Ednodio Quintero, literatura resistente en estado puro
La editorial Candaya publica la segunda recopilaci¨®n de los cuentos del escritor venezolano en 'Ceremonias' (1974-1994)
Ednodio Quintero (Las Mesitas, Trujillo, 1947) ha estado de vacaciones por unos d¨ªas en ese lugar agreste de la alta monta?a de Los Andes venezolanos. Ese que le vio nacer cuando no hab¨ªa ni luz el¨¦ctrica ni veh¨ªculos ¡°una zona de costumbres e imaginario medieval¡± por la que se siente agradecido. Es curiosa la relaci¨®n entre el autor, que ocupa un lugar entre los grandes de la literatura de su pa¨ªs, y la geograf¨ªa. Su padre ocupaba un cargo pol¨ªtico como jefe civil que obligaba a los continuos desplazamientos de toda la familia, y los primeros recuerdos de Quintero est¨¢n ligados a una especie de cronolog¨ªa de lugares. Despu¨¦s, han venido otros cosidos a las grandes urbes como Ciudad de M¨¦xico, Par¨ªs y Tokio, de las que se confiesa admirador.
Pero el paisaje austero y alucinado de la ni?ez lo describe la cr¨ªtica como inseparable de la cadencia y registro de su personal¨ªsima voz. A pesar de ese arraigo a la tierra, yerran el tiro aquellos que intentan encontrar referencias biogr¨¢ficas en la literatura de Quintero. O sujeciones. O clasificaciones. ?l ha cultivado de todo: novela, ensayo, guion cinematogr¨¢fico y esos cuentos de fronteras desconcertantes cuya segunda recopilaci¨®n publica ahora la Editorial Candaya en Ceremonias, despu¨¦s de la primera de t¨ªtulo Combates (1995-2000). Escritos aquellos en el periodo de 20 a?os entre 1974 y 1994 representan ese universo puramente literario al que ha aspirado. No disimula sus esfuerzos o perezas por el camino. "Me cuesta mucho ser un escritor realista. Meto en una batidora sue?os, la realidad, la experiencia personal¡ Es un don que me ha dado alg¨²n Dios a m¨ª, que soy polite¨ªsta¡¡±, cuenta a trav¨¦s del tel¨¦fono desde la M¨¦rida venezolana, donde ahora reside. Se trata de ¡°la imaginaci¨®n al servicio de nada, la literatura en su lado m¨¢s puro y salvaje¡±.
¡°Recuerdo un sue?o que tuve a los cuatro a?os. Un demonio me persegu¨ªa y me encontr¨¦ escapando; oculto en una nube sal¨ªa volando¡±, rememora. Casi de manera casual, el autor apunta de lleno a una gran persecuci¨®n en su vida: la libertad. ¡°Es el valor que m¨¢s defiendo¡±, aclara. Quintero se burla de la vanidad de los artistas, aquellos que dependen del ego, algo que le provoca ¡°la risa¡±, y de los vasallajes que conllevan algunos ¡°contratos leoninos¡± de las editoriales que empujan a publicaciones peri¨®dicas. Para la de El Hijo de Gengis Khan (Seix Barral) de 2013, una novela de ¨¦xito en Venezuela, tuvo que deambular seis a?os de editorial en editorial y a¨²n as¨ª, declara sin resquemor que es "como un escritor del siglo XIX". "Ahora existe la ansiedad por la fama. Mi buen amigo C¨¦sar Aira recomienda con iron¨ªa que primero se publique y despu¨¦s se escriba en estos casos...".
Tampoco parece llevar en su mu?eca un reloj. Pas¨® diez a?os sin escribir y ahora lo explica como aquel tiempo que aprovech¨® para ¡°leer a los cl¨¢sicos¡± y llenarse "de much¨ªsima m¨²sica". ¡°Me cuesta verme como escritor y no tengo la disciplina¡ como la del funcionario. Escribo por r¨¢fagas¡±. Si asegura con sorna que le reprenden porque se gasta el dinero o lo reparte demasiado r¨¢pido, dice al mismo tiempo que siente miedo por otra p¨¦rdida muy distinta, la del juicio."Temo el deterioro mental". Y a?ade aclarando que emplea un registro de broma: "Quiz¨¢ me suicide s¨ª tengo Alzheimer, si recuerdo d¨®nde puse la pistola...".
Para este lector voraz desde peque?o entre cuyas lecturas memorables atesora la de Don Quijote que hizo ¡°casi de una sentada¡± las pel¨ªculas han sido otro gran amor y una influencia de peso en su escritura. "Mi narrativa funciona por im¨¢genes, me gusta mucho el Western...". Una sirve adem¨¢s para ilustrarlo: Ednodio Quintero dice entrar en los sitios y funcionar en ese momento "como un esc¨¢ner" de aquello que le entra por los ojos. La vista es la estrella entre sus sentidos.
Los cuentos del autor hablan de una lucha vital sostenida por h¨¦roes cuya resistencia se narra desde un interior infranqueable y desde la primera persona "que da mucha m¨¢s verosimilitud y es mucho m¨¢s fuerte". Si se aborda el tema de la fortaleza y la lucha que cincelan su literatura, Quintero se apoya en una religi¨®n que ha hecho a su medida: "Estar vivo es un milagro... La existencia nos es dada durante breve tiempo no tanto para el disfrute sino para aprender".
Y da a entender sin disimular tampoco el pudor en su respuesta que si se considera sobreviviente es tambi¨¦n por la Venezuela que habita. "Aqu¨ª estamos, no nos rendimos". Le comentaron que El arquero dormido. Cinco novelas en miniatura (Alfaguara) "hab¨ªa sido una premonici¨®n de lo que vino despu¨¦s, los experimentos extra?os del socialismo en el siglo XXI, desfasado en el tiempo". Repite las palabras que se?alan resistencia para afianzar ese "costarle" hablar del tema, de la Venezuela despu¨¦s de Hugo Ch¨¢vez "porque los trapos sucios se lavan en casa". "Aqu¨ª estamos navegando en un experimento extra?o que puede derivar hacia algo peligroso". Uno de los ejemplos que ofrece de c¨®mo la gente que piensa como ¨¦l permanece por encima del agua es el surgimiento de editoriales independientes que establecen su propio circuito en su pa¨ªs o la actividad en las redes sociales.
"La ¨®ptica europea me parece rara, muy complaciente por alguna raz¨®n (hacia el Gobierno de Venezuela) porque hay un sentimiento antiamericano que se ve en la prensa...". "Tendr¨ªan que estar en la realidad de aqu¨ª". Quintero menciona "la econom¨ªa desquiciada, la inflaci¨®n" y la mordaza pr¨¢ctica sobre las bocas de aquellos que discrepan no porque se les proh¨ªba opinar "no hay persecuci¨®n como en las dictaduras" sino por la apropiaci¨®n de los medios oficiales.
"No tengo mucha esperanza de que haya cambios pronto pero las personas han ido despertando poco a poco".
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