La literatura hispana se convierte en potencia cultural en EE UU
Derribadas las barreras originales, se ha forjado una nueva identidad cuyo catalizador es el espa?ol El fen¨®meno de fusi¨®n es aplicable a la potencia de su literatura, que se expresa en ingl¨¦s
Estados Unidos no se entiende si se ignora el espa?ol. El significado de topon¨ªmicos como Los ?ngeles, El Paso, Colorado o Nevada es transparente. Otros conllevan una historia m¨¢s rec¨®ndita, como California, t¨¦rmino procedente de las novelas de caballer¨ªas, en cuya lectura se forj¨® la imaginaci¨®n de los conquistadores, quienes proyectaban sus fantas¨ªas sobre la inasible realidad en la que se ve¨ªan inmersos. California era el nombre de una isla habitada exclusivamente por mujeres donde se asentaban los dominios de la m¨ªtica Calafia, la reina negra de Las Sergas de Esplandi¨¢n (1510). El origen de la latinizaci¨®n de Estados Unidos se remonta a 1848, a?o en que se firma el Tratado de Guadalupe-Hidalgo, en virtud del cual M¨¦xico cede al poderoso vecino del norte m¨¢s de la mitad de su territorio nacional a cambio de 15 millones de d¨®lares. La cesi¨®n inclu¨ªa la totalidad de lo que hoy constituyen los Estados de California, Nevada, Utah, Nuevo M¨¦xico y Texas, as¨ª como extensas zonas de Arizona, Colorado, Wyoming, Kansas y Oklahoma. Con las tierras, pas¨® a pertenecer a otra naci¨®n una poblaci¨®n cuyo idioma era el espa?ol. Tan traum¨¢tico trasvase sell¨® de manera irreversible el destino biling¨¹e y bicultural del pa¨ªs, fen¨®meno reforzado por un flujo migratorio que mantiene permanentemente viva la fuerza de la lengua espa?ola y las culturas de que es veh¨ªculo.
Es en este vasto contexto donde, tras m¨¢s de siglo y medio de pervivencia de la tradici¨®n literaria en castellano, surge la figura de Rolando Hinojosa-Smith, decano de las letras chicanas, cuyo nombre ha sonado en m¨¢s de una ocasi¨®n como candidato al Premio Cervantes. La propuesta est¨¢ doblemente justificada, ya que a sus m¨¦ritos como escritor se a?ade su valor como representante de una forma de escribir que hunde sus ra¨ªces en lo m¨¢s profundo de nuestra historia literaria.
Tras m¨¢s de un siglo de tradici¨®n literaria en castellano, surge Rolando Hinojosa-Smith, decano de las letras chicanas
La obra narrativa de Hinojosa-Smith, de una cohesi¨®n admirable, consta de 15 novelas que se integran en una serie conocida como Viaje de la muerte en Klail City. El lenguaje de Hinojosa-Smith remite directa y deliberadamente al de los prosistas castellanos del siglo XV. Un a?o despu¨¦s de su publicaci¨®n, Hinojosa-Smith cambi¨® el t¨ªtulo originario de la segunda entrega de la serie (Klail City y sus alrededores) por otro tomado de una obra compuesta a mediados del siglo XV por el historiador Fern¨¢n P¨¦rez de Guzm¨¢n. Imposible encontrar credenciales castellanas m¨¢s pr¨ªstinas que estas: P¨¦rez de Guzm¨¢n fue bisabuelo de Garcilaso de la Vega, t¨ªo del marqu¨¦s de Santillana y sobrino del canciller Pedro L¨®pez de Ayala. El gui?o de Hinojosa-Smith no se queda ah¨ª. La cuarta novela de la saga lleva el t¨ªtulo de una obra de Hern¨¢n P¨¦rez del Pulgar que data de 1488 (y por tanto es, al igual que Generaciones y semblanzas anterior a la existencia misma del vocablo Am¨¦rica). Hinojosa-Smith se limit¨® tan solo a cambiar un vocablo: Claros varones de Belken, en lugar del originario Claros varones de Castilla. Belken es el nombre de un condado ficcional de impronta faulkneriana cuya capital es Klail City, una de las ciudades de un vallesituado a orillas de la frontera entre Texas y M¨¦xico. Escenario de todas las novelas de Hinojosa-Smith, el valle es un lugar a la vez m¨ªtico y real.
