Carta en la que Dylan Farrow desvela los abusos sexuales de su padre, Woody Allen
La hija adoptiva del cineasta relata que el acoso se inici¨® cuando ten¨ªa siete a?os
La carta de Dylan Farrow, publicada el s¨¢bado en el diario The New York Times, dentro del blog del periodista Nicholas Kristof, desvela el sufrimiento que ha padecido por haber sido v¨ªctima de abusos sexuales por parte de su padre, el cineasta Woody Allen. La joven hace un relato detallado del acoso al que que fue sometida cuando ten¨ªa siete a?os. No hay morbo en sus palabras. Desvela sus miedos y confesiones a su madre, Mia Farrow.
La siguiente es la carta completa:
"?Qu¨¦ pel¨ªcula de Woody Allen es su favorita? Antes de responder, les contar¨¦ algo que deben saber: cuando yo ten¨ªa siete a?os, Woody Allen me cogi¨® de la mano y me llev¨® a un ¨¢tico sombr¨ªo, casi un armario, que hab¨ªa en la segunda planta de nuestra casa. Me dijo que me tumbara boca abajo y jugara con el tren el¨¦ctrico de mi hermano. Y entonces me agredi¨® sexualmente. No dej¨® de hablar mientras tanto, de susurrar que era una buena ni?a y que aquello era un secreto entre los dos, de prometer que ¨ªbamos a ir a Par¨ªs y yo iba a ser una estrella en sus pel¨ªculas. Recuerdo mirar fijamente el tren, no perderlo de vista mientras daba vueltas por el ¨¢tico. Todav¨ªa hoy, me resulta dif¨ªcil contemplar trenes de juguete.
Desde que tengo memoria, mi padre siempre me hab¨ªa hecho cosas que no me gustaban. No me gustaba con cu¨¢nta frecuencia me apartaba de mi madre, mis hermanos y mis amigos para estar los dos a solas. No me gustaba que me metiera su dedo pulgar en la boca. No me gustaba tener que meterme en la cama con ¨¦l, bajo las s¨¢banas, cuando ¨¦l estaba en calzoncillos. No me gustaba cuando colocaba la cabeza en mi regazo desnudo y respiraba hondo. Me escond¨ªa bajo las camas o me encerraba en el cuarto de ba?o para evitar esas situaciones, pero ¨¦l siempre me encontraba. Ocurr¨ªa tantas veces, como si tal cosa, ocult¨¢ndoselo con tanta habilidad a una madre que me habr¨ªa protegido si se hubiera enterado, que yo cre¨ªa que era lo normal. Cre¨ªa que as¨ª era como los padres mimaban a sus hijas. Sin embargo, lo que me hizo en el ¨¢tico me pareci¨® distinto. Ya no pude seguir guardando el secreto.
Cuando le pregunt¨¦ a mi madre si su padre le hab¨ªa hecho a ella lo que me hac¨ªa Woody Allen a m¨ª, no ten¨ªa sinceramente ni idea de cu¨¢l iba a ser la respuesta. Ni tampoco sab¨ªa la tormenta que iba a desencadenar. No sab¨ªa que mi padre iba a a utilizar su relaci¨®n sexual con mi hermana para encubrir los abusos a los que me ten¨ªa sometida. No sab¨ªa que iba a acusar a mi madre de meterme la idea en la cabeza ni que iba a llamarla mentirosa por defenderme. No sab¨ªa que me iban a pedir que contara mi historia una y otra vez, a un m¨¦dico detr¨¢s de otro, para presionarme y comprobar si reconoc¨ªa que estaba mintiendo, dentro de una batalla legal que yo no pod¨ªa entender de ninguna manera. En un momento dado, mi madre se sent¨® conmigo para decirme que que no me pasar¨ªa nada si estaba mintiendo, que pod¨ªa retractarme de todo lo que hab¨ªa dicho. Pero no pod¨ªa hacerlo, porque era todo verdad. Sin embargo, a una persona poderosa le es muy f¨¢cil entorpecer una acusaci¨®n de abusos sexuales. Enseguida aparecieron expertos que impugnaron mi credibilidad. M¨¦dicos dispuestos a usar sus armas psicol¨®gicas contra una ni?a que hab¨ªa sufrido esos abusos.
Despu¨¦s de una vista para decidir la custodia en la que a mi padre se le neg¨® el derecho de visita, mi madre decidi¨® no presentar una demanda penal, pese a que el Estado de Connecticut hab¨ªa llegado a la conclusi¨®n de que hab¨ªa ¡°causa probable¡±. Lo hizo, en palabras del fiscal, por la fragilidad de ¡°la ni?a v¨ªctima¡±. Woody Allen no fue nunca condenado por ning¨²n delito. El hecho de que hubiera salido indemne me atorment¨® durante mi infancia y adolescencia. Me sent¨ªa terriblemente culpable de pudiera seguir relacion¨¢ndose con otras ni?as. Me aterrorizaba que me tocaran otros hombres. Adquir¨ª un trastorno alimentario. Empec¨¦ a cortarme con cuchillas. Y la tortura se agrav¨® a¨²n m¨¢s por culpa de Hollywood. Todo el mundo, salvo unos pocos (que son mis h¨¦roes), hizo la vista gorda. A la mayor¨ªa de ellos les resultaba m¨¢s f¨¢cil aceptar la ambig¨¹edad, decir ¡°qui¨¦n sabe qu¨¦ sucedi¨®¡±, fingir que no hab¨ªa pasado nada. Los actores le elogiaban en las ceremonias de premios. Las cadenas de televisi¨®n le llevaban a sus programas. Los cr¨ªticos hablaban de ¨¦l en las revistas. Cada vez que ve¨ªa el rostro de quien hab¨ªa abusado de m¨ª --en un cartel, una camiseta, un televisor--, no pod¨ªa m¨¢s que disimular mi p¨¢nico hasta que encontraba un rinc¨®n en que estar a solas para desmoronarme.
Hace unos d¨ªas, Woody Allen recibi¨® una nueva nominaci¨®n a un Oscar. Y esta vez, decid¨ª no desmoronarme. Durante mucho tiempo, la aceptaci¨®n de la que ha disfrutado me ha mantenido en silencio. Me parec¨ªa un reproche personal, como si los premios y los aplausos fueran una manera de decirme que me callara y me fuera. Pero varios supervivientes de abusos sexuales que se han puesto en contacto conmigo, para mostrarme su apoyo y compartir sus temores a dar la cara, a que les llamaran mentirosos, a que les dijeran que sus recuerdos no eran reales, me han dado un motivo para romper el silencio, aunque solo sea para que otros sepan que no tienen que permanecer callados.
Hoy me considero afortunada. Estoy felizmente casada. Cuento con el respaldo de mis maravillosos hermanos y hermanas. Tengo una madre que supo encontrar en su interior la fortaleza necesaria para salvarnos del caos que hab¨ªa introducido un depredador en nuestro hogar.
Sin embargo, sigue habiendo otras personas asustadas, vulnerables, que se esfuerzan para encontrar el valor que les permita decir la verdad. Y el mensaje que les transmite Hollywood es importante.
?Y si hubiera sido tu hija, Cate Blanchett? ?Louis CK? ?Alec Baldwin? ?Y si hubieras sido t¨², Emma Stone? ?O t¨², Scarlett Johansson? Diane Keaton, t¨² me conociste cuando era ni?a. ?Te has olvidado de m¨ª?
Woody Allen es una prueba viviente de que nuestra sociedad no se porta bien con los supervivientes de abusos y agresiones sexuales.
Por eso, imag¨ªnense a su hija de siete a?os, imag¨ªnense que Woody Allen se la lleva al ¨¢tico. Imag¨ªnense que, durante el resto de su vida, a esa ni?a le dan n¨¢useas cada vez que oye el nombre de ¨¦l. Imag¨ªnense un mundo que aplaude a su atormentador.
?Se lo imaginan? Y ahora, ?qu¨¦ pel¨ªcula de Woody Allen es su favorita?"
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