La vanguardia vive en Internet
El escritor Kenneth Goldsmith es poeta Laureado del MoMA y fue invitado a la Documenta de Kassel El neoyorquino es el creador de la plataforma UbuWeb y ahora publica en Espa?a su libro 'Inquieto'
El nombre del archivo digital por el que es conocido el poeta y te¨®rico de la escritura ¡°no creativa¡± Kenneth Goldsmith (Freeport, Nueva York, 1961), UbuWeb, refleja perfectamente la intenci¨®n de su creador: albergar en un espacio digital ¨²nico todo el legado de la vanguardia cl¨¢sica. Goldsmith acoge su proyecto bajo la advocaci¨®n de Ub¨², personaje estrafalario e iconoclasta creado por el escritor simbolista franc¨¦s Alfred Jarry (1873-1907), inventor de la pataf¨ªsica.
¡°Comenc¨¦ UbuWeb en 1996 y desde entonces ha ido creciendo hasta convertirse en el archivo de arte de vanguardia con mayor n¨²mero de contenidos de la Red. En UbuWeb se encuentra almacenado el trabajo de decenas de miles de creadores; navegando por ¨¦l es posible encontrar cientos de miles de objetos art¨ªsticos, incontables terabytes de materiales medi¨¢ticos, millares de pel¨ªculas, enormes cantidades de MP3, toda clase de m¨²sica de vanguardia, infinitas cantidades de poes¨ªa sonora, as¨ª como innumerables conferencias, entrevistas, debates¡¡±.
Por lo que se refiere a la voluntad de conectar con las ra¨ªces hist¨®ricas de la vanguardia cl¨¢sica, Goldsmith precisa: ¡°El advenimiento de la era digital ha propiciado que muchas de las ideas de la vanguardia hist¨®rica hayan podido concretarse y hacerse realidad. Es como si todos esos nombres estuvieran esperando la llegada de la era digital, como si despu¨¦s de haber estado relegados durante mucho tiempo, de repente hubieran adquirido la relevancia que siempre hubieran debido tener¡±. Los nombres a los que se refiere Goldsmith son demasiados como para pedirle que los enumere, pero accede a mencionar los que constituyen la base central de sus ideas: ¡°John Cage me ha ayudado a entender muchas cosas en momentos clave de mi trayectoria. La figura de Walter Benjamin no hace m¨¢s que agigantarse con el paso del tiempo. En estos momentos estoy llevando a cabo una adaptaci¨®n de su Proyecto de los Pasajes a nuestro tiempo, trasladando el modelo al Nueva York del siglo XX. Tambi¨¦n son importantes para m¨ª las ideas de Sol LeWitt y Andy Warhol. En cuanto a este ¨²ltimo, su figura es fundamental. Warhol predijo la situaci¨®n que estamos viviendo hoy. El mundo es cada vez m¨¢s warholiano¡±.
La nueva escritura consiste en no escribir, la nueva lectura, consiste en no leer. Nuestra relaci¨®n con el lenguaje ha cambiado¡±
Kenneth Goldsmith inici¨® su andadura en la prestigiosa Escuela de Dise?o de Rhode Island, donde se form¨® como escultor. El encuentro con los grandes autores de la vanguardia y de manera especial con la poes¨ªa conceptual, le hizo encaminar sus pasos hacia el ¨¢mbito de la literatura, pero aunque se siente c¨®modo present¨¢ndose como poeta, nunca ha estado demasiado alejado del mundo del arte. En 2012, asombrados por la envergadura del trabajo que hab¨ªa realizado en UbuWeb, los organizadores de la Documenta de Kassel le invitaron a presentar su archivo digital como si se tratara de un producto art¨ªstico. ¡°Nunca se me hab¨ªa ocurrido pensar en UbuWeb como obra de arte. Por UbuWeb siempre han mostrado mucho inter¨¦s los escritores, los hackers, los m¨²sicos, los poetas, los cineastas, pero no los representantes del mundo del arte. Fue una experiencia extra?a, que no tuvo consecuencias, porque lo que almacenamos no tiene valor comercial. Todo es gratis, libremente accesible e intercambiable. Responde a una concepci¨®n totalmente democr¨¢tica y no comercial de la cultura, y en el mundo del arte lo que no lleva aneja la posibilidad de un beneficio econ¨®mico alt¨ªsimo tiene muy poco inter¨¦s¡±.
Un a?o despu¨¦s, el mundo del arte volv¨ªa a mostrarse intrigado por el trabajo de Goldsmith, que fue nombrado Poeta Laureado del MoMA, cargo que antes no exist¨ªa. ¡°Invit¨¦ a m¨¢s de doscientos escritores a que leyeran delante de grandes obras pict¨®ricas. Se trataba de descontextualizar el espacio del museo, que perdiera su halo institucional para transformarse en lugar de interrelaci¨®n social. Los escritores eleg¨ªan obras expuestas en la colecci¨®n del MoMA. Despu¨¦s ten¨ªan que dar una respuesta textual, elegir un espacio y leerla¡±. Entre los participantes figuraron David Shields, Rick Moody, el cr¨ªtico musical Alex Ross o Vito Acconci. ¡°Le¨ªan delante de un cuadro de Pollock o Matisse, pongamos por caso, entrando en conversaci¨®n con grandes artistas del pasado¡±.
Estos y otros experimentos inciden sobre una idea que Goldsmith ha expresado en numerosas ocasiones: la convicci¨®n de que el mundo del arte va muy por delante del de la literatura. ¡°Eso ya lo se?al¨® Brion Gysin [artista y escritor brit¨¢nico, af¨ªn a las ideas de William Burroughs] en 1959. El expresionismo abstracto ya hab¨ªa echado a andar, y el arte pop estaba a punto de despegar, pero la escritura en general, y la poes¨ªa en particular, pese a ciertos hallazgos como los de Frank O¡¯Hara, iban muy por detr¨¢s. Mientras que en el ¨¢mbito de las artes pl¨¢sticas se produc¨ªan avances fascinantes, el mundo de la literatura segu¨ªa estancado. M¨¢s de medio siglo despu¨¦s la situaci¨®n sigue igual. El mundo del arte va muy por delante del de la escritura¡±.
?Qu¨¦ papel desempe?a en todo esto Internet?
¡°He ah¨ª la gran iron¨ªa. Internet es una maquinaria gigantesca que no hace m¨¢s que generar escritura. En el nivel m¨¢s profundo y elemental, todo cuanto hay en Internet se reduce a un c¨®digo alfanum¨¦rico que es la base material de todos los soportes que conocemos: fotos, canciones, v¨ªdeos, libros. Cuando alguien env¨ªa un archivo JPG y no se recibe bien aparece en la pantalla un c¨®digo binario alfanum¨¦rico. Si se piensa bien, el motor que propulsa Internet es la literatura, lo sepamos o no. La situaci¨®n que vivimos es muy parecida a cuando la fotograf¨ªa usurp¨® la funci¨®n de la pintura, de modo que para sobrevivir la pintura tuvo que adentrarse por nuevos caminos. El arte se hizo abstracto. No digo que la escritura vaya a volverse abstracta, pero s¨ª que la literatura como medio imita lo que hacen las computadoras y eso es sumamente interesante. Se da la posibilidad de cortar, copiar y pegar imitando los movimientos del lenguaje. Nunca se ha movido el lenguaje de la manera que lo estamos moviendo hoy¡±.
La trayectoria de Kenneth Goldsmith es absolutamente fiel a los principios que acaba de enunciar. Los conceptos de originalidad y creatividad desaparecen por completo, borrando toda traza de expresi¨®n personal: ¡°Jam¨¢s empleo el pronombre personal de primera persona, nunca expreso ninguna emoci¨®n subjetiva, intento ser mec¨¢nico. Me he convertido en un copista, no escribo textos originales, copio textos que ya existen¡±.
Goldsmith ha concretado un considerable n¨²mero de proyectos consistentes en trasladar grandes masas textuales. En Soliloquio (2001) transcribi¨® todas las palabras que hab¨ªa pronunciado a lo largo de una semana. D¨ªa (2003) reproduce en su totalidad la masa textual contenida en el New York Times del 1 de septiembre de 2000, anuncios incluidos. ¡°Ah¨ª es donde di el salto definitivo a la escritura no creativa. El resultado fue un libro de 900 p¨¢ginas, y si se piensa bien, es dif¨ªcil pensar en un volumen que contenga un n¨²mero mayor de posibilidades. No falta nada. En D¨ªa hay pasi¨®n, amor, guerra, odio, triunfos, fracasos, asesinatos, lujuria¡¡±. Despu¨¦s vino la Trilog¨ªa Americana, cuyos vol¨²menes, ¡®El tiempo¡¯ (2005), ¡®Tr¨¢fico¡¯ (2007) y ¡®Deportes¡¯ (2008), recogen la masa textual de algo ¡°que se transmite de manera incesante por la radio¡±. En el primer caso, Goldsmith transcribi¨® los partes meteorol¨®gicos correspondientes a un a?o, a raz¨®n de uno por d¨ªa. ¡®Tr¨¢fico¡¯ recoge los boletines retransmitidos cada 10 minutos por una conocida emisora de radio en un periodo de 24 horas. ¡°En ¡®Deportes¡±, concluye, ¡°llev¨¦ a cabo la transcripci¨®n de un partido sopor¨ªfero de b¨¦isbol entre los Yankees y los Red Socks, anuncios incluidos. El resultado fueron tres libros de unas 150 p¨¢ginas cada uno¡±.
La poes¨ªa es un espacio muerto del que hay que apoderarse, y el lugar donde hay m¨¢s posibilidades es la Red¡±
Cuando se le pregunta por los lectores de sus libros, Goldsmith responde categ¨®ricamente: ¡°Yo no tengo lectores. No se trata de eso. Mis libros son aburrid¨ªsimos y leerlos ser¨ªa una experiencia espantosa. No se trata de leer, sino de pensar en cosas acerca de las que jam¨¢s pensamos. La medida del ¨¦xito de un libro as¨ª es la cantidad de debate que genera. Y s¨ª que se han escrito rese?as, se comentan en los blogs, y se incluyen en los programas de cursos universitarios. No nos enga?emos¡±, puntualiza, ¡°en eso no hay diferencia con las grandes obras de la vanguardia. ?Qui¨¦n lee los Cantos de Pound o el Ulises de Joyce? Son libros de los que todo el mundo habla, pero que pr¨¢cticamente nadie lee. Cuando me di cuenta me pareci¨® una idea genial y me apropi¨¦ de ella. Y funciona perfectamente¡±.
?Qu¨¦ significa, en un contexto as¨ª, declararse poeta? ?Qu¨¦ clase de poeta es Kenneth Goldsmith? ¡°Soy un poeta contempor¨¢neo. La poes¨ªa hoy adopta formas que antes era imposible sospechar que pudieran llegar a existir. Hay poetas que inoculan palabras en las estructuras del ADN; poetas que hacen pel¨ªculas que funcionan como poemas; poetas que transcriben documentos legales. La poes¨ªa es un espacio muerto del que hay que apoderarse, y el lugar donde hay m¨¢s posibilidades es la Red. En realidad, siendo rigurosos, la misi¨®n del poeta hoy es no escribir poes¨ªa¡±.
La ¨²ltima afirmaci¨®n nos sit¨²a de lleno en la idea de que la escritura no debe ser creativa. ¡°La nueva escritura consiste en no escribir y la nueva lectura consiste en no leer. Aunque no hay que tomarlo literalmente, esencialmente ah¨ª se encierra una gran verdad. Nuestra relaci¨®n con el lenguaje ha cambiado y, como consecuencia de ello, ha cambiado nuestra relaci¨®n con la lectura y la escritura. Con el bombardeo de informaci¨®n a que estamos sometidos, nadie es capaz de mantener la atenci¨®n fija durante mucho tiempo. El d¨¦ficit de atenci¨®n es una nueva forma de vanguardia. En un contexto de hiperabundancia textual, carece por completo de sentido infligir nuevos textos al mundo. Lo que consider¨¢bamos que era nuestra propia producci¨®n es algo tan min¨²sculo e irrelevante en el oc¨¦ano de la textualidad digital que ?qu¨¦ nos podemos proponer? ?A?adir una gotita m¨¢s a ese oc¨¦ano o intentar sacar cubos gigantescos llenos de un material tan rico como el agua y verterlos en otro tipo de contenedores? En mi opini¨®n esa es la tarea a la que se enfrentan los j¨®venes escritores¡±.
Goldsmith expone muchas de estas ideas en la recopilaci¨®n de ensayos Escritura no creativa. Uno de ellos lleva por t¨ªtulo La venganza del texto. ?A qu¨¦ se refiere exactamente Goldsmith? ¡°Todos est¨¢bamos convencidos de que el mundo iba a convertirse en el imperio de lo visual, un lugar lleno de im¨¢genes. Pens¨¢bamos que estar¨ªamos rodeados de ellas. Es lo que profetiz¨® McLuhan, pero si miramos a nuestro alrededor lo ¨²nico que vemos es gente que no para de escribir, leer y textear, vivimos inmersos en el lenguaje de un modo que jam¨¢s nadie se hab¨ªa atrevido a so?ar¡±. En otro de los ensayos, La condici¨®n material del lenguaje,?Goldsmith examina lo que sucede hoy en el universo textual: ¡°Antes el lenguaje escrito estaba atrapado en la p¨¢gina impresa y no se pod¨ªa hacer nada con ¨¦l, pero con el lenguaje digital podemos hacer lo que nos d¨¦ la gana. Lo podemos recortar, arrojarlo al mundo como spam,enviarlo por correo electr¨®nico. Se puede intercalar una canci¨®n en un texto, manipularlo con Photoshop, imprimirlo en una camiseta. Antes no ten¨ªamos ninguna de estas posibilidades. Las palabras se han convertido hoy en un material pl¨¢stico. La poes¨ªa concreta, de la que todo el mundo se hab¨ªa olvidado, vuelve a cobrar importancia, y lo mismo ocurre con el movimiento situacionista¡±.
Otro de los ensayos somete a examen la idea de la apropiaci¨®n de textos ajenos. ¡°El collage?y el pastiche siempre hab¨ªan existido en literatura. Se pod¨ªa coger una frase o un verso y componer otra cosa, pero ahora con un par de golpes de teclado se puede copiar no ya un libro entero, sino las obras completas de Shakespeare, que de repente se convierten en propiedad tuya¡±.
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Inquieto.Kenneth Goldsmith. Pr¨®logo de Esteban Pujals. Ep¨ªlogo de Marjorie Perloff. Traducci¨®n de Carlos Bueno Vera. La U?a Rota. Segovia, 2014. 160 p¨¢ginas. 12 euros.
Babelia
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