo¡±. Un iluminador: ¡°Donde antes hab¨ªa cuatro t¨¦cnicos, ahora hay dos o uno¡±. Un director: ¡°El otro d¨ªa propuse un Lorca y me dijeron que ¡®no es buen momento¡±. Pese a todo, contin¨²a triunfando el talento, pero a un alto coste, y cabe preguntarse hasta cu¨¢ndo durar¨¢ el entusiasmo.

Resistencia, en un sentido amplio, ser¨ªa la palabra clave de este a?o

Las salas alternativas, que permiten a muchos j¨®venes artistas la muestra de sus primeros trabajos y la b¨²squeda de nuevas propuestas esc¨¦nicas, est¨¢n resistiendo numantinamente: peque?os aforos, escaso apoyo. Resistencia, en un sentido amplio, ser¨ªa la palabra clave de este a?o que acaba, lo que me lleva a pensar que quienes merecer¨ªan estar a la cabeza de todas las listas son aquellos y aquellas que cada d¨ªa aguantan, contra viento y marea, la tentaci¨®n de tirar la toalla. Con todo mi respeto y mi pena por los muchos que, hartos de luchar, se han visto obligados a abandonar la pista y dedicarse a quehaceres de estricta subsistencia.

Sigo pensando que el arte no puede medirse por el rendimiento econ¨®mico. Hay una rentabilidad cultural y social que, cada vez m¨¢s, tiende a dejarse de lado, y por la que hay que seguir peleando. Echo a faltar, en resumen, una pol¨ªtica teatral a favor de la gente de teatro. Y una decidida proyecci¨®n exterior. Oigo hablar de marcas patrias y de identidades y pienso que el teatro es siempre identidad porque es lenguaje encarnado, vivo: nuestro ADN, nuestro reflejo. Hay que aplaudir iniciativas como la presentaci¨®n en Buenos Aires de La vida es sue?o, de la CNTC, pero una flor no hace verano. Echo en falta dar a conocer a nuestros autores y grupos en el extranjero, e invertir en teatro. Aunque ahora no lo parezca, es un momento ¨®ptimo, y a la larga ser¨¢ rentable: hay que construir futuro. Y echo a faltar a Rosana Torres, que ojal¨¢ vuelva pronto.