Rocky y LaMotta, abuelos

Hace dos a?os, y en medio de un evidente baj¨®n en su carrera, Al Pacino decidi¨® abrazar el rid¨ªculo interpret¨¢ndose a s¨ª mismo en un largo papel para Jack y su gemela, penoso veh¨ªculo al servicio de Adam Sandler en el que la leyenda confund¨ªa re¨ªrse de uno mismo con destrozar su presente, su pasado y quiz¨¢ su futuro. El anuncio de La gran revancha, relato sobre el regreso de dos ex boxeadores sesentones de oscura rivalidad para un gran espect¨¢culo pugil¨ªstico, protagonizado por Sylvester Stallone y Robert De Niro, mitos en Rocky y Toro salvaje, hac¨ªa temer lo peor para la carrera de De Niro (la de Stallone no cuenta), con subidas y bajadas, pero con, sin ir m¨¢s lejos, una candidatura al Oscar el a?o pasado por la estupenda El lado bueno de las cosas. Las recientes nominaciones a los Razzies para pel¨ªcula y actores refrendaban el temor, pero, sorprendentemente, no es (tan) mala.

Y hay una raz¨®n clara para que esto ocurra: el equipo de guionistas formado por Tim Kelleher y Rodney Rodman, forjado en el show televisivo de David Letterman, ha hecho bien su trabajo durante la mitad inicial de la pel¨ªcula, que se inicia, esta s¨ª, ri¨¦ndose de s¨ª misma con variados momentos de estimable comicidad y un pu?ado de r¨¦plicas brillantes ("mi monitor de los boy-scout tambi¨¦n me dec¨ªa eso..."). Por desgracia, luego llegan el nieto, el amor melifluo, la blandenguer¨ªa y se toman demasiado en serio el combate final. Antes de que un par de breves escenas junto a los cr¨¦ditos demuestren de nuevo la buena mano de sus guionistas.