Ferran Adri¨¤ en los fogones del arte
El cocinero m¨¢s laureado del mundo protagonizar¨¢ el estand de EL PA?S en ARCO y expone sus dibujos, pinturas, ideas y conceptos en el Drawing Center de Nueva York
¡°Empieza el show. Hemos dado con la combinaci¨®n de la caja fuerte de la gastronom¨ªa. Esto es muy fuerte. ?Vale o no? Todo lo que nos ha pasado en estos dos a?os de trabajo y reflexi¨®n en silencio; de estar escondidos; de investigar qu¨¦ es la cocina; qu¨¦ es cocinar; qu¨¦ es crear. Averiguar de d¨®nde venimos y a donde vamos; y, despu¨¦s, conceptualizarlo, analizando la experiencia y la informaci¨®n que hemos acumulado durante 30 a?os en elBulli (m¨¢s de 40.000 documentos; aqu¨ª no se tiraba nada) y disponer de la capacidad para compartirlo con la gente a trav¨¦s de las nuevas tecnolog¨ªas y dialogando con otras disciplinas. No hay vuelta atr¨¢s. Es el shock que necesitaba la cocina. Han sido dos a?os oscuros para reflexionar y ordenar. Al final todo encaja¡±. Esta era la retah¨ªla imparable que Ferr¨¢n Adri¨¤ repet¨ªa con la mirada perdida el pasado martes en su asiento del tren Acela que une Boston y Nueva York, mientras una ventisca de nieve se estrellaba sobre su imagen reflejada en la ventanilla del desvencijado vag¨®n de Amtrak.
Han sido dos a?os oscuros para reflexionar. Al final todo encaja¡±
A su lado, su mujer, Isabel P¨¦rez, compa?era, int¨¦rprete y c¨®mplice. Ante ¨¦l, en la mesita plegable, un surtido de comida basura de emergencia en las ant¨ªpodas gastron¨®micas del imaginario del chef que revolucion¨® desde los 90 la alta cocina planetaria; que dio un golpe de mano visionario y arriesgado, aglutin¨® en torno suyo a varias generaciones de cocineros y redact¨® una declaraci¨®n de independencia, libertad y b¨²squeda de la felicidad en torno al planeta de los fogones como nunca antes ninguno de sus pares hab¨ªa hecho. Todo materializado en elBulli, un restaurante perdido en una bell¨ªsima cala al norte de Girona que fue proclamado durante cinco a?os el mejor del mundo. Y se convirti¨® en un icono. ¡°elBulli no muri¨®¡±, contin¨²a Adri¨¤. ¡°elBulli no se acab¨®; no est¨¢bamos arruinados y sin ideas; no envenen¨¢bamos a la gente; no me hab¨ªa peleado con mi socio. No me convert¨ª en un celebrity ocioso cobrando 80.000 euros por conferencia. Simplemente mir¨¢bamos m¨¢s lejos. Nos est¨¢bamos adelantando. Quer¨ªamos seguir creando al nivel que hab¨ªamos hecho siempre; sin repetirnos; audit¨¢ndonos sin piedad; no quer¨ªamos dejarnos llevar por el tedio y la presi¨®n de una funci¨®n diaria en el restaurante. Quer¨ªamos ofrecer algo m¨¢s. Y un restaurante ya no era el veh¨ªculo. En 2009, cuando tom¨¦ la decisi¨®n de que nos tom¨¢ramos dos a?os a partir de 2011 para reflexionar, elBulli se estaba convirtiendo en un monstruo que amenazaba con devorarnos. Nuestro ant¨ªdoto ha sido idear una herramienta para la educaci¨®n y la creatividad que no se limita al mundo de la cocina, que resulte ¨²til para otras disciplinas. Sin miedo. Hemos creado una gran red en la que est¨¢n desde la Universidad de Barcelona, que coordinar¨¢ y consensuar¨¢ la bullipedia (el inmenso banco de datos que est¨¢ realizando el m¨ªnimo equipo surgido de las cocinas de elBulli y que trata de ordenar y clasificar todo el conocimiento de la gastronom¨ªa occidental) con la comunidad cient¨ªfica, y las m¨¢s grandes escuelas de negocios y de hosteler¨ªa; ah¨ª tambi¨¦n est¨¢ el apoyo tecnol¨®gico de Telef¨®nica, la universidad de Harvard y el Instituto Tecnol¨®gico de Massachussets (en ese innovador centro acad¨¦mico, esa misma ma?ana del pasado martes, Adri¨¤ se hab¨ªa sometido a una ducha fr¨ªa de tormenta de ideas en la que intervinieron una docena de sabios interdisciplinarios, entre ellos, el vicepresidente del MIT, Israel Ruiz, y los arquitectos Ant¨®n Garc¨ªa-Abril y Enric Ruiz-Geli, sobre el futuro conceptual de su fundaci¨®n).
