¡°Me contratan para transmitir el mismo esp¨ªritu de los a?os 90 en Madrid¡±
Rodrigo Garc¨ªa dirigir¨¢ el Centro Dram¨¢tico Nacional de Montpellier-Languedoc-Rosell¨®n Es la primera vez que se elige para este cargo a un creador no franc¨¦s
Rodrigo Garc¨ªa (Buenos Aires, 1964), comenzar¨¢ a dirigir el Centro Dram¨¢tico Nacional de Montpellier-Languedoc-Rosell¨®n la semana que viene. Es la primera vez que se elige para este cargo a un creador no franc¨¦s. El mandato es de cuatro a?os. La elecci¨®n se hizo en un proceso complicado con luz y taqu¨ªgrafos: sobre una lista de 70 creadores que se postularon la ciudad de Montpellier, la Regi¨®n de Languedoc-Rosell¨®n y el Ministerio de Cultura eligieron a cuatro creadores para que preparasen un proyecto. Y este mismo mes de diciembre salt¨® la sorpresa: despu¨¦s de las exposiciones exhaustivas de los cuatro creadores y de deliberaciones la Ministra de Cultura francesa, la socialista Aur¨¦lie Filippetti, ratificaba a Garc¨ªa, creador reputado, producido y exhibido en los grandes teatros de Francia y Europa y una de las figuras m¨¢s controvertidas en el teatro franc¨¦s.
La sorpresa era doble. Por un lado, se nombraba a un ¡°no franc¨¦s¡± con un proyecto de creaci¨®n muy lejano al teatro de repertorio galo instaurado en la mayor¨ªa de los treinta y tres centros nacionales. Por otro, se nombraba a un verdadero renovador de la escena europea, poseedor de un teatro formal y literariamente avasallador, pero tambi¨¦n poseedor de uno de los teatros m¨¢s frontales contra los valores mercantiles y m¨¢s conservadores de nuestra sociedad. Hace exactamente un a?o, por ejemplo, en el teatro Rond-Point de Par¨ªs, Garc¨ªa sufri¨® acosos, manifestaciones y agresiones durante la representaci¨®n de su pieza G¨®lgota Picnic. El ala m¨¢s fan¨¢tica del catolicismo franc¨¦s tildaba de blasfema esta pieza que adem¨¢s fue coproducida y estrenada por el Centro Dram¨¢tico Nacional en el Teatro Mar¨ªa Guerrero. La funci¨®n acab¨® por hacerse entre grandes medidas de seguridad.
Garc¨ªa tiene entre manos el proyecto de un centro de creaci¨®n s¨®lido, ambicioso y que apunta lejos, pero sabe que los escollos tampoco ser¨¢n nulos en una Francia que vive uno de sus momentos pol¨ªticos m¨¢s tirantes y delicados de los ¨²ltimos decenios. A menos de una semana de que comience su mandato hablamos con ¨¦l de esta aventura, un viaje que comenzaba en las salas madrile?as de finales de los a?os ochenta.
Pregunta. ?En qu¨¦ momento, como creador ha llegado este nombramiento? Aunque la direcci¨®n de un centro dram¨¢tico nacional es complicada y exige mucho trabajo ?en qu¨¦ medida puede impulsar su trabajo como creador? ?es un revulsivo?
Respuesta. Justo hoy pensaba en eso, mientras conduc¨ªa camino del supermercado: que por fin voy a dormir ocho horas. Cuando me meto en una nueva creaci¨®n dormir es una entelequia, sencillamente no existe. Hay menos tiempo para leer, hay que rascar horas para los libros, porque si uno quiere escribir, no puede dejar de leer.
Ahora que voy a dirigir un CDN y apoyar a los artistas que considero valiosos -por fr¨¢giles, por err¨¢ticos, por tozudos, por idealistas-, s¨¦ que voy a dormir a pata ancha, y que padezcan insomnio ellos. Yo tendr¨¦ de 7 a 9 de la ma?ana para leer, antes de ir al trabajo. Aunque resulte prematuro valorar qu¨¦ pasar¨¢ con mi obra futura infectada de mis tareas de gesti¨®n de un CDN, quiero creer que ser¨¢ un contagio positivo, productivo. Son empe?os hermosos, un privilegio.
La inexperiencia en el cargo puede que sea mi comod¨ªn. Tengo un sue?o preciso, impreso y fotocopiado en las casi cien p¨¢ginas del dossier que present¨¦ al Ministerio de Cultura franc¨¦s y me da por pensar que cumplirlo no ser¨¢ tan absorbente como para abandonar mis creaciones. Dirigir un Centro Dram¨¢tico Nacional significa un revulsivo en tu vida solo si eres tonto. A mi me contratan para seguir siendo quien soy. Los que tenemos la necesidad de crear, lo hacemos desde cualquier condici¨®n, ?cu¨¦ntemelo a mi! Casi treinta obras teatrales estrenadas en veinte a?os en Madrid desde 1989, con el INAEM y la Comunidad de Madrid m¨¢s la prensa y la prensa especializada en teatro como compa?eros inseparables: d¨¢ndome por culo todos -y las contadas excepciones lo confirman-.
Luego me fui por ah¨ª a hacer mis piezas en mejores condiciones. Pero el resultado art¨ªstico no cambia y las piezas que hice en el teatro Pradillo y en la sala Carta Pared en los a?os 90 con dos duros las considero esenciales, m¨¢s que las de Avig?¨®n o Berl¨ªn o Viena o Par¨ªs, que llegaron m¨¢s tarde. Me contratan en Montpellier para transmitir ese esp¨ªritu, el mismo de los a?os 90 en Madrid.
