Muere Pete Seeger, insobornable conciencia ¡®folk¡¯ de Estados Unidos
El cantante estadounidense, icono de la m¨²sica norteamericana, muere a los 94 a?os
En el pr¨®logo de su libro La otra historia de los Estados Unidos, recordaba el historiador estadounidense Howard Zinn, en el momento de referirse al relato humano de su propio pa¨ªs, las palabras de Albert Camus en las que afirmaba que en un mundo de conflictos, de verdugos y v¨ªctimas, la funci¨®n del hombre pensante debe ser no estar nunca en el lado de los verdugos. Extrapoladas estas palabras al mundo de la m¨²sica, Pete Seeger, fallecido ayer a los 94 a?os en la localidad de Beacon, en el Estado de Nueva York, fue la gran conciencia de Estados Unidos a trav¨¦s de centenares de canciones, que documentaban las injusticias, las luchas y los sue?os de la sociedad civil norteamericana en el siglo XX.
Hijo de un music¨®logo y una violinista, Seeger naci¨® en Patterson, en Nueva York. Aprendi¨® los rudimentos del ukelele a trav¨¦s de clases privadas en el colegio pero su verdadero inter¨¦s por la m¨²sica le vino despu¨¦s de que sus padres se separaran. Su padre y su madrasta, la compositora Ruth Crawford, coleccionaban y tocaban en casa viejas canciones folk, recopiladas por John y Alan Lomax, los grandes arque¨®logos de la m¨²sica tradicional norteamericana. Un joven Seeger se empap¨® de todo ese ambiente al tiempo que se aficionaba a instrumentos de corte rural como el banjo, que m¨¢s tarde se convertir¨ªa en su se?a de identidad sonora.
Antes de dedicarse de lleno a la m¨²sica, Seeger quiso ser periodista y estudi¨® en Harvard, donde pronto dio rienda suelta a su activismo pol¨ªtico y fund¨® un peri¨®dico de corte comunista. Pero dej¨® los estudios a los dos a?os para viajar a Nueva York y conocer, de la mano de Alan Lomax, al fiero cantante de blues Leadbelly. Fue su pasaporte definitivo al mundo de la canci¨®n. El propio Lomax dijo que el folk moderno naci¨® el 3 de marzo de 1940. Fue el d¨ªa en que Seeger conoci¨® a Woody Guthrie en un concierto ben¨¦fico por los trabajadores inmigrantes. Ambos pusieron en com¨²n su necesidad de transformar la realidad social a trav¨¦s del folk, al que a?adieron nuevas texturas y una vena muy combativa en el grupo Almanac Singers.
El grupo, abierto a varios m¨²sicos, ten¨ªa su epicentro en Greenwich Village y tocaba canciones pacifistas. Sus integrantes formaban parte del ala de la izquierda liberal, combativa y minoritaria estadounidense que en un principio se opuso a la entrada de Washington en la Segunda Guerra Mundial, m¨¢s cuando Stalin pact¨® con Hitler en 1939. La participaci¨®n en la guerra significaba ir contra la Rusia comunista. Sin embargo, los Almanac, influenciados por Guthrie, terminaron apoyando la lucha contra el nazismo para dar sentido a sus ideales de transformaci¨®n global. Pero, despu¨¦s del ataque japon¨¦s de Pearl Habor en 1941, el FBI intensific¨® sus persecuciones comunistas y la sociedad recel¨® del discurso de los cantantes. Los Almanac Singers dejaron de actuar.
Junto con Lee Hays, exmiembro como ¨¦l de los Almanac Singers, form¨® The Weavers, que cont¨® tambi¨¦n con Ronnie Gilbert y Fred Hellerman. Bajo el techo de Decca Records, profesionalizaron su situaci¨®n y dejaron entrar arreglos orquestales que les permiti¨® alcanzar mayores audiencias con su folk coral. En los primeros cincuenta, se convirtieron en estrellas nacionales. Canciones como Kisses Sweeter Than Wine o So Long (It¡¯s Been Good to Know Yuh) fueron algunos de sus ¨¦xitos, aunque otras composiciones como If I Had a Hammer o Goodnight Irene gozaron de mayor acogida entre la comunidad folk. Sin embargo, Seeger dej¨® el grupo despu¨¦s de que grabasen un anuncio para la marca de cigarros Lucky Strike.
Tanto con los Almanac Singers como con los Weavers, Seeger desarroll¨® su capacidad para crear un cancionero vivo, cosido a los retazos de la tradici¨®n y al impresionante coral de sonidos populares de su pa¨ªs. Acompa?ado simplemente con su guitarra o su banjo, se dedic¨® a frecuentar cafeter¨ªas, universidades, campus de verano o iglesias. No tard¨® en convertirse en una de las voces m¨¢s autorizadas de la escena bohemia y activista del Greenwich Village de Manhattan, que trajo el renacimiento del folk, alumbrando a dos de sus grandes profetas en los sesenta, Bob Dylan y Joan Baez.
Fue perseguido por las autoridades norteamericanas por sus ideas pol¨ªticas y su antigua pertenencia al Partido Comunista, en el que ingres¨® en 1942. El m¨²sico hab¨ªa sido director de la organizaci¨®n People¡¯s Songs, que ten¨ªa el objetivo de difundir m¨²sica popular y canciones a favor de la solidaridad obrera. Con la excusa de formar parte de esta organizaci¨®n, tuvo que pasar por los interrogatorios del comit¨¦ del Senado que presidi¨® el senador republicano McCarthy, de marcado car¨¢cter conservador, durante la famosa caza de brujas para detener a sospechosos de ser agentes sovi¨¦ticos a mediados de los cincuenta. Seeger se neg¨® a declarar, acogi¨¦ndose a la primera enmienda de la Constituci¨®n. Fue sentenciado a un a?o de prisi¨®n en 1961 pero una corte desestim¨® la acusaci¨®n. Las organizaciones civiles y la comunidad folk m¨¢s comprometida vieron en ¨¦l a una especie de h¨¦roe.
Durante los sesenta, se involucr¨® en la lucha por los derechos civiles de los negros apoyando a los activistas. De hecho, uno de los himnos del movimiento, liderado por Martin Luther King Jr., fue una de sus canciones We shall overcome, que realmente era una variaci¨®n que hizo de un viejo canto espiritual del g¨®spel. Y, antes de que la Guerra de Vietnam se convirtiese en un asunto nacional, en parte porque no paraban de llegar ata¨²des con j¨®venes soldados ca¨ªdos en suelo vietnamita y estos no quer¨ªan ser reclutados, Seeger se opuso con vehemencia a la intervenci¨®n militar estadounidense. Dedic¨® una feroz canci¨®n al presidente Lyndon Johnson a mediados de los sesenta por su agresiva pol¨ªtica exterior, llegando a ser censurado en televisi¨®n.
Amante de las esencias del folk, reacio a la modernizaci¨®n del g¨¦nero, lo que le llev¨® a tener una audiencia cada vez m¨¢s reducida, el nombre de Seeger tambi¨¦n est¨¢ asociado a una de las leyendas m¨¢s conocidas de la m¨²sica norteamericana, aquella en la que se cuenta que intent¨® con un hacha cortar los cables de la guitarra el¨¦ctrica que Bob Dylan utiliz¨® durante su actuaci¨®n en el c¨¦lebre festival de Newport de 1965, cuando el bardo de Minnessotta empez¨® su revoluci¨®n sonora que le llevar¨ªa a convertirse en una estrella pop a la altura de The Beatles. Varios testigos de aquel concierto han desmentido con los a?os tal suceso, aunque nadie ha dudado nunca del aguerrido c¨¢racter de Seeger, quien a veces ten¨ªa demasiadas malas pulgas.
Sin dejar nunca de componer y recuperar composiciones tradicionales, cant¨® para el movimiento obrero, apoy¨® la lucha por el medio ambiente y clam¨® contra las campa?as belicistas. Destin¨® los beneficios que le reportaba la canci¨®n We shall overcome a organizaciones que apoyaban a los afroamericanos m¨¢s desfavorecidos en el sur. Nunca separ¨® su ideario pol¨ªtico de su m¨²sica, llegando a dedicar un disco a las Brigadas Internacionales en la Guerra Civil Espa?ola. Junto con Bruce Springsteen, quien le rindi¨® tributo en su disco We shall overcome: The Seeger Sessions, actu¨® en 2009 en el Memorial de Lincoln en el concierto inaugural de la presidencia de Barack Obama.
Antes, en 1994, Bill Clinton le hab¨ªa concedido la prestigiosa Medalla Nacional de las Artes por su contribuci¨®n a la cultura norteamericana. Por su 90 cumplea?os, se celebr¨® un concierto homenaje en el Madison Square Garden en el que propio Springsteen le present¨® como "un archivo vivo de la m¨²sica americana y de su conciencia, un testamento del poder de la canci¨®n y la cultura¡±. All¨ª se dieron cita Emmylou Harris, Joan Baez, Roger McGuinn de The Byrds o John Mellencamp.
A decir verdad, resulta muy dif¨ªcil encontrar en el panorama musical de hoy en d¨ªa gente de la pasta de Pete Seeger. M¨²sicos que en s¨ª mismos son savia de Norteam¨¦rica por su discurso popular, su obra a pie de calle, su influencia en varias generaciones y su compromiso con su arte y su entorno. En definitiva, resulta muy dif¨ªcil, en este mundo de consumo instant¨¢neo, en el que pocas cosas parecen perdurar, captar el tama?o y el corte de la figura de Seeger, el m¨²sico que dec¨ªa de su humilde guitarra: "Este instrumento atrapa el odio y le obliga a doblegarse". Era su espada, blandi¨¦ndose siempre contra los verdugos.
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