Intimidad y cosmos en blanco y negro
Silvia Grav exhibe un surrealismo que juega en blanco y negro en fotograf¨ªa, videoclip, portadas de libros y performance
El oc¨¦ano en un vaso de agua. Una mujer desnuda que abraza una nebulosa a medio formar. El Holocausto como un pu?o que se cierra sobre las s¨¢banas y una bomba que estalla sobre un erial. El universo de Silvia Grav (1993, Vizcaya) se compone de una trinidad constante: blanco y negro, surrealismo y el autorretrato. Pero la forma de plasmarlo salta de medio: videoclip, performance y, sobre todo, fotograf¨ªa, desde que cogi¨® su primera c¨¢mara digital a los 14 a?os. Un encuentro que resume en una palabra: "Flipante".?
Videoclip para la banda de rock de Los ?ngeles Kiven.
El cosmos, el autorretrato surrealista y el blanco negro son los tres ejes en los que orbita su obra. Su obsesi¨®n por contraponer luz y sombra le viene de una casualidad en Internet. "Era la t¨ªpica imagen de perfil de alguien, creo que Delacroix, y me la encontr¨¦ en wikipedia. Ten¨ªa algo que me hizo mirarla durante 10 minutos. Y eso para m¨ª es de r¨¦cord, porque apenas le dedico un par de segundos a mirar una fotograf¨ªa, me agobio en seguida con cualquier cosa". Lo on¨ªrico y Silvia Grav, su cuerpo y su rostro son constantes en pr¨¢cticamente todas sus composiciones, porque las entiende como parte de su vida. "Sin darme cuenta, mis fotos representan como estoy en ese momento, o como me gustar¨ªa estar. Recuerdo mi vida por fotos, b¨¢sicamente". Y lo del universo y las estrellas le viene por parte de padre, un enamorado de la astronom¨ªa que le meti¨® el germen desde peque?a. "Es una de las pocas cosas, casi lo ¨²nico, que comparto con mi padre. Nos podemos pasar horas hablando de ello. M¨¢s bien habla ¨¦l, que es un friki incre¨ªble de eso. Yo escucho y pregunto de vez en cuando".
Esta fot¨®grafa es un ejemplo perfecto de c¨®mo en tiempos de crisis hay que buscarse las habas fuera de Espa?a. La mayor¨ªa de sus encargos vienen de fuera, como sus portadas para la banda de rock de Los ?ngeles Kiven para la que tambi¨¦n ha dirigido un breve videoclip, la californiana The New Division o el DJ de Manchester Illum Sphere y museos tan prestigiosos como la Galer¨ªa Saatchi de Londres elogian su trabajo. En Espa?a de momento ha probado suerte con una portada para la editorial Nevsky, una performance en el Reina Sof¨ªa y en marzo expuso en solitario por primera vez en la galer¨ªa Espacio L¨ªquido de Gij¨®n. Pero Grav tiene claro que el enfoque de un artista tiene que ser internacional. "Antes de que me conocieran, cobraba 50 euros por 10 fotos. El primer encargo que recib¨ª de fuera fue de 600 por tres. Aqu¨ª apenas te pagan y adem¨¢s los encargos m¨¢s baratos suelen ser los que m¨¢s lata dan".
Para que desde fuera le pudieran dar la lata, Silvia Grav tuvo un ¨¢ngel de la guarda: Internet. Con 19 a?os, decepcionada con su experiencia estudiando Bellas Artes en Madrid, Grav se tuvo que volver a M¨¢laga, a casa de sus padres, sin un futuro claro en perspectiva. Entonces vino el post salvador: Dreamy Black and White Photo Manipulations by Silvia Grav (Manipulaciones on¨ªricas en blanco y negro de Silvia Grav) en la web This is Colossal, portal de arte contempor¨¢neo con casi 400.000 seguidores en Facebook. "Todo fue en medio mes. Me sacaron en un mont¨®n de webs de todo el mundo. Sobre todo en China, no s¨¦ muy bien por qu¨¦. Me ech¨¦ a dormir y al despertar ten¨ªa m¨¢s de 300 peticiones de amistades en Facebook de gente de China y Taiw¨¢n".
Pasar del anonimato al acoso digital, a los continuos piropos a su arte, tuvo su precio. "Me dieron ganas de dejarlo todo. Me conectaba a Internet y me petaban los mensajes. Intentaba hablar con una persona y cada 10 minutos me hablaba a otra. Me desbord¨®". La experiencia fue tan intensa que afect¨® al ego del artista, infl¨¢ndolo como un globo, una experiencia que quiere plasmar en una futura obra de la que a¨²n no quiere dar detalles. "Me di cuenta de que me estaba convirtiendo en una persona que si me presentaran me caer¨ªa mal. El ego se me estaba inflando a cada halago. Y quiero contar esa historia. Aunque tengo mi propia t¨¦cnica para luchar contra ¨¦l: cada vez que alguien me dice algo bonito, me imagino como una c¨¢mara que me rueda desde arriba y se aleja de m¨ª hasta que soy solo un puntito en el universo".
Babelia
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