Es un asunto de ciudadano a ciudadano. Yo digo que la ciudad no necesita del repertorio cl¨¢sico y que precisa la urgencia de los artistas de hoy en d¨ªa. Puedo estar equivocado. Es la gracia del asunto, el riesgo y la posibilidad de fracasar. Tengo un problema: hay demasiadas personas usurpando el nombre de ¡°artista de la escena¡±, tal vez yo sea uno de esos. Por lo general, no hay artistas, el artista es un perro excepcional. Y ahora yo tengo que encontrarlos. Es una faena. Antes me tra¨ªa sin cuidado, yo me ocupaba de mi obra y adi¨®s. Ahora tengo que ir a buscar voces aut¨¦nticas en una ¨¦poca horrible¡ un enorme porcentaje es simulacro o copia. Borges dec¨ªa: ¡°Ahora al plagio le llaman reminiscencia¡¡± Perdone que me r¨ªa¡ Con la que me espera, mejor mantener el buen humor.
P. ?Cu¨¢les son las principales l¨ªneas de acci¨®n que quieres desarrollar en el Centro Dram¨¢tico Nacional de Montpellier?
?R. La programaci¨®n no va a distinguir danza de teatro, ni teatro de performance, ni performance de¡ lo pr¨®ximo por inventar. Quien tenga una idea singular, quien proponga un debate inteligente, quien traiga misterios y zonas oscuras, quien nos ofrezca poes¨ªa, ser¨¢ bienvenido. Sobre todo si en el aspecto formal se nota un esfuerzo aut¨¦ntico. Mire usted: los temas son los de siempre, el asunto crucial es la forma. Uno piensa en C¨¦line, en Pynchon, en David Markson, en Peter Handke, en William Gaddis¡ uno piensa en Morton Feldman, en Giacinto Scelsi, en Stockhausen¡ Estamos hablando del poder de la forma.
Toda forma en exceso frecuentada, qu¨¦ quiere que le diga, a no ser que se trate de Melville o de Musil, a m¨ª me decepciona. En cambio cuando un artista est¨¢ invent¨¢ndose ahora mismo un universo con leyes y reglas secretas y puede que fracase, ese despierta mi curiosidad.
Si pago dieciocho, veinticinco euros, que es much¨ªsimo, que no sea para que un gandul que ahora sale en la tele me recite un texto como en el siglo XIX aunque venga de la pluma (el ipad) de un falso nuevo dramaturgo.
P. Se dice que quiere crear un verdadero centro de convergencia de la creaci¨®n contempor¨¢nea europea. Me imagino que ya est¨¢ trabajando en ello, ?podr¨ªa adelantarnos alguno de los creadores que est¨¢n involucr¨¢ndose con el proyecto?
R. Pens¨¦ en algunos directores de teatros nacionales y directores de festivales que he conocido, todos pagados de s¨ª mismos, tomando decisiones desde el altar: ¡°fulanito es el futuro del teatro, menganita est¨¢ en su peor momento creativo, etc.¡±. Y me dije: son ignorantes y yo tambi¨¦n. Debo evitar que se me note. Por eso, apunt¨¦ en mi proyecto: ¡°crear una mesa de curadores¡±, gente en quienes conf¨ªo, para hablar de artistas valiosos que tal vez desconozco. Ser¨¢n cinco personas, vendr¨¢n de Marsella, Bolonia, Madrid, Lisboa y Par¨ªs. Y hablaremos de obras, de ¨¦tica. Claro que tengo una l¨ªnea de pensamiento, pero necesito ampliarla, crecer, aprender. Mire, cuando fui grosero al principio de la entrevista, cuando dije aquello de ¡°me dio por culo toda mi vida el INAEM, etc.¡±, s¨¦ por qu¨¦ necesito recurrir al lenguaje soez y al tono malhumorado: a un creador joven (lo fui) se le quitan las ganas cuando no recibe m¨¢s que desprecio, y si puedo ayudar a los j¨®venes ninguneados por la ceguera nacional, me sentir¨¦ ¨²til. Si el CDN de Montpellier acaba siendo una perrera, me sentir¨¦ orgulloso de apadrinar a esos animales abandonados por la Instituci¨®n, que son siempre los artistas m¨¢s interesantes.
P. La Ministra de cultura francesa, Aur¨¦lie Filippetti, est¨¢ llevando a cabo una renovaci¨®n en la direcci¨®n de los centros dram¨¢ticos nacionales. Renovaci¨®n en la que estar¨ªan enmarcados su nombramiento y el de Philippe Quesne en Nanterre, por ejemplo. Una renovaci¨®n que el Ministerio defiende diciendo que es necesario un "rejuvenecimiento" de los cargos directivos? C¨®mo valora esta pol¨ªtica arriesgada de la ministra que le est¨¢ trayendo no pocas criticas y enfrentamientos?
R. Con la Ministra tuvimos un lindo di¨¢logo de besugos. Me llama y me pregunta: ¡°?C¨®mo est¨¢s?¡± Yo solt¨¦ una carcajada, le dije: imag¨ªnate como estoy, contento que voy a Montpellier a sacar adelante este proyecto para que disfrute la ciudad. Su honesto apoyo a mi proyecto y el de los jefes de la Regi¨®n de Languedoc-Rosell¨®n es finalmente un arma de doble filo. No sabemos c¨®mo va a responder el p¨²blico ante una propuesta as¨ª. Yo soy un conejillo de indias, tengo total libertad para moverme, pero no pierdo de vista que me encuentro en un laboratorio de pruebas. Si el experimento sale mal, me vuelvo a mi aldea en Asturias, donde estaba estupendamente. Si la cosa sale como pienso, entonces seremos un modelo diferente, otra opci¨®n.
?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.