¡°elBulli se ha transformado; nunca m¨¢s ser¨¢ aquel restaurante que recib¨ªa dos millones de peticiones de reservas de las que s¨®lo pod¨ªamos atender 6.000; pero su esp¨ªritu est¨¢ m¨¢s vivo y es m¨¢s generoso que nunca a trav¨¦s de elBullifoundation, a la que hemos dotado para empezar con 20 millones de euros de nuestro bolsillo y tendr¨¢ su sede (elBulli1846) junto al antiguo restaurante, que hoy va a ser un campo de pruebas dentro de un campus de casi 6.000 metros cuadrados que en un par de a?os ser¨¢ un centro interdisciplinar y sin reglas, expositivo y creativo. Un antimuseo¡±.
El convoy 2175 en el que viajaba Adri¨¤ fue el ¨²ltimo que sali¨® de Boston la noche del pasado martes con destino a la ciudad de los rascacielos. Despu¨¦s se cerraron las v¨ªas a causa de la tormenta de nieve que se abati¨® sobre el nordeste de Estados Unidos con temperaturas de -20 grados. El destino era Nueva York, Manhattan, el SoHo, la ciudad donde el chef-agitador-gur¨² inaugur¨® el viernes, tres d¨ªas despu¨¦s de ese accidentado viaje de cinco horas siberianas, la muestra titulada Notas de Creatividad en el Drawing Center, un peque?o y muy exclusivo museo solo apto para iniciados emplazado en un edificio industrial del siglo XIX, dedicado al dibujo en di¨¢logo directo con otras disciplinas (desde la arquitectura a la ciencia), en el que se ha expuesto obra in¨¦dita de V¨ªctor Hugo, Louis Kahn o Emily Dickinson y tambi¨¦n de Richard Serra, Louise Bourgeois o Sean Scully.
En ARCO mostrar¨¢ pinturas, bocetos y su gran hoja de ruta de la gastronom¨ªa
La premi¨¨re del viernes por la tarde en el Drawing Center de Nueva York, donde se podr¨¢ presenciar a lo largo de un mes el resultado est¨¦tico-filos¨®fico salido de la imaginaci¨®n de Adri¨¤, de su intuici¨®n y su l¨¢piz (siempre situado estrat¨¦gicamente sobre su oreja derecha), en forma de centenares de febriles bosquejos, diagramas, apuntes y dibujos de su pu?o y letra a trav¨¦s de los cuales ha ido desentra?ando el genoma del proceso gastron¨®mico, ocultaba una noticia a¨²n m¨¢s rompedora: Ferr¨¢n Adri¨¤ ser¨¢ el artista invitado en el estand de EL PA?S en la pr¨®xima feria internacional de arte contempor¨¢neo ARCO, que se celebrar¨¢ en Madrid a partir del pr¨®ximo 19 de febrero. Un espacio por el que desde 1992 han pasado los genios m¨¢s consagrados del arte espa?ol, como Barcel¨®, Tapies, Chillida, Palazuelo o Eduardo Arroyo, y que tras el cambio del milenio adopt¨® un tono m¨¢s provocador, dando cabida a otras miradas a trav¨¦s de la obra de Alberto Garc¨ªa Alix, Los Carpinteros, Max o el colectivo Posgrafitti. En el caso de Adri¨¤, la muestra de ARCO reunir¨¢ 200 documentos y dibujos in¨¦ditos realizados en los ¨²ltimos dos a?os por el cocinero, que materializan en garabatos, casi criptogramas, su obsesi¨®n por dotarse de una particular piedra roseta, de una peculiar tabla peri¨®dica, de una taxonom¨ªa como la que Linneo ide¨® para clasificar a los seres vivos, para descifrar el jerogl¨ªfico f¨ªsico e intelectual de la cocina desde la noche de los tiempos. Y, desde ah¨ª, ser capaz de transmitirlo.
Adri¨¤ se someti¨® a una tormenta de ideas con una docena de sabios en el MIT
El material de Ferran Adri¨¤ que se podr¨¢ contemplar en el estand que tendr¨¢ EL PA?S en ARCO se bifurca en dos conjuntos de obras: por un lado, los ensayos previos dibujados durante muchas madrugadas en su peque?o apartamento barcelon¨¦s, en salas de espera de aeropuerto y mediod¨ªas sin m¨¢s gastronom¨ªa que la fruta, en servilletas y bolsas de papel para el mareo, hasta desentra?ar el Decoding del Proceso Gastron¨®mico: una hoja de ruta, el mapa del tesoro a trav¨¦s del que se ha introducido en las m¨ªnimas part¨ªculas de cada actor, producto, t¨¦cnica, elaboraci¨®n, espacio y herramienta que intervienen en el universo de la cocina. Una gastronom¨ªa que hacemos todos. Esa es la pieza clave del elBulli 2.0. Tras un a?o y medio fren¨¦tico, ese decoding se materializa en un complej¨ªsimo y magn¨¦tico diagrama, elaborado por Bestiario (una compa?¨ªa que cabalga entre el arte y los algoritmos y convierte grandes masas de datos dispersos en informaci¨®n clara, eficaz y de una gran belleza visual), que ser¨¢ una gu¨ªa de alcance infinito para entender la cocina.
El segundo bloque de la muestra de ARCO est¨¢ formado por sesenta pinturas originales del cocinero, de peque?o formato, pintados con los dedos al ¨®leo, que recuerdan en su rusticidad y rotundidad a Basquiat, e imaginan la evoluci¨®n de la humanidad unida a la evoluci¨®n de la cocina. ¡°Cuando me plante¨¦ entender qu¨¦ era cocinar tuve que sumergirme en los or¨ªgenes de la raza humana. En su evoluci¨®n. ?Cu¨¢ndo empez¨® la cocina? ?C¨®mo empez¨®? Me entrevist¨¦ con los sabios de Atapuerca, Con Carbonell y Arsuaga, con paleont¨®logos y arque¨®logos. Y despu¨¦s discurr¨ª c¨®mo pudo ser el primer uso del fuego, las grandes migraciones, el neol¨ªtico, el nacimiento de las civilizaciones. No hab¨ªa fuentes visuales as¨ª que, para reflexionar, ide¨¦ mis propias composiciones hist¨®ricas. Sin m¨¢s pretensi¨®n que la de entender mejor el mundo. Todo ese trabajo se podr¨¢ ver en ARCO¡±.
Adri¨¤ no es un artista. Tampoco un intelectual. Como m¨¢ximo, un agitador, un provocador, una esponja. Un bohemio que nunca pis¨® una universidad hasta que fue investido doctor honoris causa por cuatro de ellas. Hoy es lo m¨¢s parecido que tenemos a un gur¨² global. Alguien que sabe, sobre todo, qu¨¦ es la creaci¨®n. Su vida ha sido una carrera de fondo para aprender y expresar todo lo que lleva dentro. Lo consigui¨® durante tres d¨¦cadas a trav¨¦s del lenguaje que le ofrec¨ªa la cocina. Hay mucho m¨¢s detr¨¢s.
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