Un ¨¢ngel de la guarda para j¨®venes
Se echa mucho en falta en el mundo profesional ese entusiasmo, esa motivaci¨®n, ese respeto y amor a la m¨²sica que hemos aprendido junto a ¨¦l
Han pasado ya casi 10 a?os, pero s¨¦ que lo que sent¨ª aquel d¨ªa no se me olvidar¨¢ nunca.
Mi coraz¨®n lat¨ªa de una forma abrumadora. Aquel d¨ªa, el destino me permitir¨ªa hacer mi sue?o realidad; y no solo eso, con el m¨ªo, el de m¨¢s de un centenar de j¨®venes m¨²sicos.
Est¨¢bamos en Bolzano (al norte de Italia) preparando un programa mahleriano, la Novena sinfon¨ªa y el Adi¨®s de La canci¨®n de la tierra, con la Joven Orquesta Gustav Mahler. De repente, la puerta de la sala de ensayo se abri¨®, la orquesta par¨®, y ah¨ª apareci¨® ¨¦l, el gran maestro Claudio Abbado. Para m¨ª, el ¨¢ngel de la guarda de los j¨®venes m¨²sicos.
En la pausa del ensayo, su asistente se me acerc¨® y me dijo: ¡°Abbado quiere hablar contigo¡±. Me qued¨¦ sin respiraci¨®n. Empec¨¦ a temblar, y en cuanto lleg¨®, me tendi¨® su mano. ¡°Maestro¡±, le dije. ¡°Ll¨¢mame Claudio¡±, me contest¨® ¨¦l.
Este detalle define perfectamente su personalidad. Su trato, sobre todo, con los j¨®venes m¨²sicos. Parec¨ªa que ¨¦l sent¨ªa incluso m¨¢s admiraci¨®n por nosotros que nosotros por ¨¦l.
Y ahora, a?os m¨¢s tarde, e incluso formando parte de una de las orquestas m¨¢s prestigiosas del mundo, lo puedo comprender a la perfecci¨®n.
Se echa mucho en falta en el mundo profesional ese entusiasmo, esa motivaci¨®n, ese respeto y amor a la m¨²sica que hemos aprendido junto a ¨¦l. Se vuelve todo una rutina: ensayos, conciertos, giras... Una profesi¨®n, un trabajo m¨¢s. Pero, ?d¨®nde est¨¢ esa pasi¨®n por la m¨²sica? ?D¨®nde ese sentimiento de sentirse privilegiado por lo que haces, de amar la m¨²sica con toda tu alma, de estar al servicio de ella, en un segundo plano, y de intentar interpretarla al m¨¢s alto nivel?
Todo esto es y ha sido su filosof¨ªa de vida, el legado humano que nos ha dejado a todos los m¨²sicos que hemos tenido el privilegio de conocerle, de hacer m¨²sica junto a ¨¦l.
De ah¨ª que haya creado tantas formaciones para j¨®venes m¨²sicos, y no solo para j¨®venes. Y de ah¨ª que les haya inculcado todos estos valores. El mejor ejemplo, la Orquesta del Festival de Lucerna, la excelencia total en forma de orquesta.
Gracias, ¡°hombre¡± (que as¨ª es como nos llam¨¢bamos el uno al otro, despu¨¦s de a?os de amistad). Gracias por haberme valorado musicalmente como nadie lo ha hecho. Gracias por ense?arnos que en la m¨²sica, como en la vida misma, lo m¨¢s importante es escucharse los unos a los otros.
Hasta siempre, Claudio.
Lucas Mac¨ªas es oboe de la Orquesta del Concertgebouw de ?msterdam.
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