Hace unos meses, la editorial Xordica recuper¨® para los lectores espa?oles la primera novela de Hinojosa-Smith, Estampas del valle, obra publicada hace m¨¢s de cuatro d¨¦cadas, y con la que su autor obtuvo el Premio Quinto Sol. El retraso pone de relieve la falta de atenci¨®n por parte de nuestro mundo editorial hacia la literatura de los latinos de Estados Unidos. Son varias las ramas que integran esta tradici¨®n. La de mayor peso, por razones hist¨®ricas y de contig¨¹idad geogr¨¢fica, es la de origen mexicano, seguida de las de procedencia caribe?a: puertorrique?os, dominicanos, y cubanos, cada una con sus rasgos distintivos. A ello se suma la producci¨®n, considerablemente irregular, que aportan las comunidades oriundas del resto de Am¨¦rica Latina. El fen¨®meno m¨¢s interesante en relaci¨®n con los diversos grupos de origen hisp¨¢nico es la erosi¨®n de las barreras que los manten¨ªan separados, lo cual ha desembocado en la forja de una nueva identidad. En Estados Unidos hay inmigrantes de origen mexicano, caribe?o, sur o centroamericano, pero todos se sienten latinos o hispanos. El catalizador de este proceso es el espa?ol, cuya fuerza se renueva de manera constante gracias al flujo incesante de emigrantes. Este fen¨®meno de fusi¨®n se aprecia tambi¨¦n en la literatura, aunque es preciso se?alar que el veh¨ªculo expresivo es (incertidumbres futuras aparte) mayoritariamente el ingl¨¦s.
La primera obra de envergadura de las letras hispanas es The Squatter and the Don (1885), de Amparo Ruiz de Burton, escrita a la sombra de la derrota que infligi¨® Estados Unidos a M¨¦xico, en la que se refleja la situaci¨®n de los vencidos tras la firma del Tratado de Guadalupe-Hidalgo. Para dar con un t¨ªtulo que conecte con la sensibilidad literaria de la modernidad hay que trasladarse a 1936, fecha de publicaci¨®n de Locos, sofisticada colecci¨®n de cuentos del americaniard (espa?ol afincado en Estados Unidos, el t¨¦rmino lo acu?¨® ¨¦l) Felipe Alfau. Autor tambi¨¦n de Chromos (1948), novela que narra las peripecias de los americaniards. Alfau es un outsider del canon latino, en el que ocupa un valor m¨¢s bien simb¨®lico y marginal. Publicada en 1945, Mexican Village de Josephina Niggli es una obra de considerable valor literario. Aunque naci¨® en M¨¦xico, Niggli era de origen europeo tanto por l¨ªnea materna como paterna, lo cual explica su visi¨®n, m¨¢s idealizada que vivida, de la cultura mexicana. Mexican Village es un conjunto de 10 relatos que se entrecruzan configurando un artefacto narrativo sumamente ¨¢gil y de lectura muy amena. La obra del puertorrique?o Jes¨²s Col¨®n (1901-1974), una de las figuras m¨¢s interesantes de la literatura hispana, es fascinante. Coet¨¢neo de Alfau, de or¨ªgenes paup¨¦rrimos, Col¨®n era negro, comunista, as¨ª como autor de una copiosa y brillante obra period¨ªstica tanto en ingl¨¦s como en espa?ol. Un puertorrique?o en Nueva York y otras estampas (1961), su obra m¨¢s emblem¨¢tica, es una peque?a joya literaria. Lo m¨¢s destacado de la visi¨®n de Col¨®n es su inmensa humanidad, impregnada de un saludable sentido del humor. Col¨®n fue precursor de la sensibilidad nuyorican, que en paralelo con la emergencia de una conciencia de la identidad chicana se?ala el comienzo de un movimiento de resistencia pol¨ªtica y afirmaci¨®n de los valores culturales latinos. A lo largo de la d¨¦cada de los sesenta, surgen en las dos costas del pa¨ªs obras de importancia parelela. El juez puertorrique?o Edwin Torres nos ofrece una interesante visi¨®n del mundo de la delincuencia neoyorquina que conoci¨® de primera mano en la novela titulada Carlito¡¯s Way (1963). Ese mismo a?o el chicano John Rechy publica City of Night, novela demoledorasobre el mundo de la prostituci¨®n masculina en las ciudades de Nueva York, Los ?ngeles, San Francisco y Nueva Orleans. Down These Mean Streets (1967),sobrecogedor relato autobiogr¨¢fico de Piri Thomas sobre la vida en Spanish Harlem, concit¨® el inter¨¦s general del p¨²blico hacia lo que ocurr¨ªa en los barrios hispanos del Alto Manhattan. Aunque no vio la luz hasta 1984, la mejor cr¨®nica de la historia de la colonia puertorrique?a de Nueva York son Las Memorias de Bernardo Vega, documento de gran valor sociol¨®gico, adem¨¢s de literario.
La primera obra de envergadura, ¡®The Squatter and the Don¡¯ (1885), surge tras la derrota que infligi¨® Estados Unidos a M¨¦xico
A principios de la d¨¦cada de los setenta las letras chicanas experimentan una sacudida, con la aparici¨®n en a?os consecutivos de tres obras cumbre de la literatura mexicano-americana: ¡y no se lo trag¨® la tierra (1971), de Tom¨¢s Rivera; Bless Me, Ultima (1972), de Rudolfo Anaya, y Estampas del valle (1973), de Rolando Hinojosa-Smith. La primera y la tercera de estas novelas se escribieron originariamente en castellano. Muy diferente, aunque de innegable inter¨¦s es la Autobiograf¨ªa de un b¨²falo marr¨®n (1972), del activista chicano Oscar Z. Acosta, personaje de vida y muerte intrigantes que goz¨® de la amistad de Hunter S. Thompson, quien traz¨® un perfil inovidable en Rolling Stone. Simult¨¢neamente, se deja o¨ªr en Nueva York la voz de Nicholassa Mohr, autora de tres obras de gran valor testimonial y literario: Nilda (1973), El Bronx Remembered (1975) e In Nueva York (1977). La trilog¨ªa de cl¨¢sicos de la literatura chicana escrita por Anaya, Rivera e Hinojosa-Smith tiene un precursor en Pocho (1959), de Jos¨¦ Antonio Villarreal, y un continuador en Sabine Ulibarri, autor de una espl¨¦ndida colecci¨®n de relatos titulada Mi abuela fumaba puros y otros cuentos de Tierra Amarilla (1977).
Iniciada la siguiente d¨¦cada, en 1982 se publican dos obras que ocupan un lugar central en el imaginario de la literatura latina. La primera es Hunger of Memory, autobiograf¨ªa que sigue los pasos de Richard Rodr¨ªguez desde un barrio pobre de San Francisco hasta Harvard. A su vez, en la Costa Este, el puertorrique?o Edward Rivera publica Family Installments, novela elegantemente escrita que nos ofrece un v¨ªvido retrato de una familia de Spanish Harlem. En 1983 debuta en la escena literaria una de las figuras esenciales de las letras hispanas, Oscar Hijuelos, cubano del Bronx, con la excelente Our House in the Last World. Se empiezan as¨ª a alinear los nombres mayores de la literatura latina actual. En 1984 Sandra Cisneros, chicana de Chicago, publica A House on Mango Street, una obrita para ni?os en apariencia menor pero cuya influencia sigue perdurando hoy. La d¨¦cada se despide con la aparici¨®n de dos novelas de gran calibre: The Long Night of White Chickens, que marca la aparici¨®n de un escritor de primer orden, el guatemalteco-americano Francisco Goldman, y Los reyes del mambo tocan canciones de amor, novela que al obtener el Premio Pulitzer al a?o siguiente, pondr¨ªa en el mapa a la literatura hispana.
Las consecuencias no se hicieron esperar. En 1990, adem¨¢s del Pulitzer de Hijuelos, son finalistas del National Book Award Chromos (casi medio siglo despu¨¦s de su publicaci¨®n),de Felipe Alfau, y Paradise, de la espa?ola Elena Castedo. La n¨®mina de primeras obras que vieron la luz aquellos a?os es abultada. Se abre en 1991 con How the Garc¨ªa Girls Lost Their Accents, de la dominicana Julia ?lvarez. La cosecha de 1992 fue excelente: Abraham Rodr¨ªguez, Jr. publica The Boy Without a Flag: Tales of the South Bronx (1992), libro de cuentos a la altura de los de Junot D¨ªaz. El colombiano Jaime Manrique irrumpe en la escena con Latin Moon in Manhattan, divertida farsa sobre drogas y amor¨ªos homosexuales en el barrio neoyorquino de Queens. La lista de primeras obras notables del a?o la cierra Dreaming in Cuban, de Cristina Garc¨ªa. En 1993 uno de los escritores chicanos m¨¢s interesantes de las ¨²ltimas d¨¦cadas, Dagoberto Gilb, confirma su talento con The Magic of Blood (1993) y en 1994, Abraham Rodr¨ªguez publica Spidertown, novela sobre el mundo de las drogas en la zona norte de Nueva York. 1997 es un a?o importante. Marinero raso ratifica a Francisco Goldman como autor de talla internacional, mientras que en la Feria del Libro de Fr¨¢ncfort, editores de todo el mundo pujan por hacerse con los derechos de Drown, libro de cuentos de un desconocido que responde al nombre de Junot D¨ªaz. Un a?o despu¨¦s, al filo del nuevo milenio, Rolando Hinojosa-Smith publica Ask a Policeman, con la que pone fin a la serie de Klail City un cuarto de siglo despu¨¦s de haberla iniciado con Estampas del valle.
Nacido en Mercedes, Texas, el 21 de enero de 1929, Rolando Hinojosa-Smith era hijo de un campesino que hab¨ªa luchado en la revoluci¨®n mexicana y Carrie, su mujer, ama de casa. Como ocurri¨® con numerosos latinos de su generaci¨®n, la guerra de Corea lo dej¨® marcado. ?vido lector durante su infancia, el espa?ol fue el idioma de su entorno durante sus a?os de formaci¨®n. Su primer encuentro con el ingl¨¦s tuvo lugar cuando inici¨® sus estudios de secundaria. Al igual que su abuela, su madre y tres de sus hermanas, Hinojosa-Smith se hizo maestro, siendo despu¨¦s profesor de instituto en Brownsville y ulteriormente lleg¨® a ejercer la docencia universitaria. La escritura de Rolando Hinojosa-Smith es el resultado de una formidable amalgama de influencias, que incluye a los cl¨¢sicos castellanos, Gald¨®s, Anthony Powell (autor de Dance to the Music of Time, saga narrativa en 12 vol¨²menes), Heinrich B?ll, los americanos Faulkner y Twain y el escritor polaco-americano de origen jud¨ªo Bashevis Singer. Su visi¨®n coral se traduce en el empleo de innumerables voces, con las que busca dotar de representatividad a la comunidad del valle. Un profesor alem¨¢n que llev¨® a cabo un censo de los personajes de Klail City contabiliz¨® cerca de un millar. El castellano que utiliza Hinojosa-Smith en los cinco primeros libros de la serie es bell¨ªsimo y de un corte cl¨¢sico que se ha perdido en la mayor parte del ¨¢mbito literario panhisp¨¢nico. A partir de la sexta entrega, Rites and Witnesses, Hinojosa-Smith utiliz¨® solo el ingl¨¦s.
Las distintas entregas del Viaje de la muerte nos ofrecen un retrato panor¨¢mico de la vida en el South West a lo largo de medio siglo. Estampas del valle no es m¨¢s que el primer acercamiento al condado de Belken y Klail City, aunque todos los ingredientes que se desarrollar¨¢n en los restantes episodios de la serie se encuentran en embri¨®n all¨ª. La novela, de apenas cien p¨¢ginas, obtuvo el Premio Quinto Sol cuando se public¨®. En ella hacen su primera aparici¨®n Rafa Buenrostro y Jehu Malacara, personajes centrales de la saga. En la segunda parte el lector se tropieza con una gran variedad de textos y documentos con los que se intenta encontrar claves que permitan resolver un asesinato. La tercera es una selecci¨®n de semblanzas de personajes procedentes de los distintos estratos sociales de Klail City. Como ocurre con las buenas series de televisi¨®n, tras Estampas del valle Hinojosa-Smith supo mantener en vilo a los lectores, que a veces ten¨ªan que esperar a?os para averiguar qu¨¦ suced¨ªa en el siguiente episodio del Viaje de la muerte.
¡®Los reyes del mambo tocan canciones de amor¡¯ gan¨® el Premio Pulitzer y puso en el mapa la literatura hispana
Rolando Hinojosa-Smith public¨® la que presumiblemente ser¨¢ su ¨²ltima obra, We the Happy Few, una novela de campus que no forma parte del Viaje de la muerte, en 2006. ?Qui¨¦nes, adem¨¢s de ¨¦l, son importantes en el panorama actual de la literatura hisp¨¢nico-norteamericana. Por su extensi¨®n y el alto nivel de calidad medio de su obra, Oscar Hijuelos, autor de una decena de t¨ªtulos, es uno de los valores m¨¢s s¨®lidos. Lo dif¨ªcil, en la mayor¨ªa de los casos, es mantener el inter¨¦s despertado con la primera obra en los t¨ªtulos siguientes. Dos autoras que lo han conseguido, aunque con altibajos, son Julia ?lvarez y Sandra Cisneros. Algunas de las obras m¨¢s interesantes publicadas en lo que va de siglo son Bodega Dreams (2000), del ecuatoriano Ernesto Quinonez; The Republic of East L.A. (2002), del veterano Luis J. Rodr¨ªguez, autor de la emblem¨¢tica Always Running: La vida loca (1993), y The Devil¡¯s Highway (2005), de Luis Alberto Urrea. En 2007 aparece La maravillosa vida breve de ?scar Wao, con la que Junot D¨ªaz se convierte en el segundo hispano en obtener el Premio Pulitzer. A su vez, el autor de origen peruano Daniel Alarc¨®n publica Radio Ciudad Perdida. Autor de cuentos en ingl¨¦s y en espa?ol, Alarc¨®n public¨® en octubre y con excelentes cr¨ªticas At Night We Walk in Circles. Entre los autores de no ficci¨®n destaca Rub¨¦n Mart¨ªnez, cuya obra m¨¢s reciente, Desert America (2012), examina aspectos importantes de la cultura latina en su compleja fricci¨®n con la dominante. En el campo de la narrativa, mientras que la obra de Francisco Goldman ha tomado una direcci¨®n muy diferente desde que public¨® Di su nombre (2011), Junot D¨ªaz ha vuelto a demostrar su talento con As¨ª es como la pierdes (2012